2.Mi Hermanastro-Michaentina (Adaptada)

XXVIIII

2/3

-¿Qué quieres hacer hoy? ¿A dónde quieres ir Valentina?- me preguntó Jorge mientras probabamos el jugo que habíamos preparado.

-No es necesario papá. Estoy bien así, de verdad.- sonreí.

-Obvio no.- negó con la cabeza.- ¿verás a Agus?

-Sí, pero más tarde.- le contesté - ¿me sirves un poco?

Asintió y tomó un vaso para llenarlo con hielo y después vaciar un poco de jugo de naranja con betabel.

-Por cierto, no me dijiste de quien era la caja.- me pasó el vaso- ¿Ese reloj estaba ahí?- me preguntó señalándolo en mi muñeca.

-Sí, emh.- hice una pausa y bebí del vaso.- Michael lo envío.

Se mantuvo en silencio, después aclaró la garganta.

-¿Michael?

-Eso dije.- bebí de nuevo.

-Pobre muchacho, estaba muy mal cuando lo vi.- dijo él.- tiene mucho dolor y co...

-¡¿Sabes qué?!- lo interrumpí- sé a dónde quiero ir.

-Rió bajo- ¿A dónde Valentina?

-A ningún lado, sólo quería que pararas.- lo miré sería para después fingir una risa al natural.

-Se rió y negó con la cabeza divertido- te amo.- besó mi mejilla. - iré a ver si Ruth está lista ¿Está bien?

-Claro, no la apresures si no está lista. - le dije.

Sonrió y asintió. Se retiró de la cocina con un vaso lleno de jugo.
Me senté en la barra mirando detalladamente el reloj que estaba sobre mi muñeca, el color era perfecto, los detalles de la correa, todo era muy bonito.

Recuerdo ese día perfectamente, el día dónde compramos los souvenirs de la playa, paseamos por los locales cuando vi ese reloj junto a tres pulseras a través de un cristal, sobre una vitrina junto a demás relojes, todos de marca. Habían decenas de ellos pero a mi el único que me llamó la atención fue ese, el reloj color rosita diría Ronda. Nunca creí volver a ver uno igual, quizá hubiera podido encontrar copias o uno que otro similar en cuanto a color o detalles pero no el mismo. Aunque pensándolo bien tal ves si lo hubiese podido volver a ver pero, detrás de un cristal ya que esa marca no era algo que digamos económica o fácil de conseguir.
Pero estaba equivocada, lo tengo conmigo junto a las pulseras. Pensando tonterías mientras miro que el tiempo avanza, que no se detiene y que no tengo las malditas cosas claras. Que estoy gastando mi tiempo en vez de pensar en algo definitivo.

La carta fue lo único que necesitaba para darme cuenta de todo, para darme cuenta que estaba más que equivocada.

-Listo ¿Nos vamos?- me preguntaron ambos entrando a la cocina, yo seguía en el mismo lugar desde que Jorge había salido.

-Sí, está bien.- les sonreí y bajé del banco alto acomodándolo.

Quería sentirme cómoda hoy, no quería vestir con tacones y cortos vestidos si iba a estar todo menos cómoda. Se supone que es mi día y debía disfrutarlo así que vestía unos jeans negros con un corte en la rodilla junto a unos converse blancos y un suéter del mismo color con un pequeño estampado, que dejaba ver un poco de mi abdomen. Abdomen nada trabajado claro.

Salimos del departamento y nos dirigimos a un restaurante del cual ellos hablaban mucho, decían que posiblemente es el mejor al que han ido en sus vidas. Que la comida es cara, pero verdaderamente valía la pena. El lugar tenía pinta de restaurante de la clase alta, muy alta. Pero afortunadamente existía ahí un lugar que se miraba más mi estilo, menos lugar caro. Una pequeño balcón con lindas flores y plantas fue a dónde nos llevaron, el clima era bueno para disfrutar de una agradable comida de cumpleaños.
Pedí y comí lo que ellos me habían sugerido. Pasta Capreste, Bistec a la plancha con glaseado de moras y chile, y de postre helado de tiramisú.
He de admitir que todas estas cosas nunca las había probado, que la combinación que solían ponerle a las carnes me parecía ridícula e incluso asquerosa pero ahora puedo decir que me equivoqué, ese platillo fue de lo más rico que he probado, al igual que el postre.