Capítulo 31 POR FAVOR QUÉDATE

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Gustavo despertó. Había permanecido toda la noche en una incómoda silla al lado de la cama de Lorena, afuera aún estaba oscuro, Lorena se quejaba y se removía entre las sábanas, así había sido durante toda la noche, las pesadillas no la dejaban en paz. El solo podía acariciar su cabeza y susurrarle que todo estaba bien.

De pronto se incorporó abriendo sus expresivos ojos, estaba asustada y desorientada, luego lo miró a él y se hecho a sus brazos.

_estas aquí. _susurró entre sollozos.

El la abrazó, no podía hacer más, hubiera preferido que ella no tuviera que pasar por eso pero no estaba en sus manos.

_No te vayas. Por favor. - suplicó temblorosa.

_No lo haré. - apretó su abrazo. _te lo prometo. _ahora descansa. - intentó recostarla de nuevo, pero ella se resistió no quería soltarlo, no quería arriesgarse a que la dejara de nuevo.

_Estaré contigo. - aseguró. - necesitas recuperarte.

_No lo haré. - negó con las lágrimas deslizándose por su rostro. _nunca lo haré.

Estas palabras rompieron el corazón de Gustavo, la entendía, había sido secuestrada, había estado a punto de ser asesinada y había tenido que ver como moría su esposo al cual amaba y le acababa de dar una oportunidad. Ahora su vida y su corazón también se hallaban rotos y él probablemente sería incapaz de reparar o llenar el vacío que Gonzalo había dejado.

Aun así permaneció a su lado abrazándola, dándole el poco calor que él podía darle.

Permanecieron así, hasta que ella cansada poco a poco se fue quedando dormida de nuevo.


*****
El funeral de Gonzalo se llevó a cabo en el pueblo a través de una sencilla ceremonia y aunque ella ya no era legalmente su esposa, los padres de él y sus hermanos le habían dado ese lugar, ellos siempre la habían visto como su única esposa y como tal la habían tratado siempre, todos estaban destrozados y aún así trataban de darle ánimo a ella.

Gustavo observaba desde lejos dándole su espacio, pero estando a su lado cuando ella lo necesitaba.

Los hombres de Santiago habían entregado el cuerpo de Gonzalo en un ataúd sellado, de modo que Lorena no había tenido oportunidad de verlo por una última vez.

A pesar de todo ella estaba siendo muy valiente y estaba llevando toda esta situación con mucha entereza.

La familia de él vivía en la ciudad y cuando se marcharon, reiteraron su apoyo a Lorena, incluso vieron con buenos ojos la presencia de Gustavo a su lado, todos eran conscientes de la vida que le había dado Gonzalo y creían que merecía ser feliz, sobre todo ahora que él ya no estaba.


*****
_No puedo entender cómo fue que sucedió todo esto. - dijo Lorena. Con lágrimas en los ojos.

Estaban en el aeropuerto observando como partía la familia de Gonzalo.

Gustavo estaba junto a ella, sus amigas se habían quedado en el pueblo para darle privacidad, sabían que ella lo necesitaba más a él que a ellas.

_ ¿Cómo puedes estar bien en un momento y al siguiente tu vida puede estar patas arriba? No lo entiendo. - volvió a repetir.

Gustavo la acercó hacia sí y la abrazó.

Ella anhelaba tanto esos brazos, la confortaban, la animaban y le daban esperanza, sin embargo no sabía por cuanto tiempo lo tendría a su alcance, sabía que estaba con ella por la situación, por apoyarla, después de todo habían llevado una hermosa amistad, pero una vez que pasara el revuelo y las cosas se tranquilizaran, ¿qué sucedería? ¿El volvería a marcharse?

Ella había perdido su oportunidad, ya no podía decirle que lo amaba, porque pensaría que lo hacía solo porque Gonzalo ya no estaba, el nunca sabría que aquella noche lo había estado esperando para decirle que había tomado su decisión y que lo había escogido a él, pero él nunca llegó y sacando sus conclusiones se dio cuenta de que había estado ahí esa noche y la había visto con Gonzalo, así que no podía decir nada, no podía defender lo indefendible.

_Linda. - la condujo hacia el vehículo para regresar. Necesitamos volver, tienes que descansar, los días que vienen van a ser difíciles. Hay asuntos que atender, cuestiones que tratar, tenemos los papeles de tu divorcio, que te dejó con sus abogados y el testamento, es pronto, pero son cosas que se tienen que resolver y tú debes de estar bien para ello.

Era cierto. Gonzalo por fin había firmado el divorcio y había dejado un testamento, como si supera lo que iba a suceder.

_ ¿Podrás acompañarme y asesorarme en todos esos trámites? - suplicó con la mirada. Él no tenía idea de cuanto lo necesitaba.

_Por supuesto. - la miró con ternura. _estaré contigo, no lo dudes. Pasó el cinturón de seguridad por su pecho y lo abrocho, pero no se alejó de ella, la tenía tan cerca y la veía tan vulnerable que no resistió y sin meditarlo tomó sus labios, despacio, con ternura con temor de asustarla y alejarla.

Ella respondió de igual forma, era tan dulce, tan considerado, no deseaba separarse nunca.

_Por favor. Quédate. - suplicó. _te necesito.

_No me iré. - reiteró él.

_No me refiero a ahorita. - lo miró a los ojos. _quiero decir siempre... A mi lado... No soportaría que me dejaras. - agacho la cabeza avergonzada.

Estaba suplicando, no lo podía creer. ¿Hasta dónde podía llegar?, pero lo amaba y no podía permitir que él no lo supiera, si el la rechazaba o la dejaba después de algún tiempo de estar juntos, al menos lo había intentado, ya una vez había fracasado, una vez más quizás podría soportarlo, aunque sabía que en ésta la caída sería más estrepitosa y más dolorosa, porque de Gonzalo había recibido muchos sinsabores, sin embargo de Gustavo... El solo le había dado lo mejor de sí, le había enseñado el lado hermoso de la vida, la había hecho reír, la había hecho soñar, la había hecho volver a vivir.

_No te dejaré a menos que tú me eches. - sonrió dándole ánimo. Estaré a tu lado el tiempo que tú me lo permitas. - acarició su rostro y la besó de nuevo. _Te amo. - susurró en su oído. <<más de lo que te puedas imaginar>> pensó para sí.

ESPERANDO POR TI. No. 2️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora