CAPITULO 8 DE REGRESO

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Lorena, esperó... le dieron las ocho la hora en que le dijeron en la compañía que tendría que haber regresado Gustavo, pero no.

Pasaron de las ocho, le dieron las nueve, las diez, a esa hora supuso que no se encontraría nadie en la oficina, asi que marcó al teléfono particular de quien se identificó la primera vez que se comunicó como  Miguel, su asistente.

Se sorprendió cuando Miguel le informó que aún se encontraba en la oficina, su voz se escuchaba cansada y preocupada, aunque le aseguró que no pasaba nada, Gustavo solo se había retrasado un poco.

A las once estaba francamente preocupada, había estado marcando al celular de Gustavo y éste la mandaba directo al buzón, él jamás la había dejado plantada y sobre todo aunque a última hora hubiese decidido no tomarse esa taza de café con ella, ya debería haber llegado a su departamento y éste lucía a oscuras, nerviosa decidió volver a marcarle a Miguel, aún cuando fuera imprudente

Se sorprendió cuando al primer timbrido del teléfono Miguel contestó ansioso.

_Lamento desilusionarte. -dijo ella. _ por lo visto esperabas que fuera alguien más, ¿sucede algo?-preguntó ante el silencio de él. _Si algo pasa, dímelo por favor. -suplicó.

El pareció dudar pero por fin lo dijo.

_Estamos preocupados. Desde esta mañana El ingeniero y otros cuatro hombres salieron a una reunión, para mediodía deberían de haber regresado y no hay noticias de ellos, ninguno de sus teléfonos responde, la verdad me temo que algo les haya sucedido.

_Deberían ir a buscarlos al lugar a donde fueron. -dijo con inocencia.

De momento no supo que contestar, no podía decirle a donde ni  con quien se habían reunido.

_Vamos a esperar un poco más. -dijo por fin.

_Por favor si sabe algo avíseme de inmediato no importa la hora.

_Claro, lo haré. -aseguró él y colgó.


*****
Eran las cuatro de la madrugada. Gustavo estaba cansado, soñoliento y tenso, ya le parecía que nunca los dejarían salir de aquél lugar con vida, pero gracias a Dios por fin estaba a unos pasos de su departamento, los demás que lo acompañaron iban también rumbo a sus casas en esos momentos.

Al llegar a su oficina que se encontraba en un terreno adjunto a la obra en construcción se había sorprendido al encontrar a Miguel  aún en el lugar, se veía cansado, angustiado y su mirada enrojecida por la falta de sueño, pero cuando los vio llegar su rostro cambió, no lo podía creer, habían regresado y venían todos, era un milagro.

Con efusividad abrazó a su jefe, desde hacía varias horas que había perdido toda esperanza, los demás se habían marchado conscientes de que no los verían más, salvo en un ataúd, eso si es que regresaban, así eran las cosas por esos lugares y la gente vivía acostumbrada a ello.

Gustavo agradeció a Miguel su lealtad y el haberlos esperado y le pidió llevar a los demás a sus casas concediéndoles el día lunes libre a todos incluido él, necesitaban reponer fuerzas y sobretodo reponerse del susto.

Cuando llegó, alcanzó a distinguir luz en la casa de Lorena, seguramente  había olvidado apagarla al estar esperándolo , Miguel le había contado que había estado preguntando por él, le debía una disculpa, en la mañana se la daría.

Iba a subir a su departamento, pero decidió entrar a apagar la luz de ella, se lo debía, además sabía que podía entrar a la casa sin problema, ella le tenía esa confianza y nunca ponía llave a la puerta que daba al patio interior.

Al entrar se sorprendió con lo que vio.

Lorena se había quedado dormida sobre la mesa con sus dos tazas de café al lado, esperando por él.

Con ternura se acercó, la tomó con delicadeza entre sus brazos sin importar lo polvoriento que estaba por el largo viaje, ella abrió los ojos, lo miró soñolienta, rodeó su cuello pasando sus manos alrededor de él y se volvió a quedar dormida, pero ahora con una sonrisa en sus labios. El la depositó con cuidado en la cama, la cubrió con las sabanas, apagó la luz y se marchó

*****
Eran las seis y media cuando Lorena se despertó sobresaltada, por un momento se sintió confundida y angustiada por lo sucedido la noche anterior y la desaparición de Gustavo, pero poco a poco empezó a recordar, sabía que había regresado porque aún llevaba grabada la imagen de un rostro cansado y polvoriento y unos brazos fuertes que rodeaban su cuerpo adormilado mientras la conducía hacia su recámara.

Con rapidez se levantó y se vistió con su traje deportivo aunque supuso que Gustavo estaría tan cansado que no la acompañaría a hacer su rutina, aun así miró por la ventana y observó que había luz en su departamento, sin pensarlo se dirigió hacia allá.

*****
Gustavo se levantó después de dormir casi dos horas solamente, aun así sintió que había descansado y las energías volvían a él, sobre todo ahora que ya no pendía sobre él y sobre el complejo turístico la amenaza de ser saboteado, se sentía más relajado y más tranquilo, aunque sabía que esto solo era a corto plazo pues aún tenía que pensar cómo enfrentar a esa gente y deshacer el trato que había hecho con ellos, por lo pronto aprovecharía ese respiro, primero para buscar a Lorena y disculparse con ella y segundo para moverse y buscar soluciones a su problema.

_ ¡Hola! ¿Puedo pasar?

Gustavo observó como la cabeza de Lorena asomaba a través de la puerta.

_ ¡Hola! -le sonrió acercándose y dándole un beso en la mejilla. _estaba a punto de bajar a buscarte. -dijo sin dejar de mirarla apreciando ese lindo rostro que tanto había extrañado todos esos días.

_Te debo una disculpa. -dijo tomándola de la mano y ofreciéndole un banco frente a la barra. _ ¿te tomas un café conmigo?

Ella asintió. Él se movió por la cocina y sirvió dos cafés sentándose luego enfrente de ella.

_No tienes que disculparte. -sonrió ella, lo importante es que estas aquí y estas bien. -lo miró con detenimiento. Se veía más delgado y unas tenues ojeras asomaban a su rostro, aun así se veía imponente y atractivo.

_De todas formas lamento haberte preocupado, tuvimos un inconveniente que retrasó nuestro regreso. -dijo sin querer dar más explicaciones, no podía confesarle que había hecho tratos con el crimen organizado, al menos no por el momento.

_Y tú, ¿cómo te sientes? -la miró con intensidad. _hubiera deseado estar contigo ayer pero me fue imposible.

_Estoy mucho mejor. -dijo con sinceridad y enternecida porque a pesar de sus propios problemas él seguía al pendiente de ella.

_Me gustaría que pasáramos este día juntos -dijo mirándola a los ojos. _pero aún tengo que ir a la oficina un rato, ¿por qué no vienes conmigo? -propuso esperanzado. _luego iremos a algún lado.

Ella se quedó pensando, la oferta era tentadora, después de todo era domingo y no tenía nada que hacer.

_Bien. -aceptó y miró como la sonrisa de él se amplió.

ESPERANDO POR TI. No. 2️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora