El día se estaba haciendo muy aburrido en mi trabajo. No teníamos citas a penas. Comencé a juguetear con el bolígrafo haciendo dibujos en mi cuaderno, ¿no podía llamar nadie de emergencia? Que nadie me juzgue; una psicóloga nunca quiere que sus pacientes estén tan mal para tener que llamar, pero... No sé, ¿al menos para contarme su día?
Al pasar una hora, decidí levantarme de mi sillón y salí al rellano donde Chase, mi compañero de trabajo, venía tomándose un café. Sus ojos azules se pusieron en mí y frunció el ceño.
–¿Qué miras?
–¿Tú tampoco tienes pacientes?
–No y no creo que vengan.
–¡Dios! ¡Hazme compañía, Chase! ¡Por favor!
–Tranquila, pelirroja, no hace falta que me supliques: me caes bien.
Se terminó su café y nos bajamos al bar que había al lado del edificio, no sin antes pedirle a María, la secretaria, que nos avisara si llegaba algún paciente.
–Oye, ¿tú tienes novia? –Pregunté dándole un trajo a la Coca-Cola light que había pedido.
–¿Te intereso?
–¡No! ¿No has escuchado lo de 'Donde tengas la olla ni metas la mano ni metas la polla'? Es por encontrar un tema de conversación.
–No. No tengo novia. Tampoco me apetece. Soy joven. Ya tendré tiempo de encontrar a alguien, si me apetece más tarde. Pero... Volvamos a lo de la olla.
–¿Te intereso? –Bromeé cogiendo una servilleta para limpiarme los labios.
–Eso es una pregunta bastante compleja. En cierto modo, sí. Eres guapa, tienes buen culo y me resultas un tanto inteligente pero también... Bastante infantil.
–Si no estás buscando una pareja, ¿qué más te da lo que sea? Además, yo no soy infantil. –Contesté cruzándome de brazos.
–Y ahora me enfado y me convierto en pera.
–¡Vete a la mierda!
–Que han puesto columpios.
–No quiero hablar contigo. –Terminé la conversación aunque riéndome en cierto modo. Sabía cómo era y sí: era infantil, pero me gustaba serlo. Ser adulta me resultaba de lo más aburrido.
Alguien tiró de mi brazo pegándome a su cuerpo. Descubrí una sonrisa traviesa acompañada de unos ojos azules divertidos.
–Hola, nena, ya veo que estás nutriendo tu lista. –Dijo señalando a Chase con la cabeza.
–María me acaba de mandar un mensaje, nos vemos luego. –Chase obvió lo que había dicho el enfermerito mirando la pantalla de su móvil.
–Es mi compañero de trabajo. –Le di un empujón para que se apartara de mí. –Y tú has conseguido que me quite un cliente. Yo hubiera contestado más rápido que él.
El chico se sentó en el taburete que había dejado vacío Chase y se pidió una cerveza. No me di cuenta hasta ese momento de que llevaba el traje de enfermero. Estaba tan sexy...
–Sé muchas cosas de ti. Lo sabes, ¿verdad?
–¿Ah, sí?
–Sí. Sé que te llamas Meredith Martin. Que tu padre es español pero tu madre es de aquí. Aún así, has estado viviendo estos últimos años en España. –Explicó echándose hacia atrás en el asiento. –Eres muy guapa, por cierto. –Soltó en español. –También sé que eres psicóloga, aunque eso me lo dijiste tú. Y... Que te encantan los animales.
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¿Quieres jugar? Juguemos
Romance[COMPLETA] Una apuesta. Dos implicados. ¿Quién conseguirá acostarse con más personas en un mes? Meredith es una maniática del control con ganas de comerse el mundo y llevarse todo lo que se le ponga por delante, por lo que no se lo pondrá nada fác...