_Gonzalo. -exclamó sofocada.
_ ¿De dónde vienes? -la miró molesto. _ ¿con quién pasaste la noche?
_Estaba con Mariana. -trató de soltarse de su agarre.
_te estuve esperando. -dijo con reproche. _toda la maldita noche.
_No quería estar a solas contigo. -admitió.
_ ¿Me tienes miedo? -la miró con suficiencia.
_Simplemente no quería estar contigo. -se defendió.
_Antes te gustaba. Acercó su rostro al de ella, es más, me esperabas con ansia.
Ella se movió tratando de apartarse pero él la aprisionó con más fuerza.
_No te voy a dejar. -dijo en su oído. _te necesito y sé que tú a mí también.
Las lágrimas amenazaron con salir de sus ojos, él tenía razón, si seguía adelante ella no sería capaz de resistirse y él lo sabía, la conocía demasiado bien.
_Por favor. -suplicó ella cuando él se apartó de sus labios después de besarla.
El la sentía estremecerse bajo sus brazos, se sentía tan bien junto a ella, quería aprovechar el momento y tenerla pero algo en él hizo que se detuviera, no tenía derecho a lastimarla una vez más, en unas horas se marcharía de ahí, él sabía que si insistía un poco más la tendría rendida a sus pies pero no podía ofrecerle más, se iría y la dejaría de nuevo, mientras el continuaría con su vida y ella se quedaría de nuevo sola viviendo de sus recuerdos.
Por fin la soltó.
_En unas horas me marcho. -dijo.
_prométeme que vas a estar bien._ella lo miró con melancolía, lo amaba, lo deseaba pero no quería más de lo mismo, si se entregaba a él, lo único que pasaría era que su soledad se haría más intensa luego de que él se fuera y no estaba segura de soportarlo una vez más.
_Tu también cuídate fue lo único que atinó a decir y lo miró marcharse.
Afuera se detuvo por un momento, le partía el corazón dejarla pero ella no era para traerla con él en el mundo en el que se desenvolvía y él no podía dejar esa vida, estaba acostumbrado a andar de aquí para allá, en medio del peligro, antes se había calmado un poco cuando compró esa empresa de construcción, cuyo prestigio le permitió licitar para la construcción del complejo turístico y había ganado un lugar en éste, ahora no tenía tanta libertad como antes, pero seguía siendo libre a su manera.
Por última vez volvió su rostro hacia la casa y logró ver a Lorena a través de la ventana, seguía en el mismo lugar en que él la dejara, sus manos tapaban su rostro, estaba llorando y una punzada de dolor cruzó su corazón.
Se volvió con rapidez para alejarse, no quería verla llorando.
En eso se encontró de frente con Gustavo, ambos se miraron. Gustavo le sostuvo la mirada, no le tenía miedo, de hecho deseaba que él lo provocara para poder darle su merecido, conocía su reputación, sabía que siempre andaba armado y que sus hombres no deberían estar lejos de ahí, sabía que aunque casi nunca había mostrado esa faceta de su carácter con Lorena, era un hombre muy violento e implacable con sus enemigos, eran pocos los que se habían atrevido a enfrentarlo y algunos ya no vivían para contarlo, aun así Gustavo no bajó su mirada, ni se amedrentó cuando pasó a su lado, sin embargo no se detuvo ante la puerta de Lorena sino que siguió de largo rumbo a su departamento, si bien no le temía, no quería provocarlo y que fuera a desquitarse con ella.
*****
Lorena trataba de ahogar sus sollozos, no quería darle el gusto a él, de pronto escuchó la puerta del patio interior abrirse y por un momento pensó que él había regresado, pero no... No era él... era Gustavo que la miraba
con ternura.... sintió como se acercaba a ella y la abrazaba._Vas a estar bien. -susurró en su oído. Lo vas a superar, te lo prometo. -intensificó su abrazo.
Ella se acomodó en sus brazos y desahogó toda su frustración, rodeada por él, sentía que por una vez en la vida no tenía que enfrentar eso sola y como dijo él, lo superaría.
*****
Los meses se sucedieron con rapidez, Lorena parecía más relajada, su rostro se veía más feliz y su aspecto... su aspecto era otro, esos kilos de más que tanto la habían mortificado, habían desaparecido, ahora lucía estupendamente bien, sin duda eso se lo debía a Gustavo que nunca se había rendido con ella y la había apoyado cada día.Esa tarde se celebraba una de las fiestas del pueblo, había desfile y carros alegóricos, música y mucha algarabía, al final del día todo concluiría con un baile en medio de la plaza del pueblo.
Todos estaban expectantes, en esta ocasión había más gente de la acostumbrada debido a las obras del complejo turístico, había muchas caras nuevas y el ambiente festivo se respiraba en el aire.*****
Lorena y Mariana se hallaban sentadas en una mesa observando el ir y venir de la gente, se complacían viendo a las parejas bailando en el centro de la plaza, Mariana había bailado ya algunas canciones, mientras que Lorena solo se dedicaba a observar, estaba nerviosa, esa tarde se había enterado de que Gonzalo había regresado y era muy probable que anduviera por ahí, eso explicaba por qué nadie se atrevía a sacarla a bailar, aunque ella lo agradecía porque de todas formas no lo haría con nadie. Rara vez había bailado con alguien que no fuera su esposo._Debes de estar aburrida. -se acercó Mariana que venía de bailar. _si quieres nos vamos a casa.
_Un rato más -dijo ella buscando con la mirada entre la gente, quizás Gustavo ni siquiera asistiría, probablemente no hubiera regresado aún de su viaje, pero no perdía la esperanza. Además le parecía extraña la actitud de Mariana pues no era la primera ocasión en que intentaba que abandonaran la fiesta, sobre todo cuando se notaba que se estaba divirtiendo.
_Por mí no hay problema. -insistió, ya disfruté suficiente. -miró hacia los lados.
Lorena observó cómo se tensaba e intentaba bloquearle la mirada, pero su esfuerzo fue inútil.
Fue inevitable que ella lo viera, seguía siendo tan carismático y tan atractivo, sin duda el sueño de cualquier mujer, sin embargo con dolor vió que no estaba solo, una mujer joven y muy hermosa se pegaba a él como lapa y él sin inmutarse parecía disfrutarlo.
Ella lo miró reír por algo que ella decía a su oído, cuando se volvió y se encontró con su mirada.
De inmediato su sonrisa se borró. Lorena pensó que se acercaría a ella pero no sucedió así, después de un leve momento de confusión por parte de él se volvió a su acompañante y susurrando algo a su oído la sonrisa volvió a su rostro, no sin antes volver a mirarla a ella.
Las lágrimas pugnaban por salir de sus ojos, pero intentó controlarse, no le daría el gusto de verla llorar por él.
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ESPERANDO POR TI. No. 2️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA.
RomanceLorena se había casado totalmente enamorada hacía ya varios años y a estas alturas cansada de las infidelidades de su guapísimo marido por fin se había armado de valor y había interpuesto la demanda de divorcio. Hacía mas de un año que lo había hec...