Capítulo 18

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DELILAH:

Me siento en uno de los escalones que hay para subir a la planta de arriba y Tyler está de pie frente a mí.

-¿Por qué me has traído aquí?

-Vengo a veces, suelo venir solo y simplemente me ha parecido un lugar tranquilo.

Lo veo encogerse de hombros y yo asiento.

-Estuve hablando con el Alfa y he averiguado por qué siento los escalofríos, por qué puedo encontrarte tan fácilmente o por qué tenemos un pequeño vínculo.

Recuerdo la información que Dylan y Julliette me dieron hace un tiempo, cuando hablábamos de la investigación: un Alfa es el líder de la manada, este elige a un Beta, el cual es como un confidente, leal y fiel al cien por cien al Alfa.
Veo como Tyler asiente y yo frunzo el ceño extrañada, él, al ver mi expresión, suspira.

-Hay muchas cosas que aún no sabes que soy capaz de hacer...-Observo como la duda cruza sus facciones.

Ahora me siento más confundida que antes.

¿Qué quiere decir con eso?

-Puedo saber lo que piensas, si quiero, claro. No voy a estar leyendo las mentes de todo el mundo, eso sería muy, demasiado, incómodo y agobiante.

Lo que me sorprende es que, siempre que me da esta clase de información, habla como si fuera lo más normal y común del mundo. Aún que, después de todo, para él si lo es, es su manera de vivir.
Lo que me acaba de decir resuena en mi cabeza y ahora entiendo por qué sonreía el otro día, cuando pensé que su cabello alborotado lo hacia lucir bien. Siento mis mejillas arder y estoy segura de que han adquirido un tono rosado.

-Me hizo gracia lo que pensaste-lo miro, con mis mejillas sonrojadas. - Y gracias- finaliza.

Oh tierra... Sé que te lo he pedido unas cuantas veces pero trágame, por favor.

-Bien, vamos al grano- trato de cambiar de tema.- ¿Qué averiguaste?

De repente, sus ojos se iluminan y cambian a un color más claro e incluso me atrevo a decir que están algo anaranjados. Me sorprendo ante la rapidez en la que estos pueden cambiar.

-Delilah, eres mi mate- trata de mantenerse algo serio pero la emoción se nota en su tono de voz, sus ojos brillan y ahora están completamente naranjas.- Jamás pensé que encontraría a mi mate en ti.

-¿Tu qué?-pregunto y es que no tengo ni idea de que es un mate.

-Mate- pausa y veo como trata de esforzarse en pensar en cómo me va a explicar lo que sea que viene a continuación. Su boca se abre y entonces me preparo mentalmente para recibir la información.- Los hombres lobo tenemos un compañero para toda la vida, es un lazo que permite encontrarnos mutuamente, reconocernos bajo cualquier tipo de circunstancia e incluso, si el lazo es muy fuerte, se puede percibir las emociones del otro- hace una pausa y continúa.- El alfa me ha explicado que ese es el por qué puedo oler tu aroma más fuerte que el de los demás, en el buen sentido, me refiero.

Ahora si que estoy impresionada, abro la boca para decir algo pero la vuelvo a cerrar ya que no tengo ni idea de qué decir. Tyler me mira expectante y está de brazos cruzados. Suspiro y me levanto para, acto seguido, alejarme de la escalera y comenzar a caminar de un lado a otro en la pequeña residencia.

-Ya basta Tyler, ¿yo tu mate? Imposible- dejo de caminar y me detengo para mirarlo directamente a los ojos, los cuales se han oscurecido y el tono anaranjado que había en ellos ha desaparecido sin dejar rastro.- ¡Deja de decirme cosas que son imposibles! ¡Voy a volverme loca!

Veo como él frunce el ceño, luce algo molesto y sé que yo también. Cruzo mis brazos y por unos segundos, los cuales se hacen eternos, el silencio se adueña del lugar.

-Si no me crees entonces dame una explicación a por qué siempre he podido encontrarte fácilmente y por qué tu aroma resalta entre los demás.

-¡No lo sé! Tienes super habilidades y a lo mejor mi perfume huele más que otros o... - me detengo ya que nada de lo que estoy diciendo tiene coherencia.- No tengo ni idea pero el resto son simples coincidencias.

-No lo son, esas cosas no son coincidencias.

-Déjalo ya, ¿quieres?-hablo molesta y camino hasta la puerta para salir de la estancia.

Salgo de la casa y escucho como Tyler se apresura a salir para caminar a mi lado.

-Eres mi mate, Delilah.

Me detengo y me giro para quedar cara a cara con él.

-No lo soy.

Lo veo asentir, contradiciendo lo que acabo de decir.

-Bueno pues me rehúso a ser tu mate, no quiero, me niego.

Abre la boca para hablar pero mi teléfono comienza a sonar.
Por una vez agradezco que mi teléfono interrumpa, lo saco de mi bolsillo y veo como mi hermana, Kelly, me está llamando.

-Delilah, ¿se puede saber dónde estás?

Vale, ha parecido ser mi madre, cosa que hace que me entren ganas de reír pero no lo hago ya que tengo a Tyler a mi lado. Él está mirando al suelo mientras caminamos, tiene el semblante serio y no se atreve a mirarme.

-Estoy dando una vuelta, ya iba de camino a casa- contesto.

Siento algo de tristeza y no se el por qué. Quizás se lo he dicho con demasiada rudeza pero me siento agotada, todo esto es demasiado y no creo poder hacerme a la idea de que Tyler es un hombre lobo; mucho menos que sea mi mate. No quiero serlo.
Justo entonces siento la mirada de Tyler sobre mí, sus ojos han adquirido un tono azulado, ese jamás se lo había visto antes.
Por unos segundos se me olvida que mi hermana está al otro lado del teléfono.

-Vamos a ir a cenar con papá y mamá, date prisa en volver.

Después de despedirme de ella cuelgo y guardo el aparato en mi bolsillo. Observo el cielo y veo que pronto oscurecerá así que acelero mi paso, sabiendo que Tyler lo podrá seguir sin problema alguno, de hecho, si él quisiera, podría ir mucho más rápido ya que es más alto que yo.

Tyler mantiene su boca cerrada el resto del camino y yo no intento dar tema de conversación. El silencio se apodera de la situación y siento que no debo romperlo. Al llegar a la calle en donde está mi casa Tyler se detiene.

-Me voy- es lo único que sale de su boca.

Asiento.

"-Tyler."

Trato de llamarlo de una manera mental, sé que puede escucharme. Él me mira y me tomo eso como que me ha escuchado.

"-Gracias por acompañarme hasta aquí."

Él niega y me despido alzando mi mano y moviéndola de izquierda a derecha, después camino hacia mi casa.

Desde luego que yo no soy su mate.

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