Capítulo 36

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–¿Confías en mí? –Pregunté cogiendo su mano.

Kilian arrugó su nariz echándose hacia atrás en el asiento, como si su respuesta fuese no. Le di un golpe en el brazo poniendo morritos.

–Era broma, Mérida. Claro que confío en ti. –Respondió riéndose tras darme un rápido beso en su mejilla.

–Pues entonces pon tu asqueroso culo de enfermero en esa silla y deja que este amable señor –Dije señalando a un hombre que si me encontraba por la calle, posiblemente, me hiciera salir corriendo. –Te haga el tatuaje que le he pedido.

–Es que...

–¡Kilian! ¡Es la apuesta! –Grité sentándome a su lado desesperada.

–Me pongo cachondo cuando me gritas.

–Tú te pondrías cachondo hasta si me tatuara en la frente el pene de Kevin. –Respondí cruzándose de brazos. Él soltó una carcajada.

–Lo chuparía, así cumpliría una de mis fantasías sexuales.

–Tengo más clientes esperando, ¿te hago el tatuaje o no, tirillas? –Interrumpió el hombre con su ronca y firme voz.

–Está bien... Házmelo... No miro.

Kilian terminó estirando su brazo. El hombre, sin ninguna delicadeza, cogió el brazo de mi... Dios, no puedo decir esa palabra, ya sabéis lo que es, ¿verdad?

Me eche hacia atrás acariciando mi tripa que ya se notaba, aunque estando embarazada de 5 meses, era difícil que no lo hiciera. Los primeros meses habían sido horribles vomitando todo y más, comiendo chocolate hasta en las cenas importantes y queriendo dormir todo el día (sí, eso es cosa del embarazo)

–Mini Blake... ¿Has visto lo cobarde que es tu papá? –Pregunté dándole pequeños golpes a mi barriga. El mini Blake pegó una patada haciéndome soltar una carcajada. Miré a Kilian que tenía una sonrisa en los labios mirando hacia otro lado. Solo de mirarle, notaba que el pecho se me llenaba. No sabía cómo lo había hecho, pero ese imbécil me tenía loca por sus huesos. Me hacía reír a carcajadas y sonreír como una tonta. Me hacía que no quisiera dormir sola porque entre sus brazos era mucho mejor. Jamás pensé que alguien pudiera superar lo que sentía por Noah, mucho menos alguien que conocía desde hacía tan poco tiempo, pero Kilian pasó por mi vida como el fuego en un campo sexo, digo... Seco.

–Nena... Como no me guste, pienso darte azotes. –Me "amenazó" sacando su lengua y pasándola por sus labios tan increíblemente sensuales.

–Ya está. –Soltó el señor que limpió el tatuaje.

Kilian abrió los ojos y rápidamente, giró la cara. Encima de su codo, la palabra 'Daniel' en unas letras preciosas contrastaba con su blanca piel. Él me miró con los ojos llorosos.

–¿Es un niño? –Preguntó acercándose a mí. Yo asentí con una sonrisa de oreja a oreja. Él me cogió entre sus brazos levantándome y haciendo que diésemos vueltas por todo el estudio. –Es un niño... Es un niño.

–Sí. Tiene colita.

–Y el nombre más bonito de hombre, después de Meredith. –Bromeó con una sonrisa juguetona. Le di un golpe en el brazo pero después lo besé con fuerza. –Ojalá no sea tan gilopollas como yo, aunque... Es un hombre... Y un Blake... Creo que estoy pidiendo demasiado.

–Va a ser el más guapo y más ligón de todo Nueva York. –Admití muy segura de mis palabras. Kilian me bajó al suelo, cogió mi mano y tiró de mí hacia fuera de la tienda.

–Tengo algo para ti.

–¿El qué? –Pregunté mientras me arrastraba hasta su coche ignorando lo que acababa de decir. Él abrió la puerta, cogió una bolsa que se encontraba en la guantera y la puso sobre mis brazos.

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