Capítulo 11

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–No me puedo creer que vayas a salir esta noche. –Dijo Quique mientras me abrochaba los pantalones pitillo. –¿No te da vergüenza?

–¿Qué quieres que haga? ¿Que me quede en casa llorando porque Aurora se haya ido? –Pregunté mirándole a través del espejo.

–¿Sí? Era tu compañera de piso.

–Si buscas alguien con quien llorar... ¿Por qué no llamas a Nolan? –Una sonrisa perversa se dibujó en mi rostro. –Él seguro que tiene una buena inyección para quitarte el dolor.

–Eres una zorra y no pienso perdonarte. –Contestó levantando una ceja. –¿No te importa que esté triste? ¡Mi hermana se ha ido del país!

–Lo que me importa es que quedan 10 días para que se acabe la apuesta y no pienso perder.

–Zorra competitiva. –Gruñó entre dientes. –Ojalá no mojes hoy.

–Lo dudo mucho, nene.

Le di un beso en la mejilla, me puse una chaqueta y salí de mi casa dejándole allí. No me había costado mucho convencerle para que se quedara con Freud; Quique era un amante de los animales, solo esperaba que no echara Ketchup en mi ropa interior o algo por el estilo como venganza por no haberme quedado con él.

Para variar, fuimos a  Baco's donxe Hunter pasó el brazo por encima de mi hombro y me dio un beso en el pelo al llegar.

–Ruben te está esperando para menear su cosita dentro de mí. –Susurró contra mi oído riéndose. Le pegué un pisotón que le hizo soltar un pequeño grito por el dolor. –Vamos, abuela, tómate las cosas con humor.

–Hoy no tengo humor.

–¿No te has tomado las pastillas para la tensión?

–No; uno de mis mejores amigos me está tocando las narices. –Admití clavando mis ojos azules en los suyos que eran incluso más claros que los míos, por no hablar de sus largas pestañas. Él sonrió de lado y se encogió de hombros.

Bebimos unas cuantas copas y nos pusimos a bailar pegados. Él no es que fuese el rey del baile, pero nos lo pasábamos bien, ¿qué importaba bailar bien si estabas con uno de tus mejores amigos? Aunque, Hunter no perdía la oportunidad de toquetearme al pegar nuestros cuerpos.

–Estoy viendo a Debrah, ¿qué debería hacer?–Gritó por encima de la música.

Le miré esperando que me señalara quién era e hizo un gesto con la cabeza.

Busqué el lugar que me señalaba para encontrarme con una chica bajita, con el pelo tan largo que estaba segura que si se sentaba, se lo pillaría con el culo que bailaba con un chico que supuse que sería su novio, ese que Hunt había maldecido tantas y tantas veces. Era gracioso ver a un hombre como él, con sus aires de 'soy el mejor del mundo' sumido en la sombra de otro.

Quizás fue por el alcohol o quizás porque el chico en sí era mono o porque Hunter no se había pillado jamás por alguien y me dolía que aquella chica no se fijara en él, pero en cuanto el novio de Debrah se fue hacia la barra, vi la oportunidad. Él acababa de pedirse un cubata con algo y yo fingí que me tropezaba haciendo que todo el líquido se desparramara por su camisa.

–Lo-lo siento. –Dije mordiéndome el labio. Cogí unas pocas servilletas y le limpié. –Soy muy torpe.

–No te preocupes.

–Déjame invitarte a otra copa... Como compensación. –Puse un pequeño pucherito. Vi a Hunt hablando con Debrah y una sonrisa se dibujó en mis labios. Formábamos un buen equipo. Tan siquiera me había hecho falta decirle mis intenciones; él lo había entendido perfectamente.

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