VIII

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—¿Por qué tantos tatuajes?— le pregunté al chico del bar mientras caminábamos entre las oscuras calles.

¿Que qué hacía con él? Estoy ebria, no lo sé.

—Me gustan. ¿Tienes algún problema con las personas tatuadas?— respondió con las manos dentro de sus bolsillos.

—No, no, sólo preguntaba. — puse ambas manos delante de mi.

Seguimos caminando, estaba mareada y quería devolver ya mismo.

—Hace un año mis brazos estaban libres, sin un pequeño tatuaje encima.

—¿De verdad? ¿Por qué?

—Quería experimentar.

—¿Qué opinan tus padres de ésto?— pregunté.

—Soy huérfano. — abrí los ojos más de lo normal por su respuesta. — mis padres murieron cuando tenía dieciséis años en un accidente automovilístico.

—Oh, lo lamento. — golpeé mi frente.

—No, no. Está bien.— sonrió ligeramente — me quedé con mi abuela paterna desde ese entonces. Fue duro para mi, me dolió la ausencia de ambos. La relación con mi madre no era muy buena, no me apoyaba en mis planes que tenía a futuro, juzgaba mi manera de ser, y mi padre era todo lo contrario. No había día que no discutiera con mi madre, pero la extraño aun así, me faltan esas discusiones con ella.— sonrió.—aún recuerdo sus "¿Por qué eres tan nerd? ¿Por qué vistes así? ¿Por qué todo el día lees? ¿Por qué no sales a fiestas? ¿Por qué no eres cómo los demás? ¿Por qué no te haces algún tatuaje."— alzó los brazos y miró al cielo.— espero estés satisfecha madre.

Sonreí en cuando él lo hizo.

—Hace dos años salí de la casa de mis abuelos y me fui de la ciudad a trabajar, regresé y me compré un pequeño departamento para salir ya de la casa de mis abuelos. El chico con gafas, con el cabellos arreglado, con ropa de vestir y suéteres desapareció por completo. Y ahora hago todo lo que mi madre me decía. Me quedé sin nada Valentina, pero eso me enseñó a ser fuerte, y a aprender que no puedo determe, no puedo agachar la cabeza por una cosa de nada. Siempre me preguntan que porque sonrío, les digo porque yo he tenido miedo y lo he vencido y eso es lo que me hace fuerte ahora, saber que han venido adversidades y las he vencido todas. Mi madre era de lo peor, le gritaba que la odiaba que quería que muriera y ahora que ella está muerta mi mundo se derrumbó porque mi mundo giraba a su alrededor. La extraño como no tienes idea. Ahora me doy cuenta lo valiosa que era para mi, y creeme que estoy arrepentido de haberle dicho tales cosas.

—Lo lamento. — agaché la mirada.

Era extraño ¿Por qué estaba contándome todo esto a mi? Apenas y me conocía, hace sólo un par de horas. Pero por más extraño que suene, siento que debo escucharlo.

—¿Aún tienes a tus padres?— me preguntó, yo asentí— No cometas el mismo error que yo cometí, hagan lo que hagan siempre lo hacen por nuestro bien. Creeme, no quieres saber lo que se siente.

—Negué con la cabeza.— lo dudo demasiado.

—¿Lo dices por tú madre?

—¿Qué?— me confundí.

—Ella está cometiendo un error.

—No entiendo.

—Tú madre, ella está mal. Ella está haciendo cosas que no debe hacer, que dice son buenas para ti, pero no lo son, no se da cuenta del daño que te esta haciendo. Tienes que darle tiempo.

No respondí, estaba asustada, quería correr pero algo no me dejaba hacerlo.

—No quiero que te asustes, quiero que estés tranquila ¿Okey?

2.Mi Hermanastro-Michaentina (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora