Nymphadora III

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Algunos mortífagos habían logrado fugarse, lo que sabía que iba a implicar mucho trabajo para el cuartel de aurores; esperaba que ahora que había caído Voldemort la readmitiesen, pues tenía ganas de atrapar a unos cuantos. Sin embargo, en ese instante no los persiguió, sino que ayudó a su esposo a llegar al gran comedor, donde todos los combatientes se estaban reuniendo. Remus había sido herido, y parecía bastante serio, pero él estaba consciente y con su siempre tranquilizadora sonrisa y eso, en cierta manera, suponía un alivio.

— Draco — Llamó a su primo, todavía vestido de aquella manera tan peculiar, como el Ranger blanco, estaba junto a otro chico vestido como el Ranger verde; pudo identificarlo como Theodore Nott, hijo de mortífagos. Mientras Scrimgeour fue ministro de magia, el departamento de aurores había comenzado a investigar a los hijos de los mortífagos conocidos, así que sabía quién era. Eso, y lo que su madre le había contado — Venid con nosotros — Les dedicó una sonrisa, sabía que tanto su primo como el amigo de este habían participado en la caída de Voldemort — Ha sido un buen plan el que habéis desarrollado.

— Fue idea de Potter — Dijo simplemente Nott.

— Por cierto, ¿y los disfraces?

— Ha sido cosa de Harry y de Luna — Mencionó Draco — Mejor no darle más vueltas de las necesarias; además por ahí vienen — Señalo.

Se fijó en la dirección que su primo le indicaba, por allí venían tres personas; una de ellas era Harry, flanqueado por la hija del editor del quisquilloso y Hermione Granger. Sonrió al verlos bien, echando una nueva mirada a su primo y a Nott.

— Veo que sois un equipo — Comentó mientras acomodaba a su esposo en una de las bancadas del gran comedor y comenzaba a usar los hechizos de sanación en campo de batalla que conocía. Sabía que eventualmente sería revisado por un sanador, pero mientras le llegaba el turno, aguantaría.

— No me esperaba que Harry actuase así — Comentó Remus — Pensé que lo encararía como las veces anteriores, no que lo engañaría para llevarlo a su terreno. La verdad, aunque no me guste del todo ese proceder, ha sido el mejor para evitar mayores daños.

— Harry es todo un héroe — Intervino Luna, los tres habían llegado ya y Hermione se había sentado en brazos de Theodore Nott y... bueno, estaban manifestando su afecto mutuo — Los héroes tienen que actuar así, protegiendo al mayor número posible de gente.

Asintió en dirección a esa chica, viendo por el rabillo del ojo como le pasaba la varita que Voldemort había estaba empuñando. No comentó nada de eso, tal vez se tratase de una especie de botín de guerra, no tenía mayor importancia. Lo importante era que estaban todos bien.

— Harry, Remus y yo hemos tenido un bebé y nos preguntábamos si aceptarías ser su padrino.

— Por supuesto, no podría haber mayor honor para mí.

Neville Longbottom y Susan Bones se acercaron a donde estaban, tomando asiento junto a ellos. Neville al lado de Remus y enfrente de Draco y Susan entre Luna y Harry. Los había observado a ambos durante la batalla, y se había dado cuenta que eran muy hábiles. Neville un digno hijo de la leyenda que eran sus padres en el departamento de aurores y Susan, mostrando un potencial que igualaba e incluso podía llegar a superar el de su difunta tía Amelia Bones. Vio como Susan se apoyaba en el hombro de Harry y como este la abrazaba disimuladamente. Los miró por unos segundos, pareciéndole que eran una pareja.

Pese a los destrozos y los heridos todos se congregaban en el gran comedor para celebrar la victoria; los elfos de las cocinas se encargaban propiamente de preparar los mejores manjares que nunca se habían servido en el castillo y de hacerlos llegar recién hechos a las mesas. Era un gran banquete, bien merecido tras la ardua batalla por la libertad en la que todos habían participado, recuperando el poder seguir su propio destino sin ningún loco que tratase de coartarles la libertad.

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