XV

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Abrí la puerta principal agresiva, creyendo que ni James ni Norma estarían ahí. Pero nunca es lo que creo, debería aprender a no hacer las cosas sin antes estar segura.

—¿Dónde estaban?— me preguntó Norma acercándose a mi peligrosamente.

—Cogiendo en un motel.— dije irónica.

Río burlona.

—Estoy segura de que él no volvería a acostarse contigo ni aunque le dieran todo el dinero del mundo.

—Ya lo hice una vez con él ¿Crees que me quedan ganas de hacerlo de nuevo?— río — no es tan bueno como creen.

Okey, estoy molesta en este momento, debía decirlo. Lo haría cuantas veces fuera.
Michael entró por la puerta, James le hizo la misma pregunta y él la esquivó por completo. Caminó hacia las escaleras y las subió con James pisándole los pies.

—Valentina, me gustaría hablar contigo.

—¿Hablar o pelear?— tomé una banana del frutero.

—Hablar, civilizadamente, si tú cooperas en ello, claro.

—¿Sobre qué?— le di una mordida.

—Sabes perfectamente sobre qué.

—No lo sé, pero supongo lo sabré. — rasqué mi nuca— ¿Ahora?

—No, no.— desvío la mirada hacia su alrededor.— cuando vuelva del trabajo. James me dijo que habían desaparecido y volví.

—Está bien. Cuando quieras.

Lancé la cascara de la banana hacia el basurero pequeño y me lleve el resto conmigo.
Entré a mi habitación y cerré la puerta suspirando hondo, dándome un ligero masaje de cabeza.

La habitación quedó más limpia y ordenada de como estaba tenía una mejor presentación.
En la mesita de noche dejé el reloj de arena junto con la pulsera colorida y el cuadro de mar. Tuve un poco de favoritismo con esos objetos, hablando de cuidado.

Escuché que James y Norma ya habían salido dejando la casa en total silencio. Me preguntaba cómo estaría Michael, si aún se siente débil o si ya se siente mejor.

Bajé la basura que había sacado de la habitación a el cuarto de lavado, ya que ahí era donde la juntaban.
Le eché un vistazo a la cocina de vuelta y noté un agradable olor.
Entré a ella curiosa y miré dos charolas grandes de color blanco sobre la barra, me acerqué a ellas y las abrí cuidadosa, no me agradaría encontrar algo desagradable.

En ambas se encontraba comida china; un poco de arroz con verduras, pollo y costillas agridulces, rollitos primavera, carne con vegetales y fideos. Lo que James siempre acostumbraba comer, aunque esta vez, parecía que nunca antes lo habían abierto. Así que aproveché y tomé un plato para llenarlo con un poco de todo, a excepción de los rollitos, nunca me han gustado. Tomé un tenedor y salí de la cocina, di unos cuantos pasos y después me detuve. Tal vez Michael esté hambriento, regresé y llené un segundo plato ahora sin costillas ya que sabía que no le agradaban, tomé un segundo tenedor y subí para después tocar ligeramente la puerta.

—¿Sí?— abrió la puerta un minuto después, bajó la mirada hacia los platos.

—Tienes hambre, ¿no?— le extendí el plato.

—Bueno.— lo recibió — gracias.

—Te lo debo.— me encogí de hombros.

Negó con la cabeza y miró su plato.

—Nunca me ha gustado comer solo ¿Quieres...?— señaló su habitación.

—Eh, bueno.— tartamudee.— Sí, está bien.

2.Mi Hermanastro-Michaentina (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora