XXXII

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Michael lo miraba fijo, no le quitaba la mirada de encima. Esa mirada no me gustaba para nada.

—¿Wes?— él le preguntó.

—El mismo.— se señaló orgulloso.

—Valentina me ha contado de ti.

—Cosas buenas espero, pequeña Valentina.— me miró y una sonrisa macabra se dibujó en su rostro.

—¡Oh!— exclamó Michael.— ¡Por supuesto!

—Comenzamos bien entonces.— él se encogió de hombros.

Michael rió irónico y asintió.

—Sí, vamos bien.

Tomé a Michael de la mano intentando jalarlo y detenerlo, quería salir de ahí. Pero él ponía resistencia.

—Vámonos por favor.— murmuré.

—Lo tengo en frente, como quería, no esperes que salga corriendo.— negó con la cabeza y soltó mi mano.

Abracé mi torso, pues sabía que no podía convencerlo. Pero tenía que encontrar algo para convencerlo.

—¿Novios?— preguntó él.

—¿Eso parece?— contestó.

—Creí que estabas con el castaño, guapa.

—No te interesa.— tomé el brazo de Michael intentando retroceder.

—¡Oh!— exclamó alzando ambos hombros.— sé quien eres.— Lo señaló sonriendo.

—¿Oh si?

—¡Sí! ¡Claro que sí!— sonrió—Ronda, Michael Ronda. ¿No es así?

—Sí, quizá sea el mismo.

—Eres el famosisímo hermanastro dentro del internado.— rió.— todos hablaron de ti un tiempo.

—¿Tengo que sentirme bien por ello?

—No, no demasiado.

—¿No demasiado?— él rió.

—Todos hablaban pestes de ti aunque no te conocían. Y es que ser el chico más estúpido al dejar a tal mujer.— Me señaló con la mirada— no es algo que ellos aceptaran.

—Quizá las cosas no pasaron como se contaron.

—No, eso lo sé, pero una cosa sí la sé con perfecta exactitud— me miró de pies a cabeza.— sé porque te metiste con ella. Me contaron que se siente bien acostarse con Zenere. Que es aunque es para lo único que sirve. Sabe hacerlo bien.

Se acercó con velocidad a él, sin avisar antes, sin haber dado advertencia alguna. Simplemente tomó el cuello de la playera con su puño y se acercó a su rostro para mirarlo con odio.

—Dime que no es cierto Brother. Si se nota a una larga distancia que es bien zorra.

Cerró el puño y golpeó su rostro con fuerza tirándolo al suelo.
Cuándo él estaba por levantarse lo volvió a tomar de la playera y lanzarlo hacia un árbol, su espalda chocó contra éste haciéndolo gemir.

—Michael detente.— lo tomé de la sudadera dándole fuertes jalones.

Wes golpeó su estómago como lo había hecho conmigo, sólo que con mucha más fuerza provocando que Michael parara de golpearlo. Él tomó ventaja y le lanzó un fuerte golpe en el pómulo derecho y uno más en la nariz haciéndola sangrar.

—Ni siquiera sé porque peleamos pero ¡Me gusta!— sonrió y siguió golpeando a Michael.

Michael recuperándose de los golpes que le había dado en el abdomen logró patear su rodilla provocando su caída. Pateó su estomago sin piedad, sin escuchar lo que yo le decía. Haciéndolo gemir de dolor mientras su boca sangraba y su respiración cada vez iba bajando de ritmo. Trataba de evitar las patadas de Michael pero no lo lograba, estas llegaban en cualquier dirección, y hacia cualquier parte de su cuerpo.

2.Mi Hermanastro-Michaentina (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora