"Viejo amigo"

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(¿Recuerdan a nuestro amigo Steven? El tiene un papel importante en nuestra historia, mas bien en mi historia y mi vida, este hombre antes mencionado es un ex militar de elite retirado por sufrir una lesión, es un hombre culto, disciplinado que habla varios idiomas, experto en armas de fuego y blancas, incluidas las catanas, un maestro de las artes marciales mixtas, en fin una caja llena de sorpresas, mas su cara siempre se muestra serena en todo momento, ¿recuerdan que iba a París? Bien, veamos que ocurrió)


La joven despertaba después de haber escapado de las garras de su padre, estaba ahí debajo de aquel árbol, escucho un ruido y se apresuro a levantarse para poder ocultarse, puesto que pensaba que tal vez la estarían buscando, se interno mas en aquellos frondosos matorrales lo que parecía como un bosque, caminó alejándose del ruido para que no la descubrieran no importándole lo que fuera, así llego a un camino y cuando se dio cuenta estaba frente a la cabaña que había visto la noche anterior, al parecer no estaba nadie ahí, con precaución se acerco a la pequeña casa, asomándose por la ventana pudiendo observar fruta dentro de la misma, estaba hambrienta y pronto su boca se hizo agua al ver esas manzanas y de mas alimentos que se observaban, sabia que entrar no era algo que debía hacer, pero Dios en verdad tenia hambre, así que observó a todos lados y parecía no estar la gente que vivía ahí, sin mas se apresuro a buscar la puerta y como pudo la abrió, suplicando que nadie la viera, y pidiendo perdón por haber entrado así, llego hasta esa pequeña mesa que tenia las frutas tomo una gran manzana y sin demorar la mordió, era una simple manzana pero en su boca sabía a gloria, la saboreo como jamás lo había hecho en su vida, comiéndola, estaba en ello tomando una pera y devorándola de igual manera cuando...

-Eres buena abriendo puertas-

Se escucha una voz a sus espaldas.


(Adivinen quien vive ahí)


La joven de los ojos cafés tira de inmediato la pera a medio comer, se queda paralizada cerro los ojos y solo repetía.



-¡¡Perdón, perdón perdón!! En verdad.. Perdoneme!!!-

Con los ojos cerrados fuertemente y sin voltear a ver al hombre que le había hablado.


-No te disculpes-


Dijo aquel sujeto.

-Supongo que para entrar así debiste tener mucha hambre-

Se acerca lento a ella, ella se gira a el abriendo los ojos lentamente, para observar su rostro.


-¡¿Evelin?!-


Dijo sorprendido, y aun mas al ver el vientre de ella.

-!!¿Steven?!!-


Dijo la joven de igual manera quedando atónita al ver a su amigo.


-¡¡¿Que haces aquí?!!-


Dijeron al unísono el le cedió la palabra.


-Adelante di me ¿Que haces en medio de la nada? Y... ¿Asi?-



Titubea al señalar su estado, ella inhala profundo.


-Es una larga historia, pero ¿Puedo pedirte un favor?-


El moreno asiente con la cabeza.



-Claro, di me-


-No le digas a nadie que me has visto, te lo suplico-

Esto extraño al hombre, ella se veía asustada y en el estado en el que estaba no le pareció prudente preguntar.



-De acuerdo Evelin, descuida no diré nada, además aquí casi no hay personas-


Sonríe sereno al decirle.

-Gracias, en verdad te lo agradezco-

Dice ella.

-¿Y a donde ibas o iras?-

Pregunta el algo intrigado.


-No lo se.. Francamente aun no lo se-



Ella toca su frente sin repuesta pues en verdad no lo sabía, solo quería desaparecer a donde su padre no supiera.


-Bueno... Sabes que puedes contar conmigo, y si puedo ayudar dilo-


Toma su brazo el moreno sonriendo le amablemente.

-Gra..-

Su estómago suena interrumpiéndola.


-Lo siento-


Dice apresurada y se sonroja por vergüenza.


-Descuida, ¿porque no, tomas asiento y comes algo?-


Le señala el moreno a la joven.

-Esta bien, gracias en verdad tenemos hambre-

Toca su vientre mietras hace cara de puchero aun con poca vergüenza.


-Tranquila, vamos siéntate-


Steven la ve sereno y le ofrece una silla, ella se sienta y comienza a comer, Steven se sienta a su lado con una taza de té solo la observa pensativo, en ¿porque estaba en medio de la nada? Y aun peor en ese estado y al parecer asustada, mas no la iba abrumar con preguntas ahora, solo le sonreía mientras ella comía.


-Puedes quedarte conmigo si deseas-


Le dijo a la joven de ojos cafés ella volteo interesada al oír, tal vez no era mala idea.


-No quiero causarte problemas-


Agacha la cabeza.

-no lo harás-



Dice el moreno serena mente mietras la mira.


-Sabes que te puedo ayudar, y no cuestionare nada-

Ella lo abraza espontáneamente.


-!!Gracias!!, necesitaba oír eso de alguien-


Sus lágrimas cayeron.

- No tienes que agradecer Evelin, todo estará bien ya lo verás-


Tomado su mano le sonrió, por fin ella se sentía tranquila después de tanto tiempo, ¿acaso todo saldría bien por fin? Solo quería pensar que así sería y que aquel hombre de apariencia serena tendría toda la razón, ella se quedo ahí el le ofreció lo que tenia y durmió en esa cabaña como nunca durmió en la casa de su padre, estaba completamente tranquila pensando en un futuro para ella y su bebé, no tendría porque vivir huyendo y cuando su hijo o hija naciera podría seguir con su vida, su vida que mejoraría por tener a su bebé en sus brazos.

"El comandante"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora