CAPÍTULO 15 EMBOSCADA

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Esa tarde Lorena esperaba ansiosa la llegada de Gustavo, había ofrecido sus servicios de abogado a Elizabeth, que tenía una disputa con su ex esposo porque éste y su familia no le permitían ver a su pequeño hijo de tres años, y estaba preocupada porque hacer eso no era cualquier cosa y meterse con esa gente era muy peligroso, se decían tantas cosas de Santiago Morán, desde que era uno de los más peligrosos jefes del crimen organizado, hasta que era una especie de héroe que ayudaba a la gente en problemas, lo cierto era que a su amiga Elizabeth le había hecho mucho daño, prácticamente le había arruinado la vida, la había echado de su casa y le había quitado a su hijo y ahora Gustavo se encontraba en medio de esa disputa y ella estaba angustiada por ambos, un hombre que había mandado golpear y matar a su esposa era digno de temerse y ellos dos se enfrentarían a él cara a cara esa tarde.

*****
Lorena suspiró aliviada cuando escuchó la camioneta de Gustavo detenerse frente a su casa.

_ ¿Cómo les fue? -interrogó con ansiedad nada más verlo entrar.

_ ¿lograron verlo? ¿Hablaron con él?
¿Les entregó al niño? - interrogó ansiosa.

_Todo salió bien. - sonrió tranquilizándola. _Elizabeth tiene a su hijo.

_Estaba tan preocupada. - dejó escapar el aire retenido. _tardaron tanto. - se lamentó.

_Siento que te hayas preocupado. - la miro casi con diversión, de no ser porque habían estado en verdadero peligro, verla así le hubiera causado eso... Diversión, pero ella no había estado tan equivocada al preocuparse.

_Ese hombre es un demonio. - prosiguió ella. _temía que le hiciese daño.

_No creo que lo hubiera hecho. _la miro con curiosidad, nunca la había escuchado hablar mal de nadie. _Para mí, que él la sigue amando.

_ ¿Estás loco? -exclamó sin poder creerlo. _supongo que no sabes lo que ese hombre le hizo a mi amiga.

_Lo sé, recuerda que soy su abogado, pero también se lo que vi y créeme él todavía la ama.

_Has perdido la razón, un hombre que hace lo que él hizo, es un demente y no tiene corazón.

_Un hombre que odia a su esposa al grado que ustedes dicen la hubiera matado ahí mismo, junto con todos los que estabamos con ella, créeme, solo un gesto o un movimiento de parte de él y no estaríamos aquí, ni siquiera la ley lo habría podido contener, créeme estamos vivos porque a él no le dio la gana acabar con nosotros y ese pequeño está con su madre porque él quiso, estoy seguro de que aún la ama.

_puedes decir lo que quieras pero no estoy de acuerdo contigo, tenías que haber visto a Elizabeth hace un año y medio atrás.

_No la vi, pero vi lo que sucedió hace unas horas y ese no era un hombre buscando venganza, ni viendo a quien lastimar , era un hombre luchando por no causar más daño, era un hombre dejándose quitar algo que le pertenecía y que lo dejó ir por el bien de ella, era un hombre despojándose de su caparazón de hombre fuerte y rudo y se lo entregó a ella, delante de su gente, cuando todos esperaban una actitud diferente de parte de él, y en lugar de imponerse, nos dejó ir a pesar de que llevábamos a su bebé.

Las imágenes volvieron a su mente.

El lugar era hermoso, parecía sacado de un cuento o de una postal, no así la gente que los recibió.

Santiago estaba parado delante de ellos, con un rostro adusto y una mirada fría, pero él, que podía ver más allá de eso, pudo notar la tristeza que había en ellos.

Gustavo miró más atrás de donde él se encontraba y observó que estaban rodeados de hombres armados, no se veian a simple vista pero para alguien observador como él, no pasó desapercibido, otro en su lugar estaría muerto de miedo, sabía lo que se decía a cerca de él, pero él no le temía, al menos al verlo se daba cuenta de que aunque en realidad era peligroso y aunque por fuera era un hombre imponente por dentro estaba destrozado, lo veía en sus ojos en sus ademanes en las miradas furtivas que le dirigía a Elizabeth. Todo su ser gritaba que odiaba a esa mujer y que la amaba al mismo tiempo y si ella daba el primer paso él se doblegaría a ella sin condiciones, pero eso no sucedería y Santiago permaneció firme, como si nada lo perturbara, pero con una tremenda lucha en su interior.

Recordó cómo ese hombre tragándose su orgullo los dejó ir como si nada, ante la mirada atónita de su familia y de sus hombres, que esperaban otro tipo de reacción de parte de él.

No se lo dijo a Lorena pero ese día conoció a un hombre, a un verdadero hombre por el cual sintió respeto, aunque de él se hablaran cientos de cosas malas, lo que él había visto no concordaba con esos comentarios.

*****
Gustavo tomó la ruta de siempre para correr, generalmente pasaba por Lorena y se iban juntos, pero hoy se le había hecho tarde a ella y le pidió que empezara él, luego lo alcanzaría.

Iba ensimismado en sus pensamientos cuando sintió a alguien trotando a su lado. Sin detenerse volvió su mirada esperando encontrarse con Lorena pero no era ella, en su lugar un hombre que obviamente no iba vestido para correr o hacer ejercicio le indicó que no se detuviera y que no volteara. Gustavo iba a protestar pero sintió el arma del sujeto hundirse en su costado.

_Si no quieres un disparo en tu cuerpo te aconsejo que sigas. - le advirtió.

Gustavo obedeció no sin antes observar discretamente a su alrededor. No se veía a nadie más, ni siquiera a sus escoltas, no podía ser posible pensó, no ahora, siempre había sido una constante lucha con su jefe de seguridad, quien aseguraba que debería estar vigilado las veinticuatro horas y él insistía en que había ocasiones y lugares en donde no era necesario y justamente el día anterior se habían enfrascado en una discusión al respecto, como consecuencia hoy su equipo de seguridad se había retirado para darle el espacio que el pedía. Por si fuera poco a lo lejos y en sentido contrario venia Lorena a unirse a su recorrido. Tenía que pensar algo, no sabía quién era ese tipo, ni que propósitos tenia, así que no pensaba exponerla, cuando se acercaron ella intento hablarle pero él la ignoro pasando de largo, no podía mostrarle a ese hombre que la conocía y mucho menos lo importante que ella era para él, así que con dolor de su corazón la dejo pasar sin mirarla siquiera.

*****
Lorena se quedó atónita, Gustavo ni siquiera la había mirado, la ignoró por completo y ese hombre que iba con el... Se veía extraño trotando a su lado con esa ropa, supuso que era conocido de él, que se habían encontrado y el decidió acompañarlo, pero cuando Gustavo pasó a su lado ignorándola y fingiendo no reconocerla supo que algo andaba mal.

Detuvo su marcha y decidió volver sobre sus pasos. Ellos ya le llevaban mucha ventaja a lo lejos observó cómo más adelante un grupo de hombres les salían al encuentro, Gustavo no tuvo oportunidad uno de ellos lo golpeó con algo en la cabeza y ella alcanzó a ver como se desvanecía, luego con rapidez lo subían a una camioneta y se marchaban del lugar.

Ella se quedó estática, no alcanzaba a reaccionar. De pronto se dio cuenta de que no podía perder tiempo tenía que ayudarlo pero ¿quién? ¿Cómo?, su mente voló hacia Miguel el asistente de Gustavo. Sin perder tiempo marcó su número.

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ESPERANDO POR TI. No. 2️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora