Capítulo 33

424 19 1
                                    

Han pasado tres malditas semanas y yo muero de nauseas  a cada rato, Jake no se atreve a dirigirme ni siquiera la mirada. Lo sé, lo deufraudé y me duele. Jake prometió estar conmigo en las buenas y en las malas y al parecer se le olvidó.

Jinxx y mi padre me han estado cuidando, mi tía Lorraine también está a mi pendiente. Ella viajó desde Texas solo para cuidar de mí, mientras mi padre trabaja.

Por suerte Andy no me ha hablado ni tocado en estas tres semanas. Sé que se muere por hablarme, porque lo he visto, pero no tenemos nada que hablar.

En realidad me mataba la idea de que Andy quiera pagarme los estudios y quiera cuidar a mi hijo, jamás pensé que a Andy le importaría mi vida, es más, la de un hijo suyo. Mi pregunta es ¿por qué yo? ¿Por qué no pudo haber sido Juliet?

—¿Estas bien?—preguntó Jinxx.

—Si, solo quiero vomitar de nuevo—dije levantándome del asiento.

—¿te acompaño? —Preguntó Sammi, la compañia de Jinxx.

—No, está bien, gracias—salí y fui al baño. Mientras caminaba por el pasillo, Andy estaba recargado en el marco de la puerta del aula 13, cerca del sanitario femenil. Lo miré de reojo y blaquié mis ojos, entré e hize lo que tenía que hacer.

Tardé un rato adentro, ya que me daban ataques de nauseas una y otra vez.

—¿Estás bien?—preguntaron desde afuera, era de una voz masculina, se notaba preocupado, pero no contesté y volví, nuevamente, el estómago.—¿quieres que valla por ayuda?—volvió a hablar de manera muy amable, pero no podía responder. La voz me era familiar.

Odiaba estos sintomas con ganas, odiaba tener que correr siempre al baño solo para vomitar o al menos  eso trataba de hacer, desde que los síntomas comenzaron, no he parado de llorar. Ha arruinado mi vida. Traté muchas veces de que mi llanto no se escuchara para no llamar la atención.

De repente la puerta se abrió, reaccioné rápido y mojé mi cara con un poco de agua sobre mis manos.

—¿Oye por qué no me contestas? —¿pero qué coño hace él aquí? Ya mi en mi vida lo hacía. Volví a mojar mi cara ignorándolo por completo.—¿Sabes? Estoy muy preocupado por ti, te he visto y me dan ganas de abrazarte y cuidarte. Lo siento si te lastimé la última vez, no estaba seguro de lo que hacía. Perdón—se acercó unos cuantos pasos hacia mí quedándo muy cerca para ser sincera.

—Ashley, sal ahora de aquí—dije secando mi cara con una toalla.

—No lo haré—se cruzó de brazos y se planteó enfrente de mí.

—Está bien que tengas nombre de chica, pero no es para que te metas al baño de chicas—dije burlándome... sin gracia alguna.

—Si, deja mi nombre en paz, quiero que hablemos, quiero remidiar lo que hice que sé que encerio estuvo muy mal el decirte que...—hablaba muy rápido y lo interrumpí.

—Tú y yo no tenemos nada que hablar Abrocket, la última vez me lo dejáste todo muy claro—dije molesta, jamás en mi vida le había llamado Abrocket y al parecer no le gustó que le llamara así.

—No vuelvas a llamarme así, me trae tristes recuerdos ¿ok? Y disculpame, no te vuelvo a lastimar— agachó la cabeza y caminó hasta la puerta de esa misma manera.—cuidate, gracias por todo—dijo por último y salió del baño.

En realidad me sentí muy mal, no sé ni siquiera por que le llamé Abrocket, sé que le lastima que le diga así, le recuerda tanto a su madre. Si no lo conociera bien ni siquiera sabría su segundo nombre.

Después de estar encerrada en el baño salí, pero para mi mala suerte Andy estaba frente a mis narices, estaba molesto lo podía sentir. Sus puños estaban cerrados y sus ojos se desborraba el enojo, la furia. ¿Será por culpa de Ashley?

—¿Qué quería Ashley? —Preguntó acercándose a mí.

—Qué te importa, vete de aquí— lo empujé quitandolo de mi camino y seguí mi paso.  Le escuché correr tras de mí pero no me importó, seguí caminando.

—Me importa mucho—me abrazó tomandome por la cintura haciendo que me detuviera. Rodeé mis ojos, tomé sus manos y las alejé de mí.

—Andy, déjame en paz ¿ok? —suspiró con pesadez y volvió a abrazarme sin importarle quien estuviera cerca. Sus manos acariciaban lentamente mi vientre, su rostro estaba tan cerca de mi cuello, que podía sentir su respiración recorrer desde mi nuca hasta mi clavícula.

Diablos, esto es tan exitánte.

Cerré mis ojos sin permiso alguno, derepente sus fríos labios se posaron sobre mi cuello, dejándo pequeños besos.

Escuchaba los murmullos alrededor, todos sumamente sorprendidos. De entre ellos destacaban: "¿Serán novios?" "Esto no está bien" "Pero si son agua y aceite" "Mientras no se bésen todo está bien". Estaba muy perdida, esa sensación que recorría por mi cuerpo al sentir los labios de Andy en mi cuello, era... increíble.

Enamorados Por Accidente♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora