CAP EXTRA

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KILIAN

A veces tenemos la suerte de encontrar a esa persona que nos complementa, esa persona que lo es todo para nosotros, esa persona que, desde la que conoces, sabes que no vas a poder volver a vivir sin ella. Para mí, esa persona es Meredith.

Dicen que los polos opuestos se atraen y puede que en muchas ocasiones sea cierto, que una persona da lo que le falta a la otra pero yo sé que la persona correcta para mí es ella, a pesar de ser igual que yo.

–¡Kilian! –Me gritó sacándome de ese pensamiento en el que me tenía absorbido mirándola como mecía a nuestro hijo: Daniel Blake. –¡Haz que se calle este monstruo chupa tetas!

–¿Quieres que me calle?

–¡No tiene gracia! ¡No deja de llorar y yo me voy a quedar calva! –Sollozó estresada. Yo sonreí de oreja a oreja y cogí a nuestro hijo entre mis brazos. Sus ojos eran azules, iguales que los míos pero desde luego, su nariz era como la de su madre: pequeña y perfecta.

–Vamos, nene, deja de llorar... Te hemos dado de comer, cambiado el pañal y supongo que ahora lo que querrás, es dormir como el cabroncete que eres.

–La primera palabra de nuestro hijo va a ser una palabrota seguro. –Se rió Mérida colocándose el pelo y tirándose en la pequeña butaca que había en la habitación de Daniel.

–No espero menos.

Mientras lo mecía, le contaba cómo nos conocimos su madre y yo: por nuestro ego en un hospital, ego que yo perdí ante la maldita seducción de la pelirroja. Dos veces. No me extraña, cualquier hombre al que le gustaran las mujeres, caería rendido a sus pies... Con esa cara tan angelical... Esa sonrisa... Ese pelo.... Esa dulzura que para nada tiene... Poco a poco, Dan fue cerrando los ojos, aunque luchaba por mantenerlos abiertos y mirarme. Le encantaba tocarme los tatuajes, como a su madre. Terminé metiéndolo en la cuna, resoplando aliviado por haber conseguido que dejara de llorar.

–¿Cómo narices consigues que se duerma? Yo creo que me odia y por eso no se duerme. –Se quejó Mer levantándose de la cuna. Una sonrisa perversa se dibujó en mi rostro, cogí a Meredith como había cogido a Daniel segundos antes. Ella me mató con la mirada aunque la chispa de diversión de sus ojos, demostraba que para nada sentía eso hacia mí. La llevé hacia nuestra habitación y me senté en la cama con ella todavía en mis brazos y en ese momento, sobre mi regazo.

–Pues mira... Lo que hago mecerle así. –Susurré muy cerca de su boca mientras movía su delgado, ya recuperado del parto, cuerpo de un lado a otro. –La hablo con este tono. –Volví a susurrar. –Y... Siente el cariño que le tengo.

–¡Eh! Yo también quiero a la aspiradora humana, pero... Me estresa más que su padre y mira que es difícil.

–Conozco un truco muy bueno para desestresarse. –Admití mordiendo su labio inferior. Ella levantó una ceja por encima de sus gafas negras de pasta.

–¿No te cansas?

–¿De ti? No me cansaría ni pasando cien vidas a tu lado... Besándote... Acariciándote... Follándote...

–Nunca pensé que diría esto, pero... Te quiero, Kilian Blake. –Dijo dándome un beso en los labios. –Aunque odio que seas tan cursi, me da urticaria.

–Pues vete acostumbrándote, nena, porque pienso ser cursi todos y cada uno de los días, porque no pienso dejar que te olvides de lo que siento por ti ni un segundo. Te quiero, Meredith Martin.

–Puede que me haga la dura, pero en realidad, me encanta escucharte decir todas esas gilipolleces. –Admitió poniendo esa cara de cachorrito que conseguía hacer que mi alma fuese menos oscura. –Y si le dices esto a alguien, te prometo que lo negaré.

–¿No quieres que la gente sepa que tienes corazón?

–Bastante que me he dejado engañar para tener a un mocoso llorón.

–Eres la peor madre del mundo. –Bromeé dándole un beso en su boquita de ardilla.

–Es para crearle un trauma y que la magia de la psicología no se pierda, puro apoyo a mis compañeros.

Solté una carcajada y la tiré sobre la cama, como el depredador que soy, me acerqué a ella, con mi cara de sedcutor y terminé besándola en los labios.

–O... Puedo castigarte por ser una mala madre...

–Como me des un solo azote, Kilian Blake, prometo borrarte los tatuajes frotándote con un estropajo.

Aún diciendo eso, pasó sus manos por detrás de mi cuello para juntar sus labios con los míos. Apoyé mi entrepierna, dura solo de sentirla cerca, sobre la suya.

–Puedo castigarte de otras formas, nena, como calentarte hasta que me supliques que te lo haga... –Dije mordiendo su labio inferior y frotándome contra ella.

–La última vez perdiste, ¿te acuerdas?

–¿Quieres volver a jugar?

–Juguemos. –Respondió quitándose de debajo de mí, dándome un empujón y tirándome en la cama. Se sentó a horcajadas sobre mí y empezó a hacer movimientos, estimulando mi erección.

Mierda, ¿por qué se tiene que saber todos los trucos?

No llevaba camiseta porque a pesar de que el verano se había acabado, seguía haciendo calor, aunque nada comparado con el que Mérida me hacía sentir. Ella comenzó a besar mi pecho y a tocarme todo el cuerpo, solo como ella sabía hacer.

–¿Te rindes ya, Blake? –Preguntó sobre mi boca. Yo puse las manos sobre su trasero y la volví a dejar debajo de mí de un solo movimiento. Mordí su labio inferior haciendo que soltera un gemido y después, empecé a bajar por su cuello.

–Esta vez no, nena. Esta vez pienso ganar.

–Ni en tus mejores sueños.

–En mis mejores sueños, nos pasamos el día retozando, no apostando para dejar de hacerlo. –Admití dándole un beso lento, de esos que sabía que podrían volverla más loca de lo que ya estaba.

–Pues házmelo.

–¿Eso es que te rindes?

–Nunca.

Ella fue a volver a besarme pero el llanto de Daniel hizo que ambos soltásemos una maldición. Me levanté de encima de ella y me encaminé a la habitación de nuestro hijo, no sin antes, volver a echar una mirada a la mujer de mi vida. Nuestros ojos se cruzaron y una sonrisa de imbécil se dibujó en mi cara.

–¿Qué miras, mal padre? Tu hijo está llorando.

–Lo cachonda que te he dejado, nena. Tienes las mejillas coloradas.

Y así, me fui a por nuestro bebé, para calmarlo rápido y poder volver con Meredith: esa vez, pensaba ganar la apuesta.

Hola!!!!

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Hola!!!!

Estoy súper mega ultra hiper contenta porque hemos llegado a las 100k y por eso he decidido hacer un capítulo extra, como recompensa porque os lo merecéis! Me habéis hecho super feliz, muchas gracias por dedicar vuestro tiempo en esta historia (y a las personas que leen las otras, también)

Besos de pechuga para vosotrxs, espero que hayáis disfrutado de este capítulo ❤️

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