CAPITULO 6 TRATANDO CON EL ENEMIGO

14K 1.2K 16
                                    

El ambiente estaba tenso. Las negociaciones no llevaban a ningún lado.

Desde el inicio las cosas no habían ido bien, cuando llegó al lugar de la obra todos estaban nerviosos, después, durante el trayecto las cosas no mejoraron, Gustavo sabía que eran vigilados aunque no se veía a nadie por el camino, sin embargo en dos puntos antes de llegar a su destino fueron interceptados por hombres fuertemente armados, en ambos casos fueron bajados de las dos unidades que llevaban y revisados exaustivamente, así como a los vehículos, lo mismo sucedió en la entrada al lugar de su destino, en donde se levantaba una especie de campamento, ahí ademas de ser revisados, se les recogieron sus carteras incluyendo los documentos que portaban en ellas así como sus celulares, una vez hecho esto los dejaron pasar, en el lagar cuatro hombres que se encontraban sentados alrededor de una mesa se pusieron de pié, Gustavo miró a su alrededor, a simple vista calculaba la presencia de unos cincuenta hombres armados que merodeaban por todo el lugar, aunque él sabía que había mas.

Después de las presentaciones, les indicaron que se sentaran y les ofrecieron algo de beber, ninguno se atrevió a rechazar la bebida aún arriesgandose a que ésta estuviese alterada, ya que sería una gran ofensa para sus anfitriones, que incluso podrían pagar hasta con la muerte.

Ahí se enteró de que el hombre que parecía tener mayor autoridad entre ellos se llamaba Rigoberto Salas, ya había escuchado hablar de él en el pueblo y sabía que era uno de los jefes del crimen organizado que competía por el poder en esa region con otros mas, los mas poderosos eran él, Aureliano Montero y Santiago Morán, aunque había varios mas pero no tan importantes ni con tanto poder, sin embargo se decía que el mas cruel y sanguinario de todos era Rigoberto Salas y todo mundo le temía en gran manera.

Rigoberto tomó la palabra.

_Bien. -dijo mirando a los presentes con mirada hosca y deteniendose en Gustavo, _veo que es usted un hombre valiente, pocos se atreven a desafiarme y usted lo ha hecho y aún ha tenido la osadía de acudir y adentrarse a mi territorio, aún cuando haya sido invitado por mi.

Gustavo permaneció en silencio, sabía que una actitud o una palabra equivocada podría significar el fin para él y los que con él estaban, que eran cuatro, dos ingenieros muy cercanos a él y dos de sus trabajadores que conocían el lugar y a la gente con la que ahora se enfrentaban, los observó a los cuatro, los ingenieros se veían pálidos pero firmes y los otros dos estaban aterrados, ellos sabian con que clase de gente estaban tratando, los ingenieros no, sus rostros estaban demacrados y no podían controlar el temblor de sus manos y no era para menos, Gustavo no se dió cuenta en que momento se habían apostado dos hombres armados al lado de cada uno de ellos y sus armas apuntaban muy cerca de sus cabezas.

_Como dije. -continuó el hombre hablando, _tiene usted muchos pantalones, pero permitame decirle que aquí eso no le sirve de nada, si a mi me da la gana ninguno de ustedes sale vivo de aquí. -sonrió con desdén, luego hizo un ademán a uno de los hombres que estaba atras de él, inmediatamente después Gustavo sintió su arma pegada a su cabeza y escuchó cuando el seguro fué quitado, sus compañeros se removieron nerviosos en sus lugares, pero él permaneció en su sitio sin mostrar ningúna emoción, en realidad no le temía a la muerte, lo único que lamentaba era haber metido a los demás en eso y no haber tenido el tiempo suficiente para demostrarle a Lorena cuanto la amaba y cuán especial era para él y sobre todo no poder cumplir su promesa de tomarse un café con ella esa tarde.

La voz molesta de su anfitrión lo sacó de sus pensamientos.

_Veo que es usted de los hombres que no le temen a la muerte. -lo miró con arrogancia. _pero supongo que si le importaría la de sus amigos. A un ademán de él, otro hombre encañonó al ingeniero que estaba a su lado, quitando también el seguro de su arma.

Gustavo miró como se disponía a jalar del gatillo.

_Digame que es lo que quiere. -se apresuró a decir.

_Lo quiero todo. -sonrió complacido, sabía que todos tenían un precio aunque éste no fuese en dinero o en bienes. _Aquí mando yo. -dijo con orgullo. _y si me da la gana puedo deshacer todo lo que ustedes han hecho en ese lugar y si quiero puedo arrebatarselos y qudarme con él, pero quiero hacer las cosas bien, no quiero que la gente me vea como el malo. Ustedes lo van a terminar y cuando esté listo, yo voy a tomar el control, así que usted ingenierito. - posó su pesada mano sobre su hombro, presionando con fuerza. _va a regresar, va a hacer su trabajo y luego me va a entregar todo, de lo contrario va a perder mucho mas que eso, se lo juro. - lo miró con arrogancia.

Gustavo estaba furioso, en ese momento no podía hacer ni decir nada, su vida y la de los demás dependía de ello, pero si quería salir de ahí tenía que aceptar, luego vería de que manera salía de esto, después de todo estaba acostumbrado a este tipo de asuntos, en el pasado había tratado con ellos en otras partes del país y en diferentes lugares del mundo donde no faltaba que alguien se levantara en contra de sus proyectos unos por ambición , otros por intereses personales o políticos pero hasta ahorita de todos había salido bien librado, así que su única opción era aceptar y luego salir de ello.

_En este momento no tengo otra opción y usted lo sabe. -dijo por fin. _usted tiene el poder, pero no me subestime, yo también tengo poder -le sostuvo la mirada. Por un momento observó como ese hombre que se veía tan seguro de si mismo dudó y cierto temor apareció en sus ojos, aunque se recompuso de inmediato, pero eso le hizo saber a Gustavo que era vulnerable y que sería cuestión de buscar la forma de poder vencerlo.
_así que voy a regresar -continuó hablando con firmeza. _y voy a continuar haciendo mi trabajo y no quiero que ni usted, ni sus amigos. -señalò a los hombres en la mesa, _ni sus hombres. - miró a su alrededor. _se metan conmigo ni con nadie que trabaje para la obra y cuando ésta termine usted me dirá de que forma vamos a proseguir.

Todos se quedaron atónitos al oir la forma en que este hombre le había hablado al poderoso y arrogante Rigoberto Salas, nadie daba un centavo por la vida de él y de los que con él estaban.

Después de un incómodo silencio, se acercó a Gustavo.

_Nos vamos a enteder. -sonrió ante la sorpresa de todos y con un ademán los hombres y las armas desaparecieron de detras de ellos ante el alivio de Gustavo. _nos vamos a entender. -repitió de nuevo ofreciendole su mano.

Gustavo estaba asquedo de tener que cerrar el trato y estrechar su mano como si fueran grandes amigos cuando.lo único que sentía era desprecio por él.

_Brindemos dijeron los presentes ofreciendoles mas vino, ellos aceptaron aunque lo único que deseaban era salir lo mas rápido posible de ahí.

ESPERANDO POR TI. No. 2️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora