El susto que llevé fue tan grande que abalancé mi cuerpo hacia un lado, colocando de mala manera mi pié en el borde de la acera, lo que me hizo caer a la calzada.
− ¡Aly! – le grité a mi amiga mirándola desde el suelo −. ¡Qué susto me has dado!
− ¿Por qué? – preguntó Alicia desorientada, con una sonrisa en la cara de verme allí tumbada.
Ian me levantó cuidadosamente, atento de si me había hecho algún daño.
− Any y Aly, bonita pareja – bromeó Ian para acabar con la tensión que se creaba en el ambiente.
Ella y yo nos miramos y nos echamos a reír. La verdad es que funcionó pues ya no me acordaba del porqué de mi preocupación sobre ese lugar.
− Hola, Ian – saludó Aly seguido de dos besos −. ¿Cómo te va?
- Bueno... - respondió él. – Se puede decir que bien. O mejor dicho, mejor que bien – y acabó su frase agarrándome por el hombro y atrayéndome hacia su cuerpo.
− Vaya, vaya – dijo Alicia sorprendida –. Veo que la parejita va avanzando más rápido de lo que imaginaba.
− ¡Aly! – exclamé a mi amiga, pero sin poder borrar la sonrisa de mi cara.
− ¿Qué? ¿He dicho algo malo? Al contrario, me alegro muchísimo.
− Oye – le interrumpí. Algo que pasó por mi cabeza me recordó el motivo de su visita al bar −. ¿Has encontrado a Javier?
− Esto... − Se puso pensativa. Dudé de si había venido realmente a buscarlo –. No, no lo he visto.
− ¿Y por qué has tardado tanto en avisarme? – seguí interrogándola.
− Iba a llamarte ahora mismo, pero te me has adelantado dejándote caer por aquí, nunca mejor dicho. – Y su labio formó una mueca conteniendo la risa.
− Qué pesada eres – dije haciéndole algunas burlas.
− Anda, chiqui, si sabes cuánto te quiero.
Y le contesté con una buena sonrisa.
− Oye, Ian – siguió diciendo, ahora llamando la atención de mi acompañante −. ¿Qué vas a hacer esta noche?
Comencé a ponerme nerviosa. Aún no le había dicho el día que era hoy. Si se enteraba por mi amiga, iba a quedar como una tonta.
− Nos vamos a cenar – intervine en la conversación.
La cara de Alicia mostró un gesto raro. Enarcó una ceja por encima de la otra mostrando señales de que no entendía por qué me había metido.
− ¿De verdad? – preguntó dirigiéndose a él.
− Pues... esta noche... − no contestó a la primera –. Me gustaría, pero...
− ¿No vais a cenar juntos? – contestó Alicia un tanto sorprendida como si se alegrara de la noticia –. Entonces podrás venir esta noche a...
Miré a mi amiga extrañada. No comprendía su comportamiento y a donde quería ir a parar.
− ¿Esta noche? – le pregunté −. ¿Qué hay esta noche?
Alicia dio unas carcajadas e intentó evitar la respuesta.
− ¿Estas disponible? – le insistió.
− Mmmm... − siguió pensando en algo −. Me temo que no.
Mi corazón se rompió en dos. ¿No iba a pasar la noche de mi cumpleaños con él? ¿Y qué planes tenía? ¿Cómo iba a celebrar yo ahora mi cumpleaños? Me puse un poco triste, pero la verdad es que había sido culpa mía, porque si le hubiera dicho qué día era hoy, quizás no habría hecho planes, o los haría conmigo.
Me vi incapaz de decirle nada ni de preguntarle, porque el pensar que ya tenía planes me dolía en lo más profundo.
− Vaya – dijo Alicia decepcionada. Sabía que la noticia no me gustaba en absoluto –. Es una lástima. Pero bueno, tú haz lo que puedas por venir.
Y mi mirada volvió a posarse sobre Alicia. No comprendía lo que decía.
− ¿Qué? – preguntó con una sonrisa picarona –. No pretendo quedar con él si es lo que piensas. Es todo para ti.
Y me dedicó uno de sus guiños. Luego se giró mostrando su intención de marcharse.
− ¿Dónde vas? – pregunté curiosa.
− Tengo cosas que hacer. – Y se dio la vuelta –. Nos vemos luego.
Y comenzó a andar.
− ¡Ah! Por cierto...− Volvió su cabeza hacia nosotros –. Haz lo que puedas, ¿vale? Me gustaría que estuvieras allí.
Se despidió alzando la mano al aire y se fue. La observé cómo se marchaba a lo largo de la calle y luego puse mis ojos en Ian. Estaba triste y a la vez desconcertada. ¿Qué planes tendría para hoy?
− ¿Qué es lo que tramáis? – pregunté curiosa−. ¿Y qué ha querido decir con que estuvieras allí?
−A mí no me preguntes – contestó con una sonrisa burlesca como si intentara ocultar algo−. Yo no sé nada. Además, es tu amiga, deberías saberlo tú.
Me puse a pensar en lo que podría estar tramando, pero viniendo de Alicia podría ser cualquier cosa. Es una caja de sorpresas.
Y retomamos la marcha.
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A LA SOMBRA DE LA LUNA LLENA ©
Misteri / ThrillerAnaís. 20 años. Estudiante de universidad. Ian. El hombre de su vida, pero oculta un secreto. Una sucesión de crímenes acontecidos las noches de luna llena te llevarán a descubrir el límite entre la realidad y la ficción. Acompaña a nuestra protagon...