Decidir qué estudiar en esta vida, es algo complicado. Tienes que pensarlo bien, porque según lo que estudies, la gente acudirá en tu ayuda en un sentido u otro. Si eres fisioterapeuta como Hunt, te pedirán masajes. Si eres médico, como Nolan, irán a ti por cualquier tontería como que se les rompa una uña o se hagan un pequeño corte y si eres psicólogo como yo, entonces...
–Tengo una buena noticia y otra no tan buena. –Dijo Hunt al abrir la puerta. Sí. Lo habéis acertado. Vienen a pedir consejo.
–No sé cuál me da más miedo de las dos viniendo de ti. –Respondí mientras mordía una tableta de chocolate. El ser que estaba creciendo dentro de mí debía ser muy dulce.
–La buena es que me he tirado a Debrah. –Una sonrisa de medio lado se dibujó en su rostro. Como si estuviera en su casa, se tiró en el sofá, cogió el mando y comenzó a cambiar de canal hasta que encontró algo que le gustó. Después, me miró con sus ojos azules tan claros como el mar de las Bahamas, se encogió de hombros y dijo. –Lo demás ya lo sabes.
–¿Tenéis una relación y ya no te puedes acostar con otras mujeres?
–¿Qué? ¿Tú estás loca?
–Pero... ¿No era eso lo que querías? –Pregunté confundida de verdad.
Ahora en serio, ¿la loca soy yo o él?
–No. Esa es la mala noticia, que tras acostarnos una vez y solo una, me he dado cuenta de que tampoco es tan increíble como pensaba. Tiene una voz chillona que se te mete en el oído como una taladradora.
–No sé por qué pensaba que tú podías sentar cabeza... –Admití chupando mis dedos para no desperdiciar ni un miligramo de chocolate. Si lo hacía, mi haba posiblemente me daría una patada al más estilo ninja. –¿Ella se lo ha tomado bien?
–Sí... Bueno... No me ha perseguido con un cuchillo por la calle como Tatiana, ni me ha hecho vudú como Lexie, así que... Mal lo que se dice mal...
–¿Ahora entiendes por qué intento alejar a mis amigas de ti? –Pregunté cruzándome de brazos con una ceja levantada.
–No es mi culpa que todas se enamoren de mí, es culpa de mi madre por ponerme un nombre tan sensual y hacerme tan irresistible. –Dijo con una mirada que me hizo tragar saliva mientras se colocaba su chupa de cuero.
–¿Y lo de jugar con los sentimientos de los demás?
–El amor se acaba, que lo superen.
–Entonces, espero que el Karma no te pille jamás.
–No hago nada malo, hago lo que siento en cada momento. Si quiero a alguien, voy detrás de esa persona, pero... ¿Tengo que tener una relación en la que no quiero estar? Sería engañarme a mí y engañar a la otra persona haciéndola creer que quiero estar con ella, ¿no crees?
–Lo que creo es que deberías aprender a clasificar tus sentimientos, es decir, saber cuando es un capricho o cuando es algo más. –Expliqué sentándome en el brazo del sofá. Él rodó los ojos levantándose.
–Me encantaría quedarme aquí charlando sobre sentimientos y unicornios, arcoiris y todas esas cosas de personas enamoradas. –Simuló una arcada llevándose la mano a la boca. –Pero... Tengo que irme.
–¿A dónde vas?
–A clarificar mis sentimientos en carpetas de colores.
En mi cabeza, miles de insultos se formularon. A veces no lo aguantaba, sin embargo, tras tantos años juntos, había acabado cogiéndole cariño. Él salió por la puerta dejándome sola con mi chocolate y Freud que me miraba retándome con su pelota en la boca, pero justo cuando me disponía a jugar con mi pequeño amigo, llegó Chris.
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¿Quieres jugar? Juguemos
Romance[COMPLETA] Una apuesta. Dos implicados. ¿Quién conseguirá acostarse con más personas en un mes? Meredith es una maniática del control con ganas de comerse el mundo y llevarse todo lo que se le ponga por delante, por lo que no se lo pondrá nada fác...