Capítulo 36

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DELILAH:

Ayer, cuando Tyler me dejó en casa, me rogó que no le dijera nada a Kelly sobre Arthur y Travis, que confiara en él. En realidad entiendo que me haya pedido eso, si le dijese a mi hermana algo así, seguramente se pondría histérica y se lo diría a los cazadores para que hicieran algo. Por una parte creo que podrían ayudarnos pero, por la otra, sería poner a la manada de Jordan en peligro. Está claro que una vez que los cazadores acabaran con Travis y su manada, irían a por la de Jordan; que es su objetivo principal. Por eso he aceptado la petición de Tyler, no le voy a decir nada a Kelly.

Suspiro y me levanto de la cama, la alarma ha sonado hace cinco minutos pero me he quedado tumbada para pensar, como suelo hacer últimamente. Hace un año estos cinco minutos los utilizaba para dormir.
Una vez levantada me preparo para ir al instituto, ponerme la ropa que preparé anoche, peinarme y demás. Luego de esto bajo a desayunar con mamá, papá y Kelly, como hago casi siempre.

-Hoy tengo turno de noche- dice mi hermana, entablando una nueva conversación en la mesa.

Ella me mira y luego vuelve a dirigir su mirada hacia la comida. Sé perfectamente por qué lo ha dicho, cuando tiene que trabajar de noche en el hospital, va por las tardes con los cazadores. Kelly sigue cumpliendo su trato, está ocultándoles información pero cada vez es más difícil. Tengo que avisar a Tyler de que esta tarde no hay nadie en casa, mis padres también trabajan hasta las diez de la noche.

-Bueno, entonces descansa esta tarde, la noche es dura- dice mi padre. Sigue sin saber nada de todo lo que está pasando y, en realidad, me siento mal por él y mi madre. Estamos mintiéndoles y ocultándoles cosas.

-Sí, dormiré un poco- contesta Kelly.

Muerdo el interior de mi mejilla y miro la hora en el reloj que llevo en mi muñeca. Tengo que irme ya o llegaré tarde.

-Me voy, me voy- digo algo apresurada mientras recojo los platos que he ensuciado con el desayuno. Los dejo en la cocina.

Justo cuando me voy a despedir escucho como suena mi teléfono. Lo saco de mi bolsillo del pantalón y miro la pantalla para saber quién está llamando.

Dylan.

Es extraño que me llame a estas horas pero lo cojo igualmente.

-Bicho, sal ya.

Suelto una carcajada al escucharlo decir eso.

-¿Estás afuera?- pregunto.

-Sí, desde hace cinco minutos.

-No sabía que vendrías a buscarme, dame treinta segundos- y dicho esto cuelgo.

-¿Quién era?- cuestiona mi madre.

-Dylan, ha venido a buscarme.

-Saludalo de nuestra parte.

Asiento y les doy un beso en la mejilla a cada uno para despedirme. Camino a paso rápido hasta la entrada de casa y me cuelgo la mochila, la cual había dejado preparada anoche, en el hombro.
Nada más salir de mi casa veo el coche de Dylan, me apresuro a entrar y me siento en el asiento de copiloto.

-¡Gracias!- digo.

-No hay de qué.

Arranca y presiono el botón de la radio para escuchar música. Durante el trayecto al instituto boztezo un par de veces, no soy amante de las mañanas. Dylan, en cambio, tiene mucha energía y le encantan.
Llegamos al instituto en cuestión de unos pocos minutos, Dylan aparca y nos bajamos del coche.

-¡Julliette! - le digo cuando veo que está a punto de subir las escaleras para entrar al instituto.

Ella mira tanto a Dylan como a mí y sonríe.
Cuando entramos al instituto apenas tenemos tiempo para hablar ya que no podemos llegar a tarde a clase.
Cuando entramos a la aula, Murphy todavía no ha llegado. Suspiro y me siento en un pupitre, al lado de Julliette, Dylan se sienta en el único pupitre que queda libre. Al ver donde es, las ganas de reír me invaden. Dylan se ha sentado al lado de Tyler, este último lo mira con incredulidad y luego hace una pequeña mueca de disgusto y molestia. Mi mejor amigo, en cambio, parece estar algo inquieto ya que no para de mordisquearse las uñas, cosa que odio que haga.

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