XXII

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Narra Michael

Cande se miraba desanimada, sin ganas de nada, con la tristeza encima de ella. Y no era para menos, acaba de decirle cosas a Agustin, cosas que estoy seguro a él no le agradaron.

—¿Por qué lo hiciste Cande?— le pregunté.

—¿Hacer qué?

—Esto. Salirte conmigo después de decirles a ambos todo eso.

—¿Te sorprende?

—Te conozco de apenas unas semanas. Claro que me sorprende.— exclamé.

—Me contaste todo, soy la única que lo sabe Michael.Debo ayudarte.

—Lo sé, y te lo agradezco, pero no era necesario esto. No quiero causarte problemas con él, tú no tienes porque...

—Habíamos quedado en algo.— me interrumpió — lo sé, sólo que esta vez quise innovar.

—¿Sólo por ayudarme?

Ella no contestó y siguió caminando.

—Te debo la vida Ronda.— lo soltó.

Me detuve asombrado, ella lo hizo al darse cuenta que ya no la seguía.

—Regresa.— le dije.

—¿Qué?— suspiró.

—Hazlo.— señalé el camino en el que veníamos.

—¿Por qué?— negó con la cabeza.

—No quiero que me ayudes solamente porque te sientes comprometida o porque me tienes lastima, Cande. Eso es lo que ahora no busco.

—No es así.

—Lo es, acabas de decírmelo.— me acerqué a ella — no me pagues, no quiero que me pagues. Yo lo hice por ti Cande, por Valentina, por tu familia y no para recibir algo a cambio. Así que si tú quieres ayudarme lo harás de corazón, no por compromiso. — señale su pecho con mi dedo índice.

—Es mi amiga, la quiero como a una hermana. — tragó saliva— estoy segura de que la conozco mejor que tú,sé que no quiere a Agustin, y me duele porque no sólo lo lástima a él, lo hace también contigo y con ella, aunque lo niegue mil veces.— negó con la cabeza.— Agustin la ama muchísimo, él me lo ha dicho y lo veo reflejado en sus ojos cuando habla de ella, y creeme que me siento de lo peor al estar haciéndole esto, pero sé que esto es lo mejor, lo mejor para todos, no sólo para Valentina. —sonrió — voy a estar agradecida contigo el resto de mi vida, y creo que eso lo sabes. Pero esto, de verdad quiero hacerlo, de verdad quiero ayudarte. En el fondo siento que ambos quieren estar juntos.— logré notar que una lágrima estaba por salir, pero ella lo impidió de inmediato.

—Es bueno llorar.— arque una ceja.

—Okey, pero ni una palabra de esto a nadie.— se echó a reír.

La abracé con delicadeza para esperar a que se repusiera, y nadie mejor que yo sabe lo que se siente esto. Necesitar a alguien, tener inmensas ganas de llorar y no tener un hombro en el cual hacerlo. Es de lo peor.

Nos dirigimos hacia una cafetería que ella puso, entramos a esta y pedimos café caliente junto con un pay de queso para ella. Se sentó en una mesa y sacó la laptop que traía en su bolso. La conectó al internet del lugar para empezar con lo acordado.

—¿Presupuesto Ronda?— preguntó.

—Cinco mil dólares.— removía mi café.

Al escuchar aquello fingió ahogarse con el café que estaba a punto de pasar.

2.Mi Hermanastro-Michaentina (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora