XXXVI

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Narra Valentina.

El agua caliente recorría mi cuerpo, mi cabello escurría y el vapor empañaba espejo y paredes de la ducha. Me sentía completa, pero confundida a la vez, habían demasiados sentimientos en mi cuerpo. Sentimientos que no podía controlar era, soy la mujer más feliz que puede haber sido pues tengo lo que quería, por lo que tanto sufrí, lloré y eñ incluso me lastimé. Lo tengo a él, lo amo, y me atrevo a decir que lo amo como nunca he amado a nadie, que aunque a pensar de las un y un millón de cosas que pasamos, nuestro amor nunca murió, al contrario, éste creció más y más.

Tengo a mi Jorge, a mi padre. A un hombre que no vi por más de diez años, que extrañé día y noche y que gracias a mi madre olvidé y odié también. El poco tiempo que hemos tenido juntos es el suficiente para creer que él haría todo por mi como también daría su vida por verme feliz y a salvo.
Con él está Ruth, quien ahora es parte de él y que con eso será parte de mi. Ella y él son una pareja excepcional, una pareja que tendrá un bebé, una pareja que me dará una hermanita, que aunque no lo será completamente lo será pase lo que pase y eso, el tenerlos a ellos junto a Cande, mi pequeña gran Cande me hace completamente feliz pues sé que son personas que, nunca me dejarían.

Por otro lado está Agustin, ese niño es una maravilla, es una persona que te puede hacer feliz de una y un millón de formas, que te cambia el ánimo de triste a feliz con sólo una sonrisa, pero que desafortunadamente no pude querer como él me quiso a mi, como alguna vez quise querer y que ahora me hace sentir la persona más mala del mundo al hacer lo que hice, al hacer lo que mi corazón me dictaba.

Eso y, saber que Wes está cerca me mata, me duele como nadie puede imaginar. El saber que tuviste un bebé en el vientre y que perdiste no es una cosa sencilla, no es algo que puedas olvidar de un día para otro auque lo parezca. Falta vivirlo para poder sentirlo.

Espero que la felicidad le gane a la tristeza.

—Tu padre salió, dijo que volvería en un par horas.— escucho la puerta cerrarse.— dijo que te avisara, te mandaría mensaje en cuando...

—¿Qué pasa?— río.— ¿Quieres ayudarme?

Tenía sujetas las tiras del sujetador, no podía abrocharlo.

—Eh, sí.— aclara la garganta.— claro.

Se acerca con pasos lentos a mi y toma las tiras para después, con habilidad, abrocharlo.

—Listo.— susurra y posa ambas manos sobre mis hombros.— ¿Estás bien?— se acerca a mi cuello y me abraza por la espalda.

—Sí.— contesto con los ojos cerrados, sintiéndolo junto a mi.— Ya huelo bien ¿No es así.

Siento como niega con la cabeza, despues besa mi cuello.

—Tú siempre hueles bien, bonita.

Sonrío y me giro hacia él, tomo una de sus mejillas y lo acerco para besarlo después.
Sus caricias en mi espalda desnuna, el jugueto con mi cabello húmedo y la perfecta forma en la que él besaba me hacían sentir escalofríos.

—Michael.— nos separamos por falta de aire.— ¿Te puedo preguntar algo?

Él asiente con los ojos cerrados.

—Si yo estuviera aún embarazada, tú...

—Escucha.— toma mis mejillas y me mira directo a los ojos.— si eso hubiese pasado nada hubiera cambiado Valu, tú y yo estaríamos igual aquí, juntos. Quizá si tú no lo hubieses querido tener yo de alguna o otra forma te hubiera convencído, tú sabes, yo sé que ese bebé que estuvo dentro de ti no tuvo la culpa de nada, ni de que existan personas tan enfermas como lo es él, ni de que tú no supieras nada amor.

2.Mi Hermanastro-Michaentina (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora