CAPÍTULO 9 MARAVILLOSO DIA

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El día fue agotador pero lo habían disfrutado a lo máximo.

Después de hacer su caminata y su rutina cada quien se había tomado un tiempo para ducharse y cambiarse de ropa, luego Gustavo pasó por ella y partieron rumbo a la obra en construcción, después de permanecer aproximadamente media hora Gustavo la sorprendió, haciéndola subir al helicóptero de la compañía y emprendiendo el vuelo.

Cuando aterrizaron en el aeropuerto de la ciudad, un elegante auto los esperaba, inmediatamente después fueron conducidos hacia un lujoso restaurante.

Lorena se alegró por haber escogido un atuendo sencillo pero formal y aunque no estaba a la altura del establecimiento no se sintió tan fuera de lugar.

Además Gustavo en ningún momento permitió que ella se sintiera incómoda, siempre estuvo atento a cualquier necesidad y con su charla no le dio tiempo de pensar en sus deficiencias para desenvolverse en ese ambiente de sofisticación, además, aprendía rápido y tenía un buen maestro con bastante paciencia.

Durante la comida Gustavo hubiera deseado preguntarle acerca de su encuentro con su esposo, pero se contuvo, por fin la veía feliz y relajada y eso podía alterarla de nuevo.

Lorena se sentía a gusto, por un momento pensó que no podía estar mejor que en este momento, Gustavo era una muy agradable compañía, estaba atento a cualquier necesidad que pudiera tener, era alegre y divertido y sobre todo ella tenía la exclusividad de su atención, no pudo evitar compararlo con Gonzalo, había visto como las mujeres no le quitaban la vista de encima a Gustavo y otras simplemente se le insinuaban, sin embargo él solo tenía ojos para ella, sin embargo si el que hubiera estado a su lado hubiese sido Gonzalo ya les hubiera sonreído o guiñado un ojo, o pasado una nota a alguna de ellas con su número de teléfono, con tristeza recordó el motivo de su separación definitiva de él y que perduraba hasta la fecha.

Cuando remodelaban el departamento en el cual vivía Gustavo, habían estado en la capital del país y mientras escogían los muebles y accesorios para equiparlo la encargada y su esposo se dedicaron a coquetear a sus espaldas, intercambiando números , etc. claro que esos detalles los supo mucho tiempo después, ya que en esos momentos ella solo tenía ojos para él y tomada de su brazo se sentía la mujer más afortunada del mundo, nunca se imaginó que esa mujer sería la próxima madre de otro de los hijos de él, así como ella tampoco se imaginaría que al poco tiempo de dar a luz correría la misma suerte que todas las demás, criando sola a su hijo, aunque si con una muy buena pensión para el niño y una casa para que ambos vivieran.

_ ¿Te sientes bien? -la voz preocupada de Gustavo la sacó de sus recuerdos.

_Perdón... si.... estoy bien... - lo miró con cara de confusión.

_De pronto te quedaste muy callada. -la miró inquisitivo.

_Perdón, estaba recordando...

_ ¿Pesabas en él? -su sonrisa se apagó.

Ella hubiera querido negarlo pero no podía, no era buena mintiendo.

_La verdad si, discúlpame por favor. Se sintió avergonzada.

Él hubiera querido decirle que no había problema, que todo estaba bien, pero no... no lo estaba, de pronto se sintió cansado y frustrado, apenas parecía que avanzaba un paso con ella y de repente retrocedía diez, pero no quería darse por vencido... por él, pero sobre todo por ella, ella le importaba de verdad y aunque lo de ellos no llegara a prosperar más allá de una buena amistad, estaba decidido a rescatarla de las garras de ese hombre que parecía tenerla atenazada y no le permitía ni siquiera respirar, tenía que enseñarle que podía ser libre y ayudarle a conseguir esa libertad, porque esa relación como se había dado cuenta era extremadamente nociva, adictiva y quizás hasta mortal.

*****

Después de haber pasado un maravilloso día al lado de Gustavo Lorena abrió la puerta de su casa y lo primero que llamó su atención fue una solitaria rosa roja sobre un sobre en la mesita del recibidor.

El corazón de Lorena dio un vuelco, Gonzalo había estado ahí, nadie más podría haber entrado en su ausencia, después de todo la casa seguía siendo de él y tenía las llaves, a pesar de que siempre había dicho que la casa era de ella.
Instintivamente abrió el cajón del mueble e introdujo de prisa la rosa y el sobre cuando sintió la presencia de Gustavo a unos pasos de ella.

Se volvió y con alivio observó a Gustavo parecía no haberse dado cuenta de lo que había ocultado, aunque ahora se preguntaba el porqué de su reacción, ellos no eran nada, una simple amistad los unía, además el sabía que ella aunque separada seguía casada con su esposo y sobre todo sabía que aún lo amaba, entonces, no tenía motivo para sentirse como se sentía.

Gustavo le sonrió al acercarse a ella, se veía pálida y exaltada, había alcanzado a ver la rosa y el sobre que ella ocultó en el cajón, pero fingió no haberlo hecho, estaba seguro de que eso era lo que la tenía alterada y no quería prescindir de su compañía aún, había sido un día especial a su lado y su parte egoísta no deseaba que terminara todavía.

_Te preparo un café. -ofreció ella.

El aceptó y la acompañó hasta la cocina. Mientras ella lo preparaba, sus pensamientos volaban hacia esa flor y esa carta, se preguntaba que tenía ese hombre en la cabeza, hacía unas noches atrás había hecho sufrir a esta maravillosa chica, la había seducido y luego la había humillado con la presencia de su amante, y ahora intentaba acercarse de nuevo. Él estaba furioso, deseaba romperle la cara a ese cretino, pero no tenía derecho, ¿con qué pretexto lo haría?, además a la única que dañaría sería a ella ya que aún lo amaba y probablemente él saldría perdiendo porque ella no querría saber nada del hombre que se atrevía a dañar al hombre de su vida.

_ ¿Sucede algo? -se acercó ella llevando las dos tazas de café. _te quedaste muy callado.

_Solo pensaba. -la miró a los ojos. _la otra noche que te encontré llorando, él estuvo aquí ¿verdad?

Ella bajó la mirada.

_Si. -asintió.

_Si él te pidiera que regresaras lo harías. -interrogó deseando no escuchar su respuesta.

Ella lo miró con desconcierto, unas semanas atrás hubiera contestado que sí sin siquiera pensarlo, pero ahora se sorprendió a si misma al dudar, ahora no estaba segura de su respuesta. Él había sido el amor de su vida, el único que había conocido y lo había amado con todo su corazón , pensando que lo que él le ofrecía era todo a lo que podía aspirar y que fuera de él, no había nadie, pero en estas semanas estaba descubriendo un nuevo aspecto de la vida, un nuevo aspecto de sí misma y sobre todo un nuevo aspecto de lo que alguien más podía darle y provocar en ella.

_No podría contestarte esa pregunta -dijo por fin.

_Entiendo. Desvió la mirada de ella, al menos no había dicho que sí.

El volvió a observarla detenidamente, era una mujer maravillosa, sus ojos, su sonrisa, sus labios toda ella emanaba una energía, una luz que hacía que todo a su alrededor brillara.

Anhelaba poder tenerla solo para sí, deseaba que ella solo tuviera ojos para él, que dependiera de él como dependía de su esposo, que sus ojos se iluminaran al verlo como se iluminaban con solo hablar de ese hombre.

ESPERANDO POR TI. No. 2️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora