Capítulo 33

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¡Capítulo más largo!
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DELILAH:

Después de la charla que tuvimos ese día, Tyler me acompañó a casa y Dylan y Julliette se fueron sus respectivas casas. Hemos puesto en práctica el plan durante una semana y ha funcionado bastante bien, me he sentido protegida. Durante esta última semana, Kian sólo tuvo que acompañarme a casa un día debido a que Tyler tenía que hablar con Jordan. No me opuse a que él fuese el que me acompañase ya que Kian siempre ha sido muy divertido.

Suspiro y me obligo a mi misma a dejar de pensar tanto, últimamente pienso demasiado. Creo que algún día me dolerá la cabeza de darle tantas vueltas a todo.
Dirijo mi mirada hacia mi lado derecho y observo a Kian, quién está a mi lado. Él me está acompañando, de nuevo, a casa ya que Tyler tiene que estar con Jordan una vez más.

-Kian- lo llamo y él me mira. Alza las cejas con curiosidad y sonríe ligeramente con amabilidad.- Si Tyler y tú sois los betas de Jordan, ¿por qué sólo va Tyler para hablar con él?- cuestiono por fin, es una duda que tengo desde hace algunas semanas.

-Ah, eso- pausa unos pocos segundos y continúa.- Como Tyler tiene una vida medianamente normal y va al instituto, Jordan no puede hablar con él cuando se le antoja. Lo suele llamar cuando acaban las clases pero, si es algo importante, lo llama a cualquier hora.

-Entonces, ¿tú no vas con Tyler por qué ya has hablado antes con Jordan?

Kian asiente y ahora una pieza más del rompecabezas cobra sentido en mi mente.
Ya casi llegamos a casa, Kian se ha mantenido tranquilo durante todo el camino y eso me hace sentir bien ya que significa que no hay peligro. Me siento orgullosa por que he aprendido a interpretar bastante bien el lenguaje corporal de los seres sobre naturales como Tyler y Kian, no es un trabajo fácil; a veces, pueden llegar a actuar diferente a los humanos normales.

-Ya hemos llegado- dice.

-Gracias por acompañarme- contesto mientras saco las llaves de mi bolsillo y abro la puerta.

-De nada. Por cierto, asegúrate de que hay alguien en casa. Tyler me mataría si te dejase sola.

Asiento y entro, soltando una pequeña carcajada ante lo último que ha dicho. Una vez que estoy en el interior de la estancia, presto atención para saber si hay alguien. No hay ruidos ni parece haber nadie, esto me extraña ya que, últimamente, Kelly ha estado siempre en casa a estas horas.

-¿Hola?

Nadie responde. Me asomo por la puerta de entrada y miro a Kian.

-No hay nadie- me encojo de hombros y hago una mueca, colocando mis labios en una línea recta.

-Puedo quedarme afuera y vigilar si quieres.

Analizo la situación. Por una parte, no quiero que Kian se quede afuera, todavía hace un poco de frío y cuando el sol se esconde hace todavía más. Pero por la otra, si Kelly llega a casa y lo ve, no sé que va a decir. No quiero arruinar el pacto que tengo con ella.

-Pasa- le digo, después de unos pocos segundos de meditación.

Él asiente, entra a casa y cierro la puerta.

-Me siento un poco intruso -ríe.

Suelto una pequeña carcajada.

-¿Quieres algo?- digo mientras me acerco a la nevera para sacar la jarra de agua.

Él parece pensarlo un poco.

-Un vaso de agua estaría bien.

Asiento y lleno dos vasos de agua. Le tiendo el vaso, él lo coge y bebe un poco.

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