Capítulo 17

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Tentación tras tentación iba matándome poco a poco. Kilian si se lo proponía, podía ser muy caliente y yo era una estufa con ganas de que la apagaran de una vez. Jugaba sucio. Sabía qué hacer para ponerme a tono, pero yo tampoco me quedaba atrás, solo había que ver cómo sus ojos pasan de ser celestes a oscuros. Cada vez pasábamos más tiempo juntos y cada vez era más difícil no arrancarnos la ropa el uno al otro.

A otra persona a la que  había empezado a ver más era a Chris. Era un hombre bastante gracioso y tranquilo y había resultado ser un gran amigo. Amigo. Solo eso. Había descubierto que estaba más jodido de lo que intentaba aparentar con su constante tranquilidad y he de admitir que era un gran actor. Estoy segura de que si no fuera psicóloga, jamás lo habría averiguado. Aún así, no quiso decirme absolutamente nada, pero tampoco le había forzado a que lo hiciera; cuando él quisiera contármelo, ya lo haría. Además, nos conocíamos desde hacía casi dos semanas, no esperaba hacerme su mejor amiga.

Salí del edificio donde trabajaba metida en mis pensamientos y me choqué de frente con Kilian que me cogió de la mano y tiró de mí hacia su coche sin decir ni una sola palabra. Sí. Había cogido demasiada confianza conmigo.

–¿A dónde me llevas, enfermerito? ¿Sabes que el secuestro es ilegal?

–A nuestra décimo novena cita.

–¿Vamos por ese número de cita y todavía no nos hemos acostado? ¡Al fin han inventado las máquinas del tiempo! ¡He vuelto a los 14 años! –Comenté irónicamente. Él se paró en seco, me cogió de la cintura y me pegó a su cuerpo.

–Ríndete a mis encantos si quieres sexo. Solo tendrás que hacerte un tatuaje. –Susurró contra mis labios. Bajó su mano hasta mi culo antes de besarme despacio acariciando mi mejilla con su mano libre. Cuando me soltó, me quedé en el mismo sitio con los ojos cerrados intentando recomponerme de aquello. Maldito Kilian, ¿cómo era capaz de dejarme sin aliento?

Si pudiera clasificar los besos, los lentos serían los que te hacen perder la cabeza: suaves, calientes, que te dejan con las ganas...

–No pienso perder, Blake. –Dije con voz de entrenador de fútbol dando un golpe en su pecho. –Regrese a su posición, el partido depende de su actuación.

–¿Tan mal te ha dejado mi beso que ahora no entiendo lo que dices?

Nos montamos en su coche y empezó a conducir. Estaba un tanto espectante por ver hacia donde me llevaba. Fuese a donde fuese, sabía que iba a gustarme: Kilian tenía muy buen gusto. Aunque esa idea se fue de mi mente en cuanto vi el Centro Comercial.

–¿Me has traído para que deje de comprarme ropa de niña pequeña?

–¡No! Me encanta esa camiseta con montones de Olaf, de hecho, me encantaría tener una. –Soltó sarcásticamente cogiendo la manga de mi camiseta. Le di un empujón con el ceño fruncido y él se carcajeó para después coger mi mano. –No. Te he traído a... Atención... ¿Preparada?

–O lo dices ya o te prometo que mis Olaf y yo te vamos a dar una paliza.

–¿Sabes que película han estrenado en el cine?

Una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en mi rostro. Esa vez fui yo la que tiró de él hacia las taquillas del cine antes de que pudiera decir nada más. Escuché cómo se reía por detrás, pero se dejaba llevar.

En la sala 7, nos sentamos en una zona del fondo. Habíamos comprado palomitas y refrescos y estaba más feliz que Freud comiéndose mis calcetines. Hacía poco que habían estrenado Deadpool 2 y como buena fan, necesitaba verla.

–Estoy tan emocionada que creo que voy a hacerme pis encima. –Dije dando un trago a mi vaso de Coca-Cola. Kilian me miró y me quitó el vaso.

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