Terminó de besarme, volvió a su lugar y tomó un trago de su café.
—¿De qué me hablará?—preguntó dejándo la taza entre sus manos, apartó la vista de mí. Sigue hablandome de "usted".
—Ok, Andy, deja de hablarme de usted, hablame de tú, por favor—rogué con tristeza y tomé su mano.
—No puedo, ¿de qué quiere hablar? Yo no tengo nada que decirle, usted me ha dejado destrozado, pero puedo escucharla, asi que, adelante—suspiré dejándome vencer por él, no sabía que responderle, si sus palabras fueron el puñal que atravezó mi corazón.
—¿Por qué faltas a la universidad? ¿Por qué no contestas el móvil? ¿Por qué no estás en casa? ¿Por qué no sé de ti?—pregunté de una alentada, apuesto a que me escuché peor que una mamá.
—Son muchas preguntas, ¿por qué quiere saber eso? Según yo, a usted no le interezo ni en lo más mínimo—me miró desafiante pero a la vez triste. Me está jodiendo con sus palabras.
—Andy, basta, te estoy preguntando eso porque me preocupé por ti cuando dejaste de asistir a Oxford, me he vuelto loca sin saber en dónde estabas... Andy, todos me hacía creer que tú... te había suicidado— agaché la cabeza al decir eso, lo sé, muy absurdo.
—Nena, no pienses eso ¿ok? Y gracias por preocuparte por mí, pensé que no lo harías después de semejante declaración—tomó mi barbilla y plantó un corto beso en la comisura de mis labios.
—Nunca creí en eso, pero ¿por qué te fuiste así?—hize puchero esperando a que me respondiera, delineo mis labios con su pulgar haciendome agua la boca.
—Porque como tú ya no querías saber nada de mí...¿qué es lo que hacía yo ahí?—torció la boca y tomó otro trago de la taza.
—Andy, ¿encerio me amas tanto como tus palabras me lo dicen?—pregunté entristecida, no puedo creer que todo esto era mi culpa.
—¿Duda de mí?—alzó una ceja y acarició mi mejilla con ternura. Tomé su mano y la entrelazé con la mía.
—¿volverás?—pregunté con esperanza y una pequeña y alentadora sonrisa se formó en mis labios.
—No lo sé, tú ya estás con alguién más. Además, creo que no le caeré bien a nuestro bebé estándo juntos, de seguro ya se acostumbró a la voz de Ashley— llevó su mano a mi vientre, que, a simple vista no se nota que estoy embarazada. Su mano se perdió debajo de mi blusa acariciando cada centimetro de mi vientre.
—No creo que le caigas mal, después de todo, eres su papá ¿no?—sonreí con tristeza. Su tácto era impresionante.
—Si, eso creo, por cierto, ¿ya sabes qué es?—me miró emocionado, sonreí al verlo así.
—Es niño— sonreí y volví a tomar su mano— ¿ya me vas a responder o no?—insistí de nuevo.
—Mira—suspiró—para todos Andy ya está muerto, hasta para el mismo Andy. Te conozco ______ y quizá esto es una trampa para hacerme volver a donde ya no pertenesco.—se levantó de su asiento con rápidez y fue a pagar su estadía de horas. ¿Eso fue todo? ¿así me dejará? ¿Encerio?
Me levanté y me moví rápido hacia con él. Lo tomé del brazo y lo halé hacía mí. Me miró con ojos de tristeza, acaricié su mejilla, él tomó mi mano y la quitó despacio.
—Adiós _____, te mandaré el dinero cuando lo tenga.—se acercó más a mí mientras yo lo miraba confundida—Te amo, pero no quiero problemas con tu novio, suerte con él—besó fugazmente mis labios dejándome... atónita.
Se alejó a paso velóz, yo no comprendía nada, me quedé ahí parada tratando de procesar eso.
Después de darme cuenta de que Andy otra vez se había ido, llamé a Ashley. En 5 minutos ya estaba ahí.
Yo me aguantaba las ganas de tirarme y llorar, me ha dejado con la duda de todo ¿yo que tengo que ver con que se halla ido de Oxford? ¿Por qué me tomó como una razón para vivir? ¿Ah?
Subimos a la motocicleta de Ashley y me llevó a mi casa. Me despedí de él con un corto beso, subí a mi habitación y traté de aclarar mi mente confusa.
