Capítulo 7

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DELILAH:

Cierro los ojos y pienso.
Ayer no me había atrevido a continuar leyendo, simplemente guardé el libro antes de quedarme más paranoica de lo que estaba y, de hecho, aún lo estoy, aún que sólo sea un poco.
Abro los ojos y observo la pista roja, los nervios comienzan a apoderarse de mí de una manera brusca y repentina. Sin embargo, sabía que esto iba a pasar. Sabía que al estar a punto de empezar la competición los nervios me invadirían tal y como está pasando en este momento.

Observo las gradas, están llenas de padres, alumnos y profesores. Mis padres y mi hermana mayor, Kelly, sin duda alguna, están entre las gradas pero no logro localizarlos entre la multitud. Tampoco es que haya una exageración de gente.

Kelly casi siempre está fuera de casa, siempre que le pregunto el por qué pasa tanto tiempo fuera me da la sensación de que pone alguna excusa. No le doy importancia, quizás tiene un novio secreto.
Es dos años mayor que yo y se puede decir que nos parecemos bastante, ambas tenemos el cabello castaño y unos rasgos parecidos. Lo que sí que es muy diferente entre nosotras es el color de ojos, ella los tiene de un color miel y yo tengo heterocomía, es decir, un ojo de cada color; mi ojo derecho es azul y el izquierdo es verde. Es algo extraño pero siempre me ha gustado.

Miro el número que está enganchado en mi camiseta rosa sobre la parte del estómago. Me gusta el número que me han asignado, ciento veintiséis.
Alguien golpea con suavidad mi brazo y me giro para ver quien es. Olivia, está sonriendo y eso me extraña, podría jurar que nunca me ha dicho nada.

—Suerte.

—Gracias e igualmente—contesto.

Sonrío, y, para ser sincera, no sé que pensar sobre Olivia. Apenas la conozco así que no puedo decir mucho. No es una chica muy popular pero tampoco es lo que se conoce como marginada o empollona, sin embargo, sus amigas son las populares. Pero a pesar de que son sus amigas, no depende totalmente de ellas y eso no la hace estar en su grupo totalmente.

El entrenador coge la pistola de balines para dar la señal de empezar.

—¡Tres!... ¡Dos!... ¡Uno!— grita y yo me coloco en la posición para empezar a correr.

Segundo después suena la pistola de balines, comienzo a mover mis piernas como hacía el día en el que entrenaba por la ruta de la señal.
Quiero dejar de pensar en esa ruta, quiero olvidar el terror que sentí al ver aquellos ojos; debo dejar de pensar en eso en este momento por que sé que si sigo pensando en ello, no me voy a poder concentrar en lo que estoy haciendo.

Mente en blanco, Delilah.
Mente en blanco.

Recuerdo las palabras que me había dicho el entrenador días atrás. Tiene razón pero soy incapaz de dejar mi mente en blanco.
Vuelvo a intentarlo.

Observo a las otras tres compañeras que también compiten, Olivia encabeza la carrera, Samantha está cerca de mí y Julliette está un poco más atrás.

Julliette es una chica muy estudiosa y tímida pero cuando hablas con ella durante un rato, es realmente divertida. Durante los entrenamientos he estado hablando con ella pero, al igual que con Olivia, no sé demasiado.

Y Samantha... Bueno, ella es una del grupo de las populares. No me llevo muy bien con ella por el simple hecho de que es muy competitiva y arrogante.

Con el paso de los minutos comienzo a sentirme cansada pero me obligo a mantener un ritmo constante.
Es casi, por no decir completamente, imposible alcanzar a Olivia. Un segundo puesto no está nada mal pero Samantha no me lo está poniendo fácil. Aumento el ritmo para evitar que esté delante mío y temo que en algún momento ella haga trampa, una vez, en el entrenamiento, le dió un codazo a Julliette.

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