Hermione VI

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Llevaba ya unos días allí encerrada, esa casa no le gustaba mucho pero por fortuna la convivencia con Kreacher estaba siendo agradable, el elfo no era amable, pero era correcto y al menos se molestaba en traer noticias del exterior. Fue así como se enteró de la comisión de registro de hijos de muggles, de que habían nombrado a Snape director de Hogwarts, de que Harry era buscado para ser "interrogado", y de muchas más atrocidades. Aunque fuesen malas noticias, las prefería a no saber nada en absoluto. Pero aun así no sabía nada de nadie de la orden, y no podía negar que se encontraba preocupada. Fue en medio de esas preocupaciones cuando apareció Dobby entregándole una carta de Harry.

Estimada Hermione.

Te debo una disculpa por la demora en escribirte, pero hasta entonces no había encontrado tiempo para hacerlo; he estado gastando estas semanas para instalarme y comenzar mis indagaciones así como preparar un plan para poder revertir esta situación que está viviendo actualmente Gran Bretaña, no puedo contarte mucho dado que todavía no tengo nada en claro pero tengo un plan que creo que puede funcionar, solo espero no demorarme demasiado en poder desarrollarlo.

Me he enterado que mis peores temores se confirmaban; no solo Riddle se ha hecho con el control del ministerio, sino que ha iniciado una cruzada contra los hijos de los muggles, tratándolos de forma similar a como los nazis trataban a los judíos; bueno quizá la comparación se me haya ido de las manos, pero esa es la sensación que me dan al leer su propaganda de cómo son acusados de ladrones y como deberían ser tratados "como los animales que son". Por ello te insto nuevamente a que no abandones la seguridad de la casa en ningún momento, no quisiera que te atrapasen, pues siendo quien eres tus "delitos" serán mucho peores que ser hija de muggles. Kreacher y Dobby se encargarán que no te falte de nada, sé que no te gusta la idea de que los elfos estén trabajando para ti, pero no queda otro remedio para garantizar tu seguridad. No pretendo ponerme en plan paternalista contigo ni mucho menos dado lo mucho que odio ese tipo de actitudes, así que espero no haberte ofendido con tales disposiciones.

Me mantendré en contacto contigo por el mismo método de correo por el que has recibido esta carta, es el método de comunicación más seguro que he podido encontrar. Para responder tan solo entrégale tu carta a Dobby, él la llevará al apartado de correos que te adjunto a esta carta; por si deseas o necesitas contarme algo.

Harry.

Suspiró al terminar de leer la carta, no la esperaba pero le alegraba tener noticias de Harry aunque este no decía mucho de donde estaba o cómo estaba, pero parecía estar bien, o esa impresión le daba. Comprendía lo de no dar detalles en las cartas con los tiempos que corrían, no era como para dar información de más. Al menos su preocupación por Harry había quedado resuelta, pero seguía sin saber de los demás, y no encontraba forma segura de ponerse en contacto con ellos.

Así pasaron los días, hasta un día en el que un ruido en la puerta principal atrajo su atención por completo, alguien había entrado en la casa. Intercambió una mirada con Kreacher, a quien vio coger una de las sartenes de la cocina. Ella salió de la cocina con la varita en alto, moviéndose con sumo cuidado, si había un intruso era mejor tomarlo por sorpresa, aguardó el momento para presentarse apuntando al intruso con la varita al tiempo que indicaba a Kreacher con un gesto que aguardase. Unos días atrás había hablado con el elfo sobre cómo actuar con las visitas no deseadas y habían acordado que el factor sorpresa era indispensable.

- No se mueva

- Soy yo Hermione, Remus Lupin.

- ¿Cómo sé que eres realmente tú?

- En tercer año, cuando Snape os encargo el trabajo de los licántropos tú ya me lo habías entregado antes de comenzar la clase en la que todos se quejaron de ese trabajo. Fue un trabajo muy brillante incluso comparando la realidad con las leyendas y la imagen que tienen los muggles de ellos en su literatura.

- Tenía que comprobarlo – Dijo bajando la varita – Aunque el multijugos no sirva para los licántropos no me negaras que hay otros métodos, Remus.

- ¿Les preparo algo de comer? – Salió Kreacher, todavía con la sartén en la mano – Será mejor que se sienten en la cocina.

- Lo que te parezca Kreacher, muchas gracias.

- He traído unas venidas, ¿No está Harry? – Lo vio sacar unas cervezas de mantequilla mientras se instalaban en la cocina

- No, nos refugiamos aquí tras el ataque a la madriguera durante la boda; al día siguiente Harry se marchó, se mantiene en contacto conmigo aunque no tengo forma de localizarlo.

- Ha ido a esa misión secreta de Dumbledore, ¿no?

- Así es, y no me preguntes de que se trata porque ni siquiera conmigo lo ha compartido. Pero si me dijo una cosa sobre Vol... Riddle.

- ¿Qué te dijo?

- Que no usásemos su nombre, temía que lo volviesen tabú para atrapar a toda la orden que son principalmente los que lo usaban.

- Ha sucedido ya, con un par de miembros y estuvo a punto de ocurrir con Kingsley, pero por fortuna pudo evadirlo. Tendré que advertir de esto al resto de la orden, con esto habéis echado luz sobre ese asunto.

- ¿Cómo están todos?

- Están bien, fueron asaltados y torturados para averiguar el paredero de Harry, incluso interrogaron a los Tonks. Además con todo lo que está pasando en el ministerio con este nuevo régimen el padre de Dora ha tenido que huir antes que la comisión de registro de nacidos muggles llamase a su puerta.

Eso era preocupante, el mundo estaba mucho más horroroso de lo que había estimado, los cambios eran demasiado drásticos como para que nadie lo hubiese notado y si así era podía asegurarlo, suponía que nadie se atrevía a hablar de ello; ¿Negación o miedo por no saber quién era realmente quien tenía cerca? Así sería complicado hacer frente a la situación, con ese panorama sentía que todo el mundo se quedaba solo. También podía notar cierta preocupación en el rostro de Remus, parecía que estuviese agobiado y demacrado, como si hubiese envejecido unos años de repente. Comprendía que tendría problemas con la licantropía al no poder acceder a la poción matalobos.

- ¿Ocurre algo?

- Yo quería hablar con Harry para acompañarlo en su misión secreta. La que le dio Dumbledore, creo que podría ayudarle.

- Pues no sé dónde está; además ahora tu estas recién casado, ¿Qué opina Tonks de esto?

- Yo... verás no debí casarme con ella; la he convertido en una Paria, incluso Sgrimur la despidió poco después de que se casara conmigo y ahora...

- Lo sería igualmente. Una mestiza hija de una mujer repudiada de una "familia importante".

- Dora esta... Embarazada y yo...

- Tienes miedo que el bebé herede la licantropía. Remus, no hay ninguna referencia a que la licantropía pueda heredarse.

- Tampoco la hay a que haya licántropos que hayan tenido hijos.

- No sabemos si la toxina que produce la licantropía afecta a las células sexuales; a la genética. De todas formas, aunque así fuese las probabilidades de heredar algún rasgo de ese tipo serían bajísimas. Y en caso que lo heredase, ¿Quién mejor que tú que conoces bien la enfermedad para ayudarlo?

- Visto de esa manera, tienes razón.

Permanecieron unos instantes en silencio, deseaba poder ayudarle de mejor manera, pero no encontraba la forma; lo que mejor se le ocurria era recurrir a los libros de biología que había dejado en casa de sus padres, pero no le extrañaría que ya hubiese sido revisada y saqueada por mortífagos, quemada hasta los cimientos o que la estuviesen esperando en el lugar. Cualquiera de las tres alternativas que se le ocurrían encajaba a la perfección con la situación actual. Fue en esos minutos de silencio cuando Kracher les sirvió la comida antes de retirarse y dejarlos completamente a solas.

- Me gustaría poder comunicarme con los demás de forma segura – Comentó – He probado a practicar hacer el patronus para que hable, como lo hacéis vosotros, pero no sé si lo he conseguido.

- En cuanto comamos te ayudo con eso, ya verás cómo esta misma noche lo tienes dominado.

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