Sentí su aliento recorrer mi cuello. Me estremecí por un momento, alsé mi mano contra su cara dandole una fuerte cachetada.
—Me encantas—dijo tomando mis muñecas y apretandolas contra la pared.
—¡Alejate!—luché un momento para safarlas de sus manos.
—No hasta que me des lo que quiero—Se acercó a mí lentamente, ese último soplo de su boca despeinó algunas mechas de mi cabello.
—¡No Biersack!— arrevaté de nuevo mis manos, esta vez ganando, corrí a mi casa y cerré la puerta con fuerza.
Me fijé por la ventana para checar si Andy seguía en el lugar. En efecto, su sonrisa era inesperada, volteó a verme y noté en su mirada, en sus perfectos ojos azules, un brillo extraño, algo que nunca había visto en Andy. Me dedicó una sonrisa antes de que yo cayera al suelo evitando esa mirada. —¿Qué me está pasando?— dije tratando de recuperar mi calma. Miré de nuevo a la ventana y por suerte Andy ya no estaba.
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—¡Siempre me tengo que enterar de todo _____! —Exclamó Jake alzando sus manos.
—¡Pero yo estaba bien! Andy no me hizo nada—dije jalandolo de su chaqueta para sentarlo a mi lado.
—Sabes que no me gusta que te toque y mucho menos que te desee de esa manera— apoyó sus piernas y reposo su cara en su rostro.
—Andy no me desea, él solo quiere estar en mi lugar, sabes que quiere hacerme todo imposible—Posé mi mano sobre su hombro tratando de cálmarlo.
Jake guardó silencio un momento. Algo incómodo.
—Voy a hablar con Andy—se levantó del sillón y se dirigió a la salida.
—¡NO!—Interrumpí su salida interponiendome entre él y la puerta.
—¿por qué no?—se detuvo a un paso de mí.
—No es necesario Jake, yo lo resuelvo ¿si?
Jake me miró un segundo tratando de que mi mirada no lo conveciera. Siempre funciona. Acerté de nuevo y se alejó de mí subiendo a su habitación.
Saqué mi celular del bolsillo y me senté en el sofa y escuché un poco de música tratando de relajarme.
