En la misma habitación.

XV

-Deberíamos ponerle un nombre –eso fue lo que dijo un día Nicolás mientras comían la ración de puré.

-¿A qué? –Iván no entendía a qué se refería.

-A esto. A la habitación. Si vamos a estar aquí por bastante tiempo, entonces deberíamos llamarla de alguna forma. No sé...

-¿Qué propones?

-Algo de un libro. Le sentaría bien.

-¿Y por qué no algo de fútbol? –Preguntó Iván medio en broma.

-Te ahogaría mientras duermes y luego me comería tu cadáver antes de ponerle Messi como nombre a esta habitación.

Iván rompió a reír, y Nico solo esbozó una mueca.

-¿Qué tal Nana? Como el perro de Peter Pan.

-Es el nombre más feo que existe, Nico. Sigue pensando.

Y eso fue exactamente lo que el chico hizo. Seguir pensando, incluso cuando parecía no hacerlo. Unas horas más tarde, cuando apagaron la luz de la habitación y los dos chicos se echaron a dormir, Nicolás volvió a sacar el tema.

-Ya lo tengo.

Iván estaba ya casi dormido, y ni siquiera sabía de qué estaba hablando su compañero de habitación.

-¿Hm? –Musitó.

-El Purgatorio –sentenció Nicolás.

En ese instante, Iván reconoció que se trataba todavía del nombre para la habitación. De modo que dijo:

-Duérmete de una jodida vez, Nico.

A la mañana siguiente, Iván le preguntó acerca del nombre.

-¿Por qué Purgatorio?

Nico se encogió de hombros.

-No lo sé. Porque el nombre mola, en realidad.

-¿Pero no tiene un porqué? ¿Es solo porque te gusta el nombre?

-No, no hay ningún porqué. Bueno... Es simplemente... No sé, como otra teoría de por qué estamos aquí. El Purgatorio es el estado que padecen los pecadores después de morir. Antes de entrar al cielo, deben purificar sus malos actos, y eso es justo lo que hacen en el Purgatorio. Puede que esta habitación sea el Purgatorio, que todo esté dentro de nuestra mente, y que nosotros seamos pecadores pendientes de purificarnos.

-¿Cómo lo haces para llegar a esas conclusiones?

Nicolás se dio unos ligeros toques en la sien con el dedo índice.

-Puro pensamiento.