XXXVIII

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Las sirenas de las ambulancias, los doctores y enfermeras corriendo apresurados, camillas con gente herida llegando a cada minuto, las salas blancas y la gente preocupada y llorando me tenían en shock.
Mis ojos ya no podían derramar más lágrimas, estaban secos, la preocupación me carcomía por dentro, mi corazón latía a mil por hora, quería saber de él.

—¡¿Qué pasó?!— miro a Ruggero entrar a la sala de espera, me levanto y corro hacia él para abrazarlo.— ¿Cómo estás? ¿Cómo está él?

—Él... él...— tartamudeo y me separo— él está mal Ruggero, no sé, entró a quirófano recién llegamos y no sé nada de él ¡Ya pasó mucho tiempo!

—Tranquila, seguramente eso se lleva su tiempo.— me toma de los hombros y me mira a los ojos.— ¿Cómo pasó?

Lo miro y me quedo muda, después desvio la mirada hacia donde estaba James y niego con la cabeza.

—No quiero hablar de eso Rugge. Sólo quiero saber qué está pasando con Michael.

—Estaré aquí, contigo ¿Está bien?

—Gracias.— vuelvo a abrazarlo y me recargo sobre su pecho.

—Estaba con Cande cuando me llamaste.— acaricia mi cabeza.— se lo dije, y quiso venir.

—¿Dónde está?— me separo de él.

—Afuera, iba a llamarle a sus padres para avisarles que estaba bien.

—No la hubieras traído. Los hospitales no le hacen bien.— replico.

—Si no la traía ella vendría sola, y no quería eso. Perdón.

—Está bien. No pasa nada.— intento sonreír.

Regreso a la silla en la que estaba sentada, él me sigue y se sienta a mi lado igual. Me abraza por los hombros y yo me recargo sobre su hombro. Al paso de un par de minutos veo que Cande entra jalando su oxígeno y nos busca con la mirada, me acerco a ella para abrazarla con delicadeza y así quedarme unos cuantos segundos.

—Valentina, tengo que ir a la comisaría.— escucho que me habla Jorge, me separo de Cande de inmediato y lo miro fijo.— no sé con exactitud todo lo que pase con ella.

—Está bien.— asiento indiferente.

—Cuando Michael esté en buen estado podrá retirar los cargos si así él lo decide Valentina.

—Esa no será mi decisión.— aclaro.

Él suspira para después asentir.

—Me parece que, tenemos una charla pendiente ¿No es así?

—No me interesa Jorge, no ahora.

Vuelve a asentir con la cabeza y me dirije una pequeña sonrisa. Después él sale de la sala y camina hasta la salida.
No creía nada de lo que Norma había dicho, parecía que estaba bajo el efecto de la droga como para creerlo.
No lograba entender cómo esto llego a tanto, como Norma fue capaz de hacer algo así, como pudo dispararle. No cabe en mi cabeza que es lo que ella piensa, lo que siente o sentía para querer hacerlo. No entiendo como pudo mi madre llegar tan lejos.

Ahora ella está en la comisaría, seguramente entrará presa y escuchar eso me duele porque es mi madre, es la persona que me dio la vida. Pero sé que lo merece, que todo lo que hizo tiene consecuencias y no quiero ni pienso hacer que eso no suceda. Siempre lo he dicho y lo diré uno tiene todo lo que se merece.

—¿Familiares de Michael Ronda?— logro escuchar una voz de fondo, mi mirada estaba clavada sobre un florero blanco.

Pronto reacciono cuando James se acerca con velocidad a el doctor, me levanté de un salto y me aproximo hacia el mismo con pasos grandes.
Cande, que estaba dormida sobre el hombro de Ruggero despierta, y es que ya habían pasado más de cuatro horas y estaba cansada.

2.Mi Hermanastro-Michaentina (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora