Hermione V

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Caminaba con una gran sonrisa de regreso a la sala común, su cita con Theo en Hogsmeade había sido fantástica. Hubo un momento en el que le preocupo cuando le dijo que tenía que confesarle algo, pero lo que le explicó que estaba haciendo en con los Slytherin, a parte de sorprenderle, le agradó. Dejando a un lado ese pequeño inciso, fue una tarde maravillosa. Pronunció la contraseña y entró en la sala común, encontrándose con una sala en un tenso silencio, como si una fuerte discusión estuviese ocurriendo en el interior.

- ¡Por fin llegas!

Le dirigió una mirada fría al dueño de esas palabras, Ronald Weasley, quien se notaba aunque estaba fuera de sí. Desde que se había dado cuenta de cómo era realmente Ron se había percatado de un montón de actitudes que poseía el chico que no le agradaban, hacia que lo viese como el tipo de persona que podía resultar maligna para una relación.

- ¿De que crees que vas saliendo con una asquerosa serpiente? Un hijo de mortífagos y seguramente un puto mortífago. ¿Quien te has creído que eres para mancillar la reputación de nuestra casa con ese acto? ¡Es una vergüenza lo que has hecho!

- Yo no lo veo así, Weasley; Al contrario que tu, yo soy capaz de juzgar a la gente por lo que son como personas. No por lo que hayan hecho sus padres y mucho menos por el color de su túnica. Theo es mucho mejor que tú.

- Te esta utilizando. Se aprovecha de que eres una patética chica tonta en la que nadie se fijaría; ¿sabes Hermione? Eres una...

Hermione se quedó estática, al ver a Harry derribar de un puñetazo a Ron impidiéndole terminar una frase que toda la sala común sabía a donde iba. Podía notar como muchos se quedaban mirando la escena, aunque unos cuantos se situaron detrás de ella, dándole palabras de ánimo mientras poco a poco el clima iba saliendo del silencio producido. Sabía que recibiría malas miradas por eso, pero era algo que podía esperarse en una casa que había visto estaba llena de prejuicios. Dirigió su mirada a Harry, mirándolo sorprendida. Daba miedo verlo en esos momentos, su mirada tenía algo que lo hacía aterrador.

- ¿¡Acaso te has vuelto loco!?

- El único loco que hay aquí eres tu, Ronald - El susurro en que hablaba Harry era más aterrador que su mirada. Lo que valió el asombro de toda la sala común y también que se apartasen un poco. Fue entonces cuando se percató que había dos fantasmas presentes, Nick casi decapitado y la fantasma de la casa Ravenclaw, fuese quien fuese - ¿Quien te crees que eres para opinar sobre con quien puede salir o no Hermione?. Fuiste tu mismo el que la trato como si fuese una mierda al engañarla frente a todos con esa rubia ligerita de ropa. Fuiste tu quien siempre se burlo de ella y quien siempre la trato de forma deplorable aún cuando ella te perdonaba y mantenía su amistad contigo. Eres tu el que se ha puesto a insultarla porque ha preferido seguir adelante y salir con otros chicos en lugar de ir por los rincones del castillo suspirando por uno que no la merece. - Hermione estaba tan estática como todos escuchando a Harry; contemplando a un furioso Harry y a un rabioso Ronald Weasley con la nariz completamente rota. Por el rabillo del ojo vio como varios estudiantes, entre los que estaban Ginny y el idiota de McLagguen que abandonaban la sala común - Eres patético Ronald Weasley, los tipos como tu me dan asco.

Aquellas palabras de Harry derivaron en una pelea, o más bien un intento de ella, Ron buscaba en todo rato atacarlo y devolverle el golpe a Harrý. Este simplemente esquivaba y derribaba al pelirrojo, ganándose un aplauso de toda la sala común cuando lo inmovilizó contra el suelo. Dicha celebración se apagó enseguida al entrar por el retrato los profesores McGonagall y Snape seguidos de McLaggen que sonreía triunfalmente. A Hermione en esos instantes se le pasó por la cabeza que no había ido a buscar a los profesores por parar una pelea sino que por ver si conseguía quitar a Harry el puesto de capitán; ya que lo había oído quejarse de Harry, de no estar en el equipo y de que el haría las cosas mejor que todos los jugadores de Hogwarts.

- Señor Potter, ¡Suelte a Weasley ahora mismo! - Ordenó la profesora McGonagall. - ¿Que se supone que es esto?¿desde cuándo se decida a dar palizas a compañeros?

- Profesora, este intento de ser humano se ha puesto a increpar y a insultar a Hermione en medio delante de todos por salir con un muchacho de la casa Slytherin. No contento con ello ha gritado delante de todos que... Mire, no voy a repetir las palabras porque son ofensivas para cualquier mujer y eso no lo voy a tolerar. He defendido el honor de mi amiga y lo volvería a hacer, sin dudarlo. Si tiene que castigarme por ello, bien, aceptaré cualquier castigo.

- El chico dice la verdad, somos testigos de ello - Quien había hablado para sorpresa de todos los presentes había sido ese fantasma de la casa Ravenclaw. - Si me disculpáis, debo retirarme; nos vemos luego Ser Nicolas.

- Será mejor que alguien lleve a Weasley a la enfermería - Dijo Snape. - Sería una auténtica pena que le quedase marca alguna de este escarmiento.

- Potter, pasarás lo que queda del fin de semana y toda la semana siguiente incluido sábado y domingo castigado. Por honorables que fuesen tus intenciones nada justifica una agresión a otro estudiante entre estos muros - Indico la profesora McGonagall ganándose comentarios indignados de la mayoría de la sala común. - Weasley, estas castigado sin visitas a Hogsmeade hasta final del presente año escolar, además de perder cincuenta puntos para Gryffindor. Longbottom, Thomas; llevad a vuestro compañero a la enfermería.

Hermione se había quedado sin palabras al contemplar todo aquello, no reaccionó hasta que sintió el abrazo de Ginny quien le susurraba palabras de tranquilidad, ni siquiera sabía cuando había llegado esta a la sala común. Poco a poco la sala se fue vaciando, Hermione estaba segura que a esas alturas todo Hogwarts sabría lo que había pasado y eso no le gustaba, no quería estar en boca de todos, no otra vez; era cierto que era la chica rarita a la que le gustaba acumular conocimientos y detestaba que la señalasen. Y ahora que le iba bien con Theo, ¿que pasaba si la dejaba de lado al enterarse de lo ocurrido?

- Tranquila Hermione, te aseguro que lo lamentará - Afirmó Ginny. - Por cierto Harry, has estado estupendo.

- He hecho lo que tenía que hacer.

Desde que Harry había dado la cara por ella en la sala común nadie volvió a insultarla o buscar ofenderla, ni de Griffindor ni de otras casas. El rumor se había esparcido por todo el castillo. Ni siquiera los Slytherin se atrevían a decirle nada, cosa que la sorprendía un poco. A toda esa situación había ayudado bastante un Howler que trajo Errol para Ronald Weasley al día siguiente, el sobre estaba que echaba humo y todo el comedor había quedado en completo silencio. Hermione pudo captar una orgullosa sonrisa en el rostro de Ginny, ahora comprendía lo que había dicho la tarde anterior.

- ¡RONALD WEASLEY!¿¡COMO TE HAS PODIDO ATREVER A TRATAR A UNA DE TUS COMPAÑERAS DE ESA MANERA, A QUIEN DECÍAS QUE ERA TU MEJOR AMIGA!? NO TE HEMOS CRIADO PARA QUE TE COMPORTES DE ESA MANERA TAN POCO CABALLEROSA; TU PADRE Y YO ESTAMOS COMPLETAMENTE AVERGONZADO POR TU COMPORTAMIENTO JOVENCITO. MAS TE VALE QUE NO ME ENTERE QUE ESTE COMPORTAMIENTO VUELVE A REPETIRSE O ME PRESENTARÉ EN HOGWARTS CON UN ESTROPAJO.

No podía negar que había sentido una gran satisfacción al escuchar las palabras de la señora Weasley reprendiendo a Ronald, había sido algo que le había encantado. Y eso había sucedido gracias a Ginny, con quien compartió una mirada de agradecimiento. Solo había habido una persona que había ignorado completamente el Howler y había seguido con su desayuno, Harry. Quien en el mismo instante que el Howler se autoincineraba, se había echado la mochila al hombro y caminaba hacia la salida del gran comedor. Cuando poco a poco las conversaciones volvieron a instaurarse en el gran comedor, a pesar que muchos seguían echando miradas furtivas a Ronald quien estaba tan rojo que las marcas de los golpes del día anterior quedaban bastante disimuladas, prosiguió con su desayuno entrando de cuando en cuando en la conversación que mantenían Ginny y Dalmeza sobre lo injusto que consideraban el castigo que habían puesto a Harry.

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