Me desperté ya más relajada y bajé a la cocina, el hambre me mataba. Al pasar por el living pude ver a Jinxx aún durmiedo en el sillón y a Jake leyendo un libro.
—Hola Jake—dije desde las escaleras. No me acercaría a él oliendo a alcohol.
—Hola ______ ¿qué hace Jinxx aquí dormido?—señaló a Jinxx con su índice y todo lo dijo con seriedad.
—Es que anoche no durmió bien y...—interrumpió, como de costumbre, mi mentira perfecta.
—Por cierto, ¿a qué hora llegáste anoche? No te escuché llegar—preguntó cerrando el libro y dejándolo en la mesa de centro.
—A la 1, ¿por qué?—me hice la inocénte y encogí de hombros. Pero mi mentira "perfecta" falló por una simple cosa que jamás pense: mi ropa.
—Ah, ¿y por qué llevas la misma ropa de ayer?— me fulminó titánicamente lo que hizo que la sangre abandonara mi cara.
—Es que yo... llegué y...—agh! Sentía que iba a explotar, odio que Jake me haga tantas preguntas.
—No fuiste a la universidad ¿cierto?—encarnó una ceja y puso su codo sobre su rodilla y con éste sostuvo su cabeza.
—Emm... yo... pues.. ni Jinxx—agaché la cabeza ante la gran impotencia de Jake dándome por vencida de una vez por todas.
—Ah, que bien. Espero que entiendas cuales son las razones por las cuales sólo te dejámos ir a tu "antrito" en vacaciones—Se molestó, de alguna u otra manera me sentí sobreprotegida. Ósea, tengo 18 años y no me dejan hacer de mí todo lo que quiero, ahora, cuando me tatúe ¿me correran de su casa?
—Ok—dije seca y caminé hacia la cocina, saqué un bote de Nutella y una cuchara. Empezé a retacarme la boca de ella. Después de un rato de llorar y comer Nutella desenfrenadamente, sentí unas manos rodearme con gran delicadez, dirigí mi mirada hacía ellas y supe que era Jinxx. Dejé el frásco de Nutella en la barra y me aferré a él llorando. No entendía el por qué, pero aún así me abrazó como si supiera de que de trataba.
