Harry XIV

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Decir que no había disfrutado de los comentarios de Luna durante el partido en el que su equipo se enfrentó al de Zacharias Smith, sería faltar a la verdad. Luna no solo había comentado el partido y sus jugadas con su elegancia particular, sino que además, le había devuelto a Smith tantas malas palabras y burlas como comentarios humillantes profirió en el anterior partido de Gryffindor. Había sido estupendo, tanto que días después del partido todavía disfrutaba de esas palabras rememorándolas una y otra vez. Eso en parte le ayudaba a manejar un poco a Ron, quien lo estaba sacando de quicio nuevamente; a veces pensaba que su amigo había quedado estancado a nivel emocional en tercer año ya que su actuar se le antojaba como el de un niño pequeño, y eso no lo comprendía. No entendía como podía ser que actuase de esa manera, ¿O es que acaso era ahora que estaba en la distancia que se percataba de esas cosas? No podía negar que Ron era alguien divertido, a su manera; pero últimamente mostraba una parte de si misma muy hosco, insultante e intolerante.

- Yo podría haber parado más que Colin y estaríamos en mucha mejor posición para competir por la copa, ahora hemos quedado empatados con Ravenclaw en primer puesto.

Lo escuchó quejarse en la sala común, curiosamente se había vuelto a sentar cerca de él en la sala común y no había dicho nada más del asunto de Hermione. Lo miró a los ojos, estaba claro que le hablaba a él.

- Ron, cuando hice los dos equipos era con la idea de que todos jugasen al menos un partido; no te retiré para ese porque estuviese molesto contigo, sino porque en los entrenamientos Colin trabajó más en serio, además todavía tenías el ojo un tanto hinchado el día del partido.

- Eso lo reconozco, pegas más fuerte de lo que pensaba y supongo que yo también me excedí aquella tarde. Aunque reconocerás que no es buena idea que Hermione se junte con esa gente.

- ¿Por qué que se junte con quien le de la gana?

- ¿Por qué la apoyas?, pensaba que eras mi amigo. Si ella también es tu amiga y todo eso pero yo fui tu amigo antes que ella.

- Eso no te hace estar por delante de nadie Ron; la amistad no es una competición. Has sido un buen amigo y lo he pasado bien contigo, pero ni tu ni yo somos el centro del mundo, y si no reaccionas no solo perderás mi amistad.

- ¿Quieres decir que ya no eres mi amigo?

- Creo que dejamos de serlo el día que insultaste a Hermione de esa manera. Podemos ser colegas, llevarnos bien; pero no se si puedo seguir siendo tu amigo Ron.

- ¿Por qué?

Sorprendentemente la reacción que veía en esos momentos en Ron era de seriedad, se estaba tomando en serio esa conversación en lugar de seguir en la misma línea que los meses anteriores y el que no estuviesen peleando llegados a esa altura hacía que se sintiese aliviado.

- Ya sabes que confío en muy pocas personas, te otorgué mi confianza en primer año y tu en el último año y medio la has echado por tierra.

- ¿Significa eso que no vendrás a la boda de Bill y Fleur?

- Claro que iré, ¿me han invitado, no?

- De acuerdo, mis padres se decepcionarían mucho si faltases. Supongo que querrás que te dé algo de espacio.

- Te lo agradecería - Sonrió, por primera vez en mucho tiempo le había alegrado hablar con Ron, era una conversación tranquila como las de antes - Por cierto Ron, no comas nada de lo que te de ninguna chica, al parecer alguien entró con filtros de amor en la escuela. Sino, preguntale a Seamus, lo tuve que llevar con Slug.

Ron asintió toscamente antes de levantarse y marcharse a la otra punta de la sala común, momento que Harry aprovechó para avanzar en su tarea de transformaciones; una reacción sobre como la transformación humana podía llegar a causar daños en la estructura osea si estaba realizada de mala manera. Era un tema de transformaciones que encontraba altamente complicado y que todavía no había captado completamente, hasta el punto de plantearse si pedir una tutoría con la profesora McGonagall; pero sabía por experiencia, que antes de eso, debía al menos haberse estudiado bien el tema. Su profesora de transformaciones era excelente, pero no le gustaba que le hiciesen perder su tiempo.

