Andy me llevó a Star Garden, justamente al café de la vez que se despidió de mí.
Nos sentamos hasta el fondo. Andy no apartaba la vista de mí, sus ojos me gritaban lo mucho que me amaba. Siento el mismo amor que él siente por mí.
No sé como describirlo, no es el hombre perfecto, pero me basta, me llena, me satisface, es justo lo que quiero. Se que a papá no le gusta la idea, pero ¿si yo quiero estar con él? Es mi decisión.
—Deja de mirarme—dije con gracia y sonreí, tomó mi mano y la entrelazó con la suya.
—Es imposible, eres una obra de arte—mis mejillas se tornaron rojizas, agaché la cabeza y sonreí.
—Gracias—susurré mientras me llevaba un mechón de cabello detras de mi oreja.
—No me agradescas preciosa—seacercó a y con su mano libre me tomó de la barbilla para besar pasivamente mid labios.
—Andy te amo tanto—susurré contra sus labios.
—También te amo, muñeca—besé una vez más sus jugosos labios y ambos sonreimos.
Nos atendieron y minutos después, ya estabamos desayúnando. Durante el desayuno, nos acompañó un silencio, pero un silencio cualquiera... era uno que valía Oro, uno en el que las sonrisas y miradas, eran palabras.
Ambos terminamos el desayuno y platicamos un rato.
Pasé un día increíble con Andy, realmente estar con él es mágico, ¿por qué lo digo? Porque puedo ver a un niño lleno de ilusiones, gran sentido del humor, una muy grandiosa y soñadora sonrisa... claro y nunca falta el corazón sensible y tierno.
Me contó sus más anhelados sueños, en ese momento me sentí incómoda, sentí que yo era su impedimento para que no los realizase... pero me confesó que yo era su sueño principal y que dejaría atrás lis otros sueños, todo por estar conmigo. Que hombre.
La tarde era hermosa, el cielo despejado, descanzabamos en la terraza detrás de su casa. Tengo que decir que es hermosa, muy grande con sillones de cuerilla negros y blancos alrededor del lugar, en medio había una fuente, de mármol tallada, las paredes de un color beige vitage. Grandes cuadros en ellas y un pequeño bar en una de las esquinas.
Nos encontrabamos sentados alrededor de una mesita de metal color negro a la par que su respectivo juego de sillas.
Andy tomaba mi mano y la besaba a cada momento diciendome lo perfecta que era para él, agradeciendome también por haberle cumplido uno de sus sueños. Yo no estaba satisfecha, por que... no somos novios y me duele que no sea así, quizá Andy aún no esté listo para pedirmelo... pero no puedo esperar más.
El sonido del móvil de Andy me sacó de mis pensamientos, contestó y me miró por un momento.
—Ah, si, está conmigo, ¿quieres hablar con ella?—su voz se notaba preocupada y nerviosa.—Está bien, solo unos minutos—calló—No, mejor te...te la paso—se dirigió hacía mí—te habla Jinxx—Me entregó el teléfono y quedé confundida ¿de cuándo acá se hablan?
—¿jinxx?—pregunté después de aclarar la garganta.
—¿Qué mierdas haces con Andy? ¡Tu padre y hermano están como locos buscandote y tú sin tu teléfono!—gritó provocando que me alejara un poco del teléfono.
—¡Ups! Jinxx ¿qué hago? ¿les has dicho algo?—me mordí el labio mostrandome nerviosa y es cierto, olvidé por completo a mi familia.
—No les he dicho nada, por salvar tu maldito trasero, me han preguntado muchas cosas, pero les miento ¡Necesito que estés aquí con una buena excusa!—ordenó. Miré a Andy quien me observaba con preocupación.
—De acuerdo, inventaré algo en el camino. Nos vemos en un rato—resoplé y colgué.
—¿Qué pasa, amor?—preguntó tomando mi mano y entrelazando nuestros.
—Estoy en problemas—alejé mi mano de la suya y tapé mi cara con ambas manos.
—¿Cómo que en problemas?—ladeó la cabeza con confusión y encarnó una ceja.
—Mi padre me está buscando y si no llego con una buena excusa, probablemente me corte la cabeza y lo enmarqué para ponerlo en medio de la sala.—dije pasando mis manos por mi cabello un par de veces.
—Yo te ayudaré, vamos ya, que si no también seré decapitado.
Sin más que decir, salimos de la terraza directo al auto de Andy y nos dirigimos a mi casa. En el camino pensamos en cientos de excusas, ninguna era convincente, exepto decir la verdad.
