"Esta es la vida de un militar visto del lado humano, el tonto, la víctima, el inestable, amoroso y aveces vengador que vive en el, una lluvia de sentimientos acompañados de decepciones, tragedias, comedia y sed de venganza, acompáñame en este viaj...
Volviendo con nuestra joven de ojos cafés, llegaba a su departamento una noche después de haber trabajado todo el día cuando habré la puerta para entrar encuentra algo que la deja sorprendida y helada. Voltea al cerrar la puerta detrás de ella.
-Eres difícil de encontrar querida mía-
Ahí estaba su padre, en medio de la pequeña cocina sentado a la mesa con una taza de té.
-¿Acaso no piensas saludar a tu viejo padre?-
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Le dice mientras baja la taza después de darle un sorbo, ella aun se queda ahí con sus ojos grandes y casi sin poder respirar, toma el suéter rojo que llevaba atándolo a su cintura intentado esconder su vientre.
-Per-perdon.. Padre es que, nunca imagine verte aquí y así, dentro de mi casa-
Se acerca a el saludándolo y besando su mejilla.
-¿Casa?-
Exclama el hombre.
-Esto no es casa, querida es una caja de cerillos-
Se levanta de la silla, viendo al rededor.
-No se porque ¿Te empeñas en vivir así? Sabes que puedes tener todo si regresas conmigo a París-
Dice el hombre seguro de si mismo.
-Porque no quiero estar ahí padre lo sabes bien-
Cruza los brazos al explicar, su padre era un hombre que tenia lo que quería a la mala.
-Además ya te he dicho que tu dinero no me pertenece, y menos sabiendo como lo consigues-
Finalizó con una mirada de desprecio hacia el.
-Querida mía-
Se acerca a ella.
-Yo no hago nada ilegal,si fuera así ¿Porque sigo aquí?-
Se acomoda el saco y da una vuelta girando en su lugar.
-Mirame, ¿No crees que estuviera en prisión? Sin embargo aquí estoy-
Sonríe descaradamente.
-Además... Eres mi única hija y te amo, todo lo mio es tuyo. Solo quiero que regreses a casa, es todo-
-Lo siento no, no-
Ella niega con la cabeza mientras se quita de donde el esta.
-No puedo y no quiero volver, soy una adulta y no puedes obligarme a nada-
Ríe el hombre detrás de ella.
-Querida mía... ¿Aun no sabes quien es tu padre? Ya estuviste estos años lejos, no quiero que cuando muera tu estés sabrá Dios ¿Donde? Así que... Vendrás conmigo a París-
Ella al oír eso voltea repentinamente.
-¡¡No!! No puedo irme menos ahora!!-
Grita exaltada.
-¿Ahora?.. ¿Que te detiene aquí? Ni siquiera vives en un lugar decente-
Dice el viejo cruelmente.
-¿Para que te quedarías? Dime, ¿Para seguir trabajando por un sueldo miserable? ¿Y vivir en esta pocilga?-
-¡¡Basta!!-
Grita interrumpiendo lo la joven.
-Ya se que no gano bien, pero soy feliz así, a pesar de estar en esta pocilga como tu le llamas, al menos aquí no tengo que soportar las cosas que según tu, no haces!! ¡¡No quiero volver!! Prefiero estar aquí y ganarme lo poco que tengo que ir y ver como !!mi padre!! Roba a todos y después se hace la víctima diciendo que solo es un pobre viejo, un viejo que no hace mal. ¡¡No quiero ver mas.... -
No permite que termine la frase cuando el hombre embravecido le pega una bofetada.
-¡¡Ya calla!!-
Ella cae al suelo, pues no esperaba el golpe y pierde el equilibrio, ambos se quedan en silencio ella lo mira agitada y temerosa mientras se toca la mejilla en la cual le pego.
El hace un ademán como si quisiera hablar pero solo balbucea sin decir nada, sale azotando la puerta del pequeño departamento, eso no pararía ahí, ella pensaba en huir pero en el estado que se encontrada no era la mejor opción, ya que al irse no tendría un lugar estable para ella y su bebé, se quedo ahí en el suelo pensando que su padre no la dejaría ahora que la encontró, solo temía por ella y su hijo sin saber que les ocurriría.
A la mañana siguiente se disponía a presentarse a su trabajo como cualquier día normal no se imaginaba que afuera la esperaba un auto negro dos hombres grandes de traje, ella se preocupó al verlos sintió un escalofrío que recorrió su cuerpo intento ignorarlos pero uno de ellos le tapó el camino.
-Disculpe señorita, pero debe subir al auto-
Dijo el hombre grande con voz grabe.
-¿Po- porque? Estoy bien, debo ir a trabajar-
Asustada intenta evadir al hombre sin éxito.
-Le diré de nuevo señorita, suba al auto ahora, sera mejor si lo hace por su voluntad-
Dice el hombre serio mientras la acerca a la puerta del auto, abriendo esta, ella apenas con voz temblorosa.
-Por fabor, no hagan esto por fabor-
Unas lágrimas salen de sus ojos.
-Usted sabe que estamos a las ordenes de su padre, lo siento-
El hombre la toma del brazo subiéndola al auto, su corazón se aceleraba, el auto arranco y pensó que ya no tendría a donde escapar, aventar se seria una opción, pero no saldría bien eso, así que solo inhaló e intento calmarse con la incertidumbre de no saber que seria de ellos, y mas cuando su padre supiera sobre su embarazo.