No tenía más remedio que agachar la cabeza derrotada. Por más que miraba entre las personas que había en el césped, no le encontraba. Se había marchado, y sin despedirse. Eso lo comprendía. Había metido la pata, y de tal forma que no podía sacarla, no podía volver atrás. Me sentía como el jugador de un equipo de futbol que falla un penalti y hace perder a su equipo un campeonato importante. Me sentía fatal.De pronto alguien me cubrió los ojos con sus manos desde mi espalda. Mi corazón se aceleró rápidamente. No imaginaba quien era, Ian o el profesor, pero me daba igual, me quedaría con el que estuviera detrás de mí. Aunque tal vez no fuera ninguna de esas personas. Quizás un amigo. Lo que estaba claro es que era un chico. Sus manos grandes y calientes me lo decían.
− ¿Qué tal los estudios? – Su voz sonó con un tono angelical.
Procuré no saltar sobre sus brazos de la alegría. No quería que pensara que estaba desesperada por verle.
Me giré lentamente para verle de nuevo. Él no dejó de tocar mi piel. Descendió su mano por mi mejilla hasta quedarse en el hombro. Nos quedamos mirándonos fijamente. Nuestras sonrisas intentaban competir. Aunque pude percibir una extraña sensación en el brillo de sus ojos. Algo de lo que estaba pensando no le hacía sentir bien.
− Muy bien – respondí envolviéndolo suavemente con mis brazos –. Siento haber tardado tanto. Pensaba que te habrías ido.
− Te dije que esperaría hasta que acabaras. No pregunté cuánto ibas a tardar. No me importaba.
Me apreté más a su cuerpo. Me hacía sentir tan bien... Aunque lo hubiera hecho mal, él seguía allí. Quizás no haría falta mencionar al profesor. No quería estropear de nuevo la situación.
− ¿Has acabado ya? – Me dio un ligero beso en la cabeza y luego separó nuestro abrazo –. ¿Tienes tiempo para mí? ¿O aun te quedan clases particulares con ese profesor?
Un sentimiento amargo se introdujo en mi pecho. Tragué saliva para intentar hacer que desapareciera. Me estaba sintiendo culpable, y había una buena razón para ello.
− ¿Es que me has visto? – Mi voz comenzaba a sonar nerviosa.
− Esa no era mi pregunta. – Ahora agarraba mis manos que caían a los dos lados de mi cintura.
- ¡Any! – Alguien gritaba mi nombre salvándome de una situación muy comprometida.
Miré hacia la entrada de la biblioteca. De allí vi salir a Alicia que se acercaba a nosotros.
Solté una de sus manos y agarré la otra atrayéndolo hacia mi amiga para presentársela. Ella, lo primero que hizo al llegar delante de nosotros, fue echarle un vistazo de arriba abajo. Sabía que era descarada, pero no tanto.
− Hola Alicia. – Saludé a mi amiga para indicarle que se cortara un poco.
− Y ¿Quién es este hombretón que has cazado? – dijo esto observando nuestras manos unidas.
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A LA SOMBRA DE LA LUNA LLENA ©
Детектив / ТриллерAnaís. 20 años. Estudiante de universidad. Ian. El hombre de su vida, pero oculta un secreto. Una sucesión de crímenes acontecidos las noches de luna llena te llevarán a descubrir el límite entre la realidad y la ficción. Acompaña a nuestra protagon...