—Yo... yo... ah...—titubeé al no sabes qué hacer, puso su dedo índice sobre mi boca y sentí cómo una corriente eléctrica recorría mi cuerpo una y otra vez.
—¿Ah? ¿Qué pasa?—preguntó con una sonrisa en su rostro. Maldita sea, alguien pellízqueme ¡Es un sueño!
—yo...yo... tú... —rasqué mi cabeza buscando qué decir, pero nada, ¿qué digo? ¿Por qué nadie me dijo nada?
—Ok, veo que aún no lo crees, ¿qué te parece si esto—besó cortamente mis labios—te hace volver a la realidad?—cerré mis ojos y aspiré de su perfume... sí, es él.
—Oh mierda, ¿dónde coño has estado? ¡Me hacías falta!— exclamé y lo abrazé. Oh Andrew has vuelto, me drogé con su convinación de perfumes.
—Olvida eso amor, estoy aquí, contigo...ahora y no pienso volver a alejarme de ustedes—susurró con voz ronca en mi oído. Sentí como pequeñas lágrimas comenzaban a inundar mis ojos.
Tenía un nudo en la garganta que no me permitía hablar, solo quería abrazarlo, sentir su calor, respirar su perfume. Joder Andrew, ahora intenta llenar el espacio que dejaste cuando te fuiste.
—Ven, vamos a casa ¿te parece?—acarició mi espalda y asentí. Salimos de ahí y no ví a mi bebé (el 300) en donde Jinxx había aparcado. Él sabía perfectamente esto.
—Espera, ¿podemos ir a tu casa? Es que papá acaba de llegar—agaché mi cabeza un poco apenada.
—Claro—me tomó de la mano y nos encaminamos a su auto. Abrió la puerta para mí y me ayudó a subir, antes de alejarse, besó el lado de mi cuello, me estremecí y sonreí.
Cerró la puerta y rodeo el auto, entró y mi corazón se aceleró al tenerlo tan cerca.
Conforme nos fuimos acercando a su casa, una sensación extraña recorrió mi cuerpo, no sé si era normal o simplemente es una emoción indescriptible.
Al fin llegamos y como cabellero, me bajó del auto. Me cargó entre sus brazos y entramos a su casa. Bendita casa, será testigo de muchas cosas.
Comenzé a besar sus labios mientras él caminaba hacía el sillón para acostarme ahí. Quería saciar todas mis ganas de él, pero en una tarde es medio imposible.
Deboré su boca con desesperación al igual que él la mía, la falta de aire poco a poco se hizo presente, pero a mí no me importó. Me dejó sobre el sillón y se posicionó arriba de mí.
—Para, tenemos que hablar antes de seguir—dije acariciando su pecho por encima de su playera.
—¿Y si mejor seguimos y después hablamos?—susurró en mi oído para después morderlo.
—No Andy, esto es importante—suspiró y se sentó, me tomó la mano y me levantó para quedar sentada a su lado
—Bien, empieza—dijo mientras ponía sus brazos sobre sus rodillas.
—Sabes perfectamente de qué quiero hablar—suspiré y miré su perfil, noté que torció la boca.
—Lo sé ______, perdón, pero te prometo que jamás... jamás me volveré a alejar de ti—me miró y sonreí al verlo. Causa tantas sensaciones extrañas en mí.
—Pero ¿en dónde estabas? ¿Y por qué tanto tiempo?—dije un poco aterrada y bajé la mirada. Sentí como sus manos se acercaban a acariciae mi rostro.
—Tranquila amor, solo estaba con mis padres ¿ok? Me dijieron que me quedara un tiempo con ellos, pero ya estoy de vuelta— sus manos me tomaron mi rostro y plantó un suave ya largo beso en mis labios.
Los suaves movimientos de sus labios me relajaban, mi cuerpo comenzó a temblar debido a una nueva sensación en él.
Mi cuerpo me pedía algo más que un beso ¿por qué?
Andy me cargó entre sus brazos y subió hasta su habitación. Vaya, que momento. Me dejó sobre la cama y se incó en el suelo, comenzó a besar mi cuello hasta llegar a mi oído.
—Te voy a hacer el amor como nunca te lo he hecho— susurró en mi oído y después mordí mi lóbulo. Apreté mi mandibula ahogando el gemido que quería escapar.
Quitó mi blusa y comenzó a besar mi barriga.—Tranquilo amor, papá hará feliz a mamá—rió con malicia y volvió a besar mi panza llenandola de besos hasta llegar a mi sostén, besó el centro de éste y luego me mordió la barbilla.
Este hombre hará que pierda la cordura.
