XLI

854 94 4
                                    


Iván le contó a Nicolás lo que había pasado mientras él no estaba en la habitación. Le contó sobre el efecto que causó la comida sobre él, y también sobre la persona que vino a verlo, y cómo terminó atado a la bañera del Purgatorio.

Nicolás lo escuchó con atención, y cuando terminó de hablar, le contó a Iván lo poco que él había hablado con dicha persona.

-Solo habló conmigo cuando me trajo de vuelta aquí.

-¿Cómo lo hizo? ¿Te trajo en coche?

-Tenían un camión.

-¿Te fijaste en qué modelo era el camión?

-Me fijé en su matrícula. Me la sé de memoria. Puede que cuando salgamos de aquí nos sea de utilidad.

-Bien.

-El caso es que me vendó los ojos, y cuando me bajó de nuevo aquí, fue cuando habló conmigo.

-¿Te bajó? ¿Te refieres a que estamos en un sótano?

-Sí, bajamos por ascensor, y me quitó la venda al bajar. Es un sótano, y bastante amplio. Como si fuera un sótano de un edificio. Me recordó bastante al del hotel de mi familia –Nicolás hizo una pausa antes de seguir-. Solo me habló para contarme lo de Marcos. No tengo ni idea de quién es, pero sé que te odia. Y que quiere que te odie.

-¿Por qué crees que querrá que me odies?

Se encogió de hombros.

-Porque piensa que eso te hace daño.

Ninguno de los dos habló por un par de segundos.

-No me odias, ¿no?

Nicolás lo miró y sonrió, como si le hubiese sorprendido su pregunta.

-Solo a ratos –siguió mirándolo-. ¿Y a ti? ¿Te hace daño que te odie?

Iván le devolvió la sonrisa y contestó:

-Solo a ratos...

Después de un tiempo sin retirarle la vista, Nico bajó la mirada y volvió al tema principal.

-¿Quién crees que es? –De nuevo, estaba completamente serio.

-No lo sé –respondió.

-¿No tienes ni la menor idea? ¿A cuántas personas has jodido como para no saber quién es?

"Quieres saber quién soy, pues piensa a quién has podido llegar a joder tanto como para querer encerrarte. Oh, espera... ¿Son demasiadas las personas a las que jodiste como para saber quién soy?"

La voz de esa persona volvía a sonar en su cabeza, trayéndole recuerdos de todas esas personas a las que había hecho daño.

-No sé quién es. Y no sé cómo se supone que voy a saberlo.

-Bueno... -Nicolás sonó sorprendentemente positivo-. Entonces, habrá que descubrirlo por otro lado. Sabemos que te tiene aquí porque te odia. Pero, a mí, ¿por qué me ha encerrado?

"Para hacerme daño" –Pensó en silencio Iván.

En la misma habitación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora