Draco IV

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Chapter 46: Draco IV

Agradecía que sexto año estuviese resultando ser un reto, un continuo esfuerzo por mantener el listón tan alto como en los años anteriores. No era el primero de su generación, tampoco el segundo, ocupaba un tercer puesto como mejor alumno, cosa por la que su padre lo había avergonzado durante años por eso, porque una chica lo superase en todo, más siendo esa chica de orígenes no-mágicos. Aquello seguía molestándole, un poco; pero no tanto como antes, había comenzado a cuestionarse algunas cosas el año anterior y la conversación que había mantenido con su tía le había alentado a seguir por el camino que había escogido al tomar esas pocas decisiones: entregar esa copa de la que había oído susurrar a Harry, marcharse de casa al ver que su madre no estaba dispuesta a decir que no... Sabía que había sellado su destino, y que había hecho bien, pues prefería un destino sellado a un destino a la merced de otros como un títere.

Puso punto y final a su ensayo de transformaciones, alzando la mirada al fijarse en que su compañero Nott no estaba prestando atención alguna a lo que estaba haciendo, más bien la mirada de su amigo parecía estar fija en otros menesteres. Desde lo sucedido en verano, la mayoría de sus compañeros de casa les había dado la espalda, así que pasaban el menor tiempo posible en la sala común. Solo unos pocos, los que se mantenían neutrales respecto al señor oscuro eran los que no les habían retirado la palabra.

- ¿Te gustan las vistas, Nott?

- ¿Qué..? No, tan solo estaba pensando.

- Ya... bueno pensar es bueno; ¿y piensas hacer algo o solo pensar? – Compuso una sonrisa divertida – No es precisamente mi tipo pero reconozco que no sería precisamente un florero.

- Déjalo estar, Draco.

- Como veas, yo por mi parte voy a comenzar a cortejar a Astoria. Ya sabes, estas cosas hay que comenzarlas pronto.

Recogió sus enseres, y abandonó la biblioteca, iba con el tiempo justo para acudir al último de los entrenamientos de Quidditch; pasando de camino hacia el estadio por las mazmorras para dejar los trabajos a buen recaudo y coger su apreciada escoba. Muchos pensaban que había comprado el puesto en el equipo, era parte verdad, parte mentira. Había hecho las pruebas, quedando como suplente, pero el incentivo de su padre había logrado que pasase a ser titular. Desde entonces se había esforzado por demostrar ante todos que merecía el puesto, aun así tenía claro que las habladurías y lo que el resto quisieran creer y rumorear tenía valor por sí solo.

Horas después en el silencio de la sala común mandó un mensaje, tomándose su tiempo para redactarlo. Theo y él habían hablado de aquello largo y tendido durante el verano, habían hecho una arriesgada jugada y era el momento de completarla. La cuestión tras terminarla era hacerla llegar a su destinatario sin levantar sospecha, ni Theo ni el tenían ya acceso a los elfos de la familia, o eso suponía. No pensaba correr riesgos comprobándolo. Al final se le ocurrió como hacer llegar esa nota, era tan obvio que no lo había pensado desde el principio. Necesitaba un intermediario, y conocía al intermediario perfecto, alguien de quien no sospecharían que se acercase a molestarla y que era cercano al destinatario de su carta. De su oferta. Aprovechó su status de prefecto para buscar por el castillo, hasta que por fin la encontró, se la cruzó en el sexto piso.

- Hazle llegar esto, es muy importante.

En el sobre que le había entregado estaba el nombre de quien debía recibir esa carta y tenía la certeza que ella se la haría llegar. Tras sostenerle la mirada unos segundos y proferir una ligera mueca de falso desdén, retomó su camino, paseándose por el castillo; con los mismos aires que los años anteriores.

- ¿Cómo ha ido? – Le preguntó Nott a su regreso

- Ha sido enviada

- Entonces tendremos que esperar en el punto de encuentro.

- En un par de días sabremos la respuesta, aunque tengo motivos para pensar que saldrá todo bien. Creo que aceptará nuestra colaboración, lo que nos lleva a otra parte de nuestro plan. Yo estoy demasiado embarrado pero tú no.

- Y no querer portar la marca no significa que no se apoye la causa.

- Tendremos que tener una discusión pública, Theo.

- Y así podré ser la mano en la sombra.

- Te avisare de antemano para que no salga forzado, lógicamente tendremos que "distanciarnos" unos días antes.

- No estés nervioso, nos saldrá bien; como todo lo anterior.

- No estoy nervioso, eso si no negaré que esto sea importante.

Unos días después comenzó la pantomima, empezaron ambos a distanciarse, justo el mismo día que había concertado la reunión en un sitio discreto del castillo; preparando así el terreno para cuando tuviese que mover ficha de forma definitiva, siguiendo con el camino que había comenzado a trazarse el curso anterior. Lo vio aparecer en el lugar, como salido de la propia oscuridad del pasillo de las bodegas donde tenían le reunión.

- Potter

- Malfoy

Ambos intercambiaron una pequeña sonrisa tras el saludo.

- ¿Estás seguro del paso que piensas dar, Draco?

- Tanto Nott como yo lo estamos. Lo hemos meditado bien, y mantenernos neutrales más allá de toda apariencia no impedirá que terminada la guerra el bando del viejo se nos eche encima por ser hijos de seguidores del círculo interno del señor oscuro.

- Llamémoslo Riddle, es su nombre real. Y ni Luna, ni yo estamos con Dumbledore.

- Lo sé, nosotros no queremos librarnos de un titiritero para caer en manos de otro. En cierta manera me alegra ver que has cortado esos cables sin que lo perciba.

- Si; al final resulta que ambos vivimos de las apariencias en estos momentos, Draco.

- Será Theo quien se encargue de esa parte más que yo. Todos saben que me revele a mi familia, pero no que Theo también lo ha hecho. Lo tenemos bien atado.

- Sed cuidadosos, este castillo tiene oídos.

- Nos educaron para serlo, es hora de poner el juego en práctica.

- ¿No lo estaba ya?

- Quizá lo estuviese, Harry. Será mejor que me retire, antes que nos vean hablar sin matarnos y les dé por pensar.

Tras un pequeño gesto de despedida se alejó del lugar, esperando que Potter tuviese la prudencia de aguardar un poco antes de abandonar el lugar. La discreción tenía que ser importante en todo aquello, al menos hasta que tuviese que dar la cara públicamente, cuando aparentemente no le quedase "nadie" de su casa que le prestase la mano. Aunque tanto Nott como él, intuían que había más gente que estaba en una situación similar a la suya.

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