Llegamos a mi casa, me ayudó a bajar y lo invité a pasar, al parecer aún no llega mi padre ni Jake.
Nos sentamos en silencio en el sofá de cuero negro, el más cómodo para mi gusto.
Jinxx chasqueó la lengua y me miró—¿Quieres un abrazo?— preguntó rompiendo el silencio, de repente yo ya estaba entre sus brazos, llorando contra su pecho como si no hubiese mañana.
No podía creer que estaba verdaderamente, locamente... profúndamente enamorada de Andy.
—Ya no llores _____, lo encontraremos—agregó mientas sobaba mi espalda relajándome.
—¿Cómo?—pregunté incredula.
—Lo buscaremos de una u otra manera—se levantó y fue a mi habitación, minutos después bajó con mi laptop en manos.
Será una larga tarde.
Jinxx comenzó por Facebook, buscando alguna señal "de vida" por así decirlo, sobre él. Siguió con más redes sociales.
Buscó por cielo, mar y tierra, yo me estaba desesperando de no saber nada de él. Mi mente comenzaba a traicionarme y jugar conmigo.
"Andy ya no está, se fue, te dejó sola, tú te lo buscaste _____"
"Eres una tonta"
"¿Y si Andy murió en un accidente y tú no te das cuenta?"
"No creo que quieras tener algún recuerdo de él"...
—¡BASTA! ¡JINXX LO VOY A ABORTAR!—Dije frenética, las lágrimas brotaron de mis ojos como si fuesen fuentes. Estaba harta y debastada.
—¡¿QUÉ?! ¡¡¡NO!!! ¡¿TE HAS VUELTO LOCA?! —respondió con el mismo tono que usé, creo que está en lo cierto, me estoy volviendo loca.—Sientate—ordenó con furia en sus palabras. Obedecí—No vas a abortar ese bebé, vamos a buscar a Andy aún que sea lo último que haga, ¿ok? Trata de relajarté—limpió un traviesa lágrima que se escapaba por el rabillo de mi ojo—ten paciencia _____, lo encontraremos.
«Narra Andy»
Había llegado a casa de mis padres después de un largo viaje, mamá me recibió con un cálido abrazo, papá me dió un corto pero tierno y sincero abrazo.
Mamá me ofreció de cenar, el cual accedí como niño pequeño. Me jambé de comida. Al termino, tomé mis maletas y subí a la segunda planta en donde se encontraba mi habitación.
En cuanto estuve dentro de ella, me di una refrescante ducha, salí y me acosté en el cómodo colchón.
Aún no tenía sueño, pero quería relajar mis músculos... me levanté y saqué de mi maleta una hoja y una pluma, tomé un libro como apoyo. Me senté sobre la cama, recargándome en la cabezera y comenzé a escribir lo que pensaba en ese momento.
"Me confundí, tardé tanto que te perdí, no supe mostrarte en su momento que tú eras mi gran sueño y mi despertar, mi mundo, mi guerra y mi paz, la sangre que hierve por mi cuerpo en cada movimiento y tú no quieres saber de mí y te has empeñado en fingir que ya no te merezco.
Y yo estaré echandote de menos, mientras tú me dirás que ya paso mi tiempo. Y yo estaré muriéndome por dentro, mientras tú pensarás que nunca fui sincero.
No puedo más, lo intento y no logro encontrar escusas que alejen tu recuerdo de cada pensamiento y dime que no olvidaras mi canción, te entrego mi vida en cada verso desde el último al primero.
Y tú no quieres volver atrás y te has prometido enterrar todos tus sentimientos.
Y yo me ahogaré en mi arrepentimiento, mientras tú estarás flotándo en otros besos... yo te diré que lo siento y que no puedo dejar de pensar en ti ______, solo en ti".
¿Desde cuando me siento así? La necesito.
Doblé la hoja por la mitad y encima escribí: "Te prometo _____ que estaré contigo, amor. Lo haré".
Bien, he escrito algo que nadie va a leer nunca, solo será una hoja más en mi carpeta. La guardé entre las hojas del libro y volví todo a su lugar. Me acosté en la cama y pocos minutos después caí en un profundo sueño.
