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Narra Valentina

Salimos de un desayuno tranquilo para mi, me hizo olvidarme un rato de aquél muchacho, y del infierno que me espera si regreso a casa. Me divertí como hace mucho no lo hacía cuando nos detuvimos en un área de juegos infantiles para arruinarles su día a los pequeños cuyos estaban arriba del gran castillo de plástico, fingiendo ser Romeo y yo Julieta fue como un policía que rondaba por el lugar nos corrió de ahí, dejando a los niños con el lugar.

Me llevó a casa, no quería entrar, se escuchaban sus risas hasta fuera, de la mujer por la cual salí de ahí como llorona. Le dije a Jorge que quería quedarme fuera un momento, él aceptó no muy convencido, me dio su número celular para estar en contacto y un abrazo de despedida adelantado. Me senté en las escaleras del porche cuando él se retiró.

Escuchaba las risas y las voces de todos ahí dentro, no aguantaría demasiado en esa casa. Tomé el celular y entré a una conversación con Jorge

Jorge

Hola.
           ¿Cómo estás? ¿Puedes hablar?《

Me contestó minutos después.

》Siento tardar en contestar, estaba aseándome.
¿Qué pasa?

                       ¿Puedo vivir contigo?《

》¿Qué? ¿Hablas en serio?

No, no importa, olvidalo. Mala idea.《

》No, a mi me encantaría Valentina. Sin embargo eso no puede saber, sabemos muy bien el porque.

                                Sí, por eso lo digo.《

》No te enfades, hago lo posible.

                                  Está bien, adiós:)《

》¿Qué está pasando? ¿Por qué quieres eso?

          Te cuento luego, tengo cosas que
                                      hacer. Cuidate.《

Bloqueé el celular.

Aunque no es lo que en verdad quiera hacer, es lo mejor que pueda hacer. Pero él tiene razón, no se puede. Y no se pueden mover las cosas, sólo mi madre puede, y si lo hiciera, sería el fin del mundo.

Me quedé ahí sentada por aún más tiempo. Es ilógico, es mi casa y puedo correrla, sin embargo ella parece estar haciéndolo conmigo.

Junté mis piernas a pegándolas hacia mi pecho, abrazándolas y recargando mi mejilla derecha en las rodillas, me quedé así unos minutos, empezaba a dolerme el cuello, estaba por enderezarme para así moverlo pero escuché que la puerta se abrió y no lo hice solamente recargué mi barbilla en las rodillas.

—No puedo llevarte, lo siento.— escuché al fondo.

—Está bien, te llamaré esta noche.— habló ella.

Sentí sus labios juntarse y sus lenguas juguetear, lo ignoré escondiendo mi rostro en mis delgados dedos.
Ella pasó a mi lado bajando las escaleras para después lanzarme una malvada sonrisa desde medio de la calle, si el camión de la basura pasase a toda velocidad en ese momento, lo agradecería mucho.

Me levanté rápido y caminé hacia la entrada murmurando un "al fin" para mi. Su colonia nunca cambiaba, era fresca y olía delicioso. Como hubiera deseado lanzarme a sus labios rosas y carnosos del idiota.

Subí a la habitación ignorando la llamada de atención de mi madre. Sabía que volvería a molestarme, ya estaba harta de ella. Le conviene que no hable, porque hablaré yo, y eso no le gustará.

2.Mi Hermanastro-Michaentina (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora