XLII

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Esa vez, Iván volvió a soñar con Nicolás. En sus sueños, veía cómo se lo volvían a llevar del Purgatorio. La persona enmascarada entraba en la habitación y agarraba al otro chico de la cintura para después llevarlo al otro lado de la puerta. Iván trataba de impedirlo, pero era inútil. Cuando volvían a cerrar la puerta, volvía a estar solo, sin nadie allí dentro. Se sentaba a esperar que alguien apareciera de nuevo, como ocurrió la última vez. Pero, la siguiente vez que la puerta se abrió, la persona enmascarada no entró con intención de hablar.

Agarraba a Nicolás de la cabeza, pero él ya estaba muerto.

La persona arrojaba el cadáver de Nico a los pies de Iván, y justo antes de que el sueño desapareciera por completo, podía escuchar al secuestrador decir:

-Te dije que te arrepentirías de no habérselo dicho.

Cuando Iván despertó, tenía toda la espalda sudada, y el corazón aún le iba a mil pulsaciones por minuto. Se puso en pie sin hacer mucho ruido para no despertar a Nicolás y caminó hasta el baño con la intención de bañarse.

Cerró la puerta con pestillo a pesar de que sabía que no funcionaba, pero la idea de tener el cerrojo echado le hacía sentir algo más aislado, aunque solo fuese un poco. Después comenzó a desvestirse mientras la bañera se llenaba de agua caliente. Por último, se introdujo en ella e intentó dejar de pensar en su pesadilla.

Odiaba soñar con Nicolás. Y mucho más si sus sueños se entremezclaban con la conversación que había mantenido con esa extraña persona. Según él, tenía que decirle algo a Nicolás. Algo... ¿Algo como qué?

Ni siquiera tuvo tiempo de intentar olvidarse de su sueño antes de que Nicolás entrara por la puerta del baño, sin importarle lo más mínimo su intimidad.

-Hola –se acercó hasta él y se sentó junto a la bañera-. ¿Estás bien?

-Sí –respondió Iván-. No podía dormir, y había pensado en darme un baño para tranquilizarme.

Nicolás sonrió, aunque solo un poco.

-No podías dormir –repitió.

-No –aseguró Iván mientras pensaba en si de veras se le daba tan mal mentir.

-Iván, te he oído llamarme en sueños.

Iván sintió sus nervios agudizarse al oírlo decir eso. Le apartó la mirada y frunció un poco el entrecejo, sin decir nada.

-¿Quieres contarme qué pasaba en el sueño?

Iván ni siquiera tuvo que pensarlo, claro que no quería hacerlo.

-Preferiría no habar de ello.

Nicolás asintió y metió un par de dedos en el agua para juguetear con la misma. Iván empezaba a sentirse incómodo al tenerlo tan cerca. Nunca se había sentido incómodo ante la presencia de ningún chico, pero ahora que sabía acerca de la bisexualidad de Nicolás... Le ponía nervioso tenerlo a tan poca distancia.

-A veces yo también sueño contigo –habló tan cerca de él que, incluso cuando su voz fue apenas un susurro, pudo oírlo con total claridad.

-¿Qué es lo que sueñas? –Iván tenía curiosidad por descubrirlo.

-¿Qué te hace pensar que voy a contártelo, si tú no me cuentas los tuyos?

Iván volvió a mirarlo y le sonrió.

-Si crees que por hacerme ese chantaje voy a hablar de mi sueño, puedes ir cambiando de idea...

Nico no borró su sonrisa.

En la misma habitación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora