2.Mi Hermanastro-Michaentina (Adaptada)

XXXV

—Su familia murió.

—Karma.

—Valentina no digas eso, aunque fuese la persona más mala del mundo.

Suspiré y asentí.

—Tienes razón, lo siento. Sólo que estoy molesta sólo por verla.— ajusté el cinturón de seguridad.— es como ver a Ana pero por dos. Simplemente no puedo mirarlas bien ¿Me entiendes? No sé cómo tú puedes hacerlo.

Habíamos salido del hotel y tomado un taxi hasta la casa de mi tía Caroline, en dónde él había dejado su auto. Afortunadamente ya no había nadie ahí.

—Está en la misma situación que yo, la entiendo.— arrancó el coche.— quise ayudarla porque sé cómo se siente la muerte de alguien, cómo se siente estar sólo. Estoy seguro de que sí también lo sintieras lo harías igual.

—¿Perdonarla?

—Yo no la perdoné, simplemente quise estar con ella un par de días para que no se sintiera completamente sola o pensara en matarse.

Lo fulminé con la mirada y no seguí hablando. Sé como soy y sabía perfectamente como esto terminaría, así que no quise continuar.
Aunque eso sí, no puedo ni imaginarme como logró estar con ella después de todo, después de lo que causó. Simplemente no entiendo cómo pudo tenerla cerca más de treinta segundos sin arrancarle su perfecto cabello.
No me creo que haya pasado con ella un par de días enteros, la curiosidad por saber que hicieron me come por detro.

—No te irás ¿cierto?— le pregunté frente a la puerta del departamento de Jorge

—Negó con la cabeza.— tenemos un trato. Tú tranquila, todo saldrá bien.

—No sé si estoy más nerviosa por todo lo que tenga que decirle o por como me reciba.

—Te ayudaré si tú quieres.— tomó mi cabeza y me dio un tierno beso en la frente .

Asentí y proseguí a respirar hondo para después tocar la puerta un par de veces. No pasaron más de cinco segundos cuando él abrió de repente.
Su rostro mostraba preocupación y enojo al mismo tiempo, su ceño estaba fruncido. Tenía puesta la misma ropa del día anterior.

—¿Dónde estabas?— preguntó tranquilo pero demasiado molesto.

—Papá yo...— no me dejó terminar.

—Estás más que acostumbrada a lárgarte sin siquiera avisar Valentina ¿Por qué haces eso?

—Le dije a Cande que te avisara que me iría unos minutos.

—¿Unos minutos?

—Perdón Papá, en serio.

—¿Perdón? ¿Y después qué Valentina? ¿Te volverás a ir? ¿Ésta vez por un par de días sin avisar? ¿Sin enviar ni un jodido mensaje?— alzó la voz.

—Mi celular estaba descargado, lo sabes.

Pasó saliva y negó con la cabeza. Se giró a Michael, fulminandolo con la mirada.

—¿Y tú niño? Sabes que ella tiene un padre el cual se preocupa ¿Por qué no respondiste las malditas llamadas?— se acercó a nosotros.— No me hagas echarte de mi casa.

—No, él no sabía nada Jorge.— lo detuve.— pensó que estabas al tanto, hasta hace una hora que le dije.

Siguió mirándolo, esperaba que hablara. Cuando intentó hacerlo él habló interrumpiendolo.

—¿Por qué no me avisaste?

—Sabía que no me dejarías ir, y no digas que no papá.

Negó con la cabeza decepcionado y se giró dándonos la espalda.