XXXVIIII

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—¿Recuerdas la canción que cantaste en tu fiesta de cumpleaños?— pregunta Michael mientras veía un músical en la televisión de la habitación del hospital.

—Ni lo menciones.— cubro mi rostro.— ¡Qué vergüenza!

—¡¿Por qué?!— exclama.

—Canto horrible ¿Cómo preguntas?

—¡Pero la letra era buena!

—¿¡Estás aceptando que canto horrible!?

—Sí te digo que cantas muy bien dirás que no es cierto, así que mejor te digo que tienes razón.— alza una ceja con rápidez.

—¡Qué malo!

—Ya sé.— se encoje de hombros y sonríe.— ¿La canción era para mi?

—¿Estás haciéndome esa pregunta para sentirte importante al escuchar la respuesta?

—No, sólo que...— río bajo.— me encantó.

—Esa era la idea.— me levanto del sillón en el que estaba y camino hacia la cama para sentarme a su lado.

—¿Quieres cantar para mi?

Niego con la cabeza y beso su mejilla.

—¿Por qué no?

—Porque canto mal.

—Eso no importa bonita.

—No vas a convencerme.

—¿A no? Puedo decirle a la enfermera que me cante una canción entonces.

—Hazlo, seguramente ella canta mejor que yo.

—¿Segura?

—No.— cubro su boca con una de mis manos.

—Quiero escucharte.

—Pero...— hago una pausa.— cierra los ojos.

—Está bien.

Asiente con la cabeza y lo miro cerrar los ojos recargando su cabeza sobre la almohada de la cama.

—Nothing makes it hard to breathe like being in your company When you've got someone new around your arms I thought'd I'd be over it To see you lock with other lips I guess I'm just no good at moving on I always tried to tell myself that I'd fall in love with someone else But oh, my stubborn heart is set on you And every night I fall asleep...— me detengo y lo miro.— ¡Eso no está bien! Estás mirando.— Lo señalo.

—Lo siento, eres hermosa.— me sonríe, yo me sonrojo.— cantas muy bien Valentina.

—¿Tú crees?

—La mejor cantante de todas.

—No digas.— cubro mi rostro avergonzada.

—La mejor de todas.— susurra en mi cuello.— ¿Te digo que más haces muy bien?

—¿Qué?

Me mira fijo y me sonríe picaron.

—¡Michael por Dios!

Suelta una pequeña carcajada y junta sus labios con los mios.

—Eres la mejor, de verdad.

—¿Sí?

—Esos movimientos...

—¡Cállate!— cubro su boca avergonzada.

Ríe bajo y vuelve a besarme.

—Perdón por interrumpir pero...— escucho a Ruggero entrando— ¡Hermano!

Me separo de Michael, bajo de la cama y dejo que Ruggero se acerque a él.

2.Mi Hermanastro-Michaentina (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora