Capítulo 30

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Querer no es suficiente en muchas ocasiones. A veces, no nos damos cuenta de que hacemos daño a las personas que nos quieren y eso, hace que su razón las aleje de nosotros.

Era medianoche. Quique había decidido quedarse a dormir conmigo, abrazados mientras acariciaba mi pelo. No era capaz de tranquilizarme, mucho menos cuando estaba sola, ¿y si Kilian se quedaba en coma? ¿Y si no volvía a escuchar su risa o sus tonterías? Si eso pasaba, sabía que no sería capaz de querer a nadie de nuevo. Me sentiría la viuda negra.

Entonces, mi móvil comenzó a sonar. Vi el nombre de mi mejor amigo en la pantalla y casi me lancé a por él. Mis manos temblaban por los nervios y casi no conseguí descolgar el teléfono.

¿Mer? –Preguntó la voz de Nolan.

–Dime, estoy aquí.

Kilian se ha despertado y le han hecho varias pruebas. Todo está bien aunque está cansado y la noticia de lo que le ha pasado le ha dejado un poco decaído.

–¿Puedo ir a verle?

De momento no, ¿puedes esperar hasta mañana? Te iré informando.

A pesar de mi culo inquieto y mis ganas de verle, de contarle todo lo que había descubierto desde qué pasó lo que pasó, me volví a tumbar acurrucada con Quique con la diferencia de estar mucho más tranquila y de poder cerrar los ojos para sumergirme en un gran sueño.

Al aviso de Nolan de que ya podía ver a Kilian, casi fui volando hasta el hospital. Desperté a Quique de la peor de las formas y le obligué a mover el culo hasta su coche para llevarme. Allí, casi no di tiempo a mi amigo de aparcar. Jamás en mi vida había estado tan nerviosa como aquel día ni tan emocionada por ver a alguien.

Entré en la nueva habitación de Kilian en planta. Él estaba hablando con sus padres hasta que vio que entraba allí, puso sus ojos en mí y se quedó complemente callado. Esperé a que me dijera algo para ir hasta él y decirle todo, pero solo nos quedamos mirándonos el uno al otro.

–¿Nos perdonáis un momento? –Preguntó el enfermero. Los otros dos asintieron, caminaron hasta la salida y el padre me dedicó una sonrisa dulce. Yo empecé a caminar hasta su cama, cogí su mano, la que no estaba en un cabestrillo y tragué saliva. No era capaz de hablar. No sabía qué decir. Me temblaban hasta las pestañas.

–Kilian... No te haces a la idea de lo mucho que me alegro de que estés bien. –Dije intentando que las lágrimas no brotaran de mis ojos, pero fue imposible. Él soltó mi mano y la llevó hasta mi cabeza haciendo que la apoyara en su pecho.

–El que he estado a punto de morir he sido yo y estoy feliz, así que, nena, no llores... No me hagas esto. No puedo verte así.

–Lloro de alegría, imbécil. –Gruñí levantando la cabeza. Él me dedicó una sonrisa de oreja a oreja y con el dedo pulgar me quitó las lágrimas de mi cara.

–Yo también te he echado de menos, nena.

–Tengo que decirte algo...

–¿El qué?

–Yo... Esto... –Intenté decir lo mismo que la otra vez pero sus ojos azules me intimidaban. Hacía tiempo que no decía algo así y un nudo se formó en mi garganta impidiendo que dijera lo que sentía. Sus labios se curvaron en una sonrisa y levantó una ceja.

–Te prometo que no te va a explotar la cabeza por decir lo que tienes que decir, Mérida. No es tan difícil.

–No te aguanto.

–¿En España se dice así 'Te quiero'? –Preguntó con guasa y haciéndome cosquillas con su dedo índice.

–Porque estás inválido, sino ahora mismo te haría una llave que te haría suplicarme que parara.

–No me pongas cachondo en este estado, nena. –Contestó sacándome la lengua. Después, cogió mi brazo y tiró de mí hacia él. –Dilo... –Susurró tan cerca de mis labios que casi podría haber salido de mi boca. –Por favor...

–Kilian... Yo... Te... Te quiero.

No tardó ni dos segundos en devorar mi boca mientras con su mano me subía encima de su cuerpo. Intenté separarme pero él pegaba sus labios con fuerza a los míos haciéndome reír entre carcajadas.

–¡Te voy a hacer daño! –Le reñí son parar de sonreír.

–Me da igual, nena. Puedo tener un riñón que no es mío, un brazo y una pierna rotos, pero soy la persona más feliz del mundo. –Contestó besando mi cara. Paró un segundo e hizo que le mirase a los ojos. –Te escuché.

–¿Cómo?

–Cuando dijiste que ibas a seguir adelante con el embarazo, que podía elegir el nombre, que me querías y todo eso. No estaba despierto, sino no te hubiera dejado marchar, pero te escuché, nena...

–¡Y me has hecho decirlo otra vez! –Me quejé frunciendo el ceño. Él se encogió de hombros poniendo una mueca de dolor por su brazo dolorido.

–Y pienso que lo digas mientras te lo haga una y otra vez...

–Pero... Kilian...

–No me gustan los 'peros' –Dijo levantando una de sus cejas por las que cruzaba una pequeña herida tapada por un apósito.

–Sabes que yo no te puedo prometes exclusividad... Sí de corazón, no de pasión.

–Ya tengo la única que me importa. –Admitió serio como nunca lo había visto. –Además... Tengo una idea con la que no podremos tener "exclusividad".

–¿En serio? ¿Ya estás pensando en hacer un trío?

–Culpable... –Susurró contra mi boca haciendome sonreír. Negué con la cabeza pero le besé despacito y me levanté de encima de él para no hacerle daño.

–Perdón de antemano por estropear el momento, pero... Necesito saberlo, ¿qué pasó en el accidente?

–No hace falta que hablemos de ello ahora, nena... –Dijo incorporándose un poco.

–Necesito saberlo.

–Iba borracho. Estaba enfadado porque te vi con Chris y... Ya sé que soy gilipollas. Por suerte, solo podría haber muerto yo. No me llevé a nadie por delante. Si hubiera pasado... Jamás me lo perdonaría.

Me quedé quieta al escuchar eso. Supe que mi cara cambió cuando Kilian chasqueó sus dedos delante de mi cara para que reaccionara pero no podía. No quería hacerle daño; no otra vez, pero necesitaba salir de allí. Empecé a andar hacia atrás sin decir nada. Escuché cómo él me llamaba por detrás, pero no hice caso. Intenté alejar aquel pensamiento de mi cabeza, pero el recuerdo de aquel borracho que se llevó por delante la moto de Noah, me hizo querer alejarme de él.

Holaaa!!!

Sé que soy mala persona por no subir capítulos, arderé en el infierno y esas cosas

No puedo dejar a Kilian ser feliz, va en contra de mi religión jajajaja

Nos leemos!

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