- ¿Que quería mi hermano? - Alzó la mirada al escuchar a Ginny - Si te ha estado molestando puedo escribir de nuevo a nuestra madre.

- No te preocupes - Respondió terminando el párrafo - Simplemente hemos llegado a un punto de entendimiento, y ahora cada uno irá por su lado.

- ¿Eso también me incluye a mí?

- No, Ginny; eso es entre tu hermano y yo, que ahora no me lleve bien con él no significa que quiera perder el contacto contigo o con el resto de tus hermanos.

- Menos mal, no soportaría estar lejos de ti. Harry, verás, hace tiempo que quería decirte algo pero nunca me atrevía a hacerlo.

Dejó la pluma sobre la mesa, mirándola con curiosidad al percatarse de su nerviosismo, ¿qué sería aquello que la tenía tan nerviosa?, Ginny siempre había sido alguien decidida sin miedo alguno a decir lo que pensaba. Se posicionó de forma cómoda demostrando que estaba receptivo, en disposición absoluta para escuchar lo que tuviese que decir.

- Veras, tu... tu me gustas Harry. Para mi todos los chicos con los que he salido han sido solo eso, chicos con los que salir, un entretenimiento y distracción, pero quien me gusta eres tu.

- Ginny - No sabía bien como encauzar eso, no quería hacerle daño - Verás, yo solo puedo verte como una hermana pequeña; te aprecio mucho pero no comparto esos sentimientos que tienes por mi. Si aceptase salir contigo terminaría dañándonos a los dos, y lo último que quiero es causarte algún daño.

Noto como su negativa ponía un poco triste pero se lo tomaba con entereza, desde que habían comenzado a hablar en serio ellos dos se habían tratado de esa manera, siendo lo más sinceros posible. Harry no era muy dado a jugar con la gente y sabía que en cierta manera Ginny había hecho lo que había querido de aquellos con los que había salido.

- Entonces, ¿les he hecho daño? a Michael, Anthony, Dean...

- Puede que sí; a la mayoría de los seres humanos no les gustan según qué juegos.

- Lo tendré en cuenta. Gracias Harry.

Unos días después estaba junto a todos los de sexto año en el gran comedor, todos reunidos para las clases de aparición, impartidas por un instructor-examinador del ministerio de magia; las lecciones estaban programadas hasta la fecha de la convocatoria que tenía lugar en Hogsmeade, a la que Harry no podía asistir por ser todavía menor de edad, pero por eso no tenía problema. Lo importante ahora era que iba a aprender un método de transporte de los magos que hasta el momento no había tocado y aunque los viajes con las sombras eran cómodos, no siempre podía hacerlos. El curso le había costado doce galeones, y esperaba que el gasto mereciese la pena. Ya habría otras oportunidades para obtener la licencia.

- Buenos días. Me llamo Wilkie Twycross, voy a ser vuestro instructor de aparición durante las próximas semanas. Nos reuniremos aquí mismo en el gran comedor, todos los sábados después del desayuno durante dos horas. En estas clases aprenderéis a apareceros, por ello el director a retirado las restricciones le la aparición en esta sala durante este par de hora. Sabed que la aparición es un arte que no es difícil en sí pero si que es muy peligroso, tan solo necesita que estéis concentrados. Para poder apareceros, trabajareis estas próximas semanas teniendo en mente tres palabras: Destino, Decisión y Desenvoltura - La explicación de aquel instructor se le estaba haciendo larga y pesada, eso no era una clase normal, ¿acaso no podía ir al grano? - Con destino visualizamos el lugar al que queremos ir; con decisión tomamos la firme determinación de llegar a ese lugar y con desenvoltura nos deslizamos hacia ese sitio.

A Harry lo que decía el instructor le recordaba mucho a moverse con las sombras, por lo que tenía claro que iba a tener que hacer un gran esfuerzo para controlar eso mientras estuviesen practicando. No le agradaba del todo, porque era como si tuviese que inhibir una parte muy importante de si mismo; más era necesario para poder seguir manteniendo aquel secreto. Siguió las explicaciones a lo largo de las dos horas de clase, no consiguiendo gran cosa gracias a haberse reservado momentáneamente el viajar con las sombras. Al final de la clase cogió una de las guías que estaba repartiendo el instructor, no creía que la fuese a necesitar, pero había pagado por ella.

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