Capítulo 20

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Caimos en la cama suavemente , su cuerpo sobre el mio...era exitánte. Quitó mi vestido y mis tacones de manera arrebatada, se dió paso entre mis piernas y siguió besándo mis labios con pasión. Estoy segura de que lo conosco pero no recuerdo de donde. Quité su playera con desesperación y acaricié su dorado pecho, bajé mis manos a su abdomen y lo acaricié, sentí como si ya lo hubiese tocado alguna vez.

Seguí disfrutando de sus besos y caricias por un momento, sus manos desabrocharon mi brasier dejándolo en el piso, su boca se deslizó por mis senos haciéndome estremecer, mis gemidos llenaban la habitación cuando tiraba de ellos con sus dientes. Bajó sus manos hasta el material de mis bragas las quitó rápidamente y con su lengua entró en mi feminidad. Acaricié su cabello mientras disfrutaba de mi íntimidad. Besó mis piernas y subió hasta mi boca volvió a besárme con esa desesperación.

Estando ebría sabía que esos labios ya los había provado, ¿en dónde? ¿De quién? No puedo recordar quien es este chico, sé que lo he visto, sé que lo he besado, sé que he tocado ese abdomen. Un fuerte dolor me alejó de mis pensamientos, encajé mis uñas en su espalda al sentirlo moverse dentro de mí, gemí mientras me embestía con lentitud. Comenzó a acelerar su rítmo y cada vez mis gemidos crecían. Él los callaba con besos. Llegamos al clímax y busqué de sus labios para sesar el grito que venía desde el fóndo de mí. Sacó su miembro de mí y se tiró a un lado mío.

Estaba cansada y débil, ese orgásmo hizo que viera estrellitas, fue magnifico. Pero me acosté con un desconcido conocido, podría decir. Recuerdo haber besado esos labios, pero no recuerdo de quién, recuerdo haber tocado ese abdomen ¡pero no recuerdo de quién! Recuerdo haberlo visto... ¡Pero no recuerdo quien es!

Quedé dormida después de forzar mi adormilada mente. Eso de estar ebria y forzar la mente por recordar algo, duele.

+

En la mañana me desperté mirándo una ventana con una cortina negra, el cuarto estaba un poco obscuro ya que del otro lado, la ventana estaba abierta y permitía entrar un poco la luz.

Empezé a recordar las barbaridades que había hecho anoche con el chico.

Estaba cruda, me dolía la cabeza con brutalidad. Tomé mi ropa y empezé a vestirme, saqué de mi bolso mi móvil y ví la hora ¡10:56 am! Diablos tenía que ir a la universidad pero era demaciado tarde. Antes de irme decidí saber quien era el chico con el cual tuve sexo la noche pasada.

Me acerqué a él por el otro lado, ya que me estaba dándo la espalda.

—¡No puede ser! —Lo miré sorprendida pero alterada, jamás en la vida me perdonaré por esto.

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