Capítulo 38

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DELILAH:

Tyler no ha aparecido en todo el día, ni siquiera ha ido al entreno que tenía después del almuerzo, cosa que me extraña ya que dentro de poco tiene un partido. Para ser sincera, me preocupa y más sabiendo que Travis y los suyos están revoloteando por ahí, con malas intenciones en sus cabezas. Suspiro para volver a la realidad, las clases ya han terminado por hoy y estoy en la puerta del instituto, sin saber si debo esperar a que Kian venga a recogerme o si debo marcharme yo sola por primera vez en semanas. Por que, como bien he mencionado anteriormente, Tyler no se ha dignado a aparecer en todo el día así que no me ha dicho nada.

Una mano toca mi hombro con delicadeza, giro mi cabeza para saber quién es.

-Nos vemos mañana, Lilah- dice Julliette, con una sonrisa en su rostro.

Le devuelvo la sonrisa y me despido.

-Hasta mañana, Juls- la nombro por el apodo y veo como se sube al coche de su padre, así marchándose.

Julliette y Dylan, sobre todo este último, han insistido en seguir la investigación, algo que no entiendo; después de todo, no creo que haga falta investigar nada. Ya sabemos por qué están las marcas en la señal y su significado, también sabemos qué era esa cosa con los ojos brillantes. Por esto mismo, hemos llegado a la conclusión de que la investigación está finalizada. Los objetivos principales de esta están cumplidos.

Observo como la gente va saliendo del instituto y como se marchan, los minutos siguen pasando y cada vez parecen más eternos. Kian no va a aparecer, nunca ha llegado tan tarde. Agarro la mochila, la cual había dejado en el suelo para no cargar su peso, y la cuelgo en mis hombros. Empiezo a caminar, a paso acelerado, y continúo así unos minutos hasta llegar a mi casa. Abro la puerta y entro, dejando la mochila en el suelo de la entrada y, como es costumbre, no hay nadie. Camino hacia la cocina para rellenarme un vaso de agua y luego me siento en el sofá para ver la televisión.

(...)

El timbre me despierta, parece que me he quedado dormida en el sofá. Saco mi teléfono del bolsillo trasero de mi pantalón y miro la hora. Son las seis de la tarde. No tengo ni idea de quién puede ser a estas horas, Kelly todavía debe estar con los cazadores y mis padres están trabajando. Quizá sea Tyler. Me levanto y voy hacia la puerta para mirar por la mirilla de esta. Veo a un chico joven, algo moreno de piel y con el cabello oscuro. No estoy segura de si debo abrir, seguramente Tyler me mataría por hacerlo. A pesar de esto, mi mano abre el pestillo y gira el pomo, así abriéndola. Tengo los músculos tensos.

-¿Hola?

-Hola- saluda él.- Soy un vecino nuevo de la zona. Lo siento si he causado alguna molestia.

Mis músculos se relajan al ver que no hay peligro.

-Ah, que bien, no lo sabía- digo, siendo sincera.- Encantada, soy Delilah.

Le tiendo la mano a modo de saludo y él la agarra, formando así un apretón de manos.

-Noah.

-Por cierto, ¿necesitas algo?

-Ah, sí. ¿Tienes algo para el dolor de cabeza? Con todo esto de la mudanza no he podido comprar nada- habla mientras se rasca la nuca, parece apenado de tener que pedirme algo.

-Sí, claro. Espera aquí un segundo.

Entrecierro la puerta y camino hacia la cocina. Una vez allí abro uno de los armarios, cojo un paquete, sin empezar, de pastillas para el dolor de cabeza y vuelvo con Noah.

-Toma, espero que se te pase pronto- le doy el paquete y él lo guarda en el bolsillo de su chaqueta.

-Gracias, nos vemos.

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