CAPITULO 14 ELLA LO ES TODO

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El arma de Gustavo se sintió dura y fría sobre su pecho, justo en su corazón, el sonido del seguro al ser quitado retumbó en su cabeza.

De inmediato su actitud cambió, su tono de voz se suavizó y su mirada furiosa dejó paso a la sorpresa primero y luego a la incertidumbre, pero no dejó de apuntar su arma.

_No entiendo que pretendes con esto -escupió las palabras, estás arriesgando tu vida por nada.

_Te equivocas, no es por nada y ese es tu problema que siempre la has visto a ella como nada, cuando lo es todo, es la mujer más maravillosa que he conocido en mi vida y estaría dispuesto a dar la vida con tal de hacerla feliz, tu pareces no darte cuenta de cuanto la lastimas con lo que haces. -siguió. _y créeme si yo supiera que contigo estaría bien, que sería feliz y que tendría paz, con gusto me haría a un lado pero la realidad no es esa, así que si quieres dispara, ni tú, ni yo fallaríamos, lo único que me consuela es que quitaría una alimaña de su camino, seguro que sería mejor para ella quedar viuda que seguir soportando las humillaciones públicas que le haces.

Gonzalo palideció, este hombre sabía dónde darle. Lo más fácil para él hubiera sido jalar del gatillo, pero él tenía razón, ambos morirían porque Gustavo no se quedaría con las manos cruzadas, al final de cuentas ese ingenierillo había resultado ser una gran sorpresa, era valiente, tenía agallas y no temía a la muerte, no en cualquiera encontraría esas cualidades... y quería quitarle a su esposa. -volvió en sí.

Gustavo observó como el sudor perlaba la frente da Gonzalo, aunque se había ido calmando de a poco, aun así su arma aún estaba pegada a su cabeza con el seguro quitado y el dedo de él apoyado en el gatillo. Un movimiento en falso y sería hombre muerto, aunque antes de que eso sucediera existían otras posibilidades, había observado a su equipo de seguridad moverse, estaban en lugares estratégicos, antes de que Gonzalo pudiera disparar sin duda sería abatido por alguna de las armas que ya le apuntaban o bien él mismo podía disparar antes de que Gonzalo lo hiciera, sin embargo aún podía esperar, tenía la ventaja de saber leer a la gente y poder anticiparse a sus reacciones.

Gonzalo se sintió frustrado, estaba cansado, mareado y las fuerzas parecían quererle fallar, de pronto decidió que esa disputa quedaría para más tarde, ninguno estaba en condiciones de ganar en ese momento, así que le perdonaría la vida y se las cobraría en otra ocasión.

Por fin bajó su arma y Gustavo hizo lo mismo.

_No creas que has ganado. -lo amenazó. -esa mujer es mía y tú no te vas a meter, ella me ama a mí y jamás será de otro, eso te lo puedo asegurar. Ella me ama. -repitió dando media vuelta y marchándose del lugar.

Gustavo se quedó en su lugar, apenas se daba cuenta de lo cerca que había estado de morir y todo por una mujer, una mujer que bien valía la pena. -pensó.

_ ¿Estás bien? -se acercó su jefe de seguridad, mientras los demás hombres esperaban instrucciones apartados de ellos.

_Si gracias. -lo miró agradecido.

Luego de que sus hombres se hubieron marchado él se dejó caer en el sofá, estaba exhausto, se llevó las manos a su cabeza y las pasó por entre su pelo, las palabras de Gonzalo aún retumbaban en su cabeza, y por desgracia tenía razón, Lorena lo amaba a él y quizás nunca entregaría su corazón a nadie más, lo que lo dejaba a él a la deriva, con un corazón lleno de amor que no tenía donde depositar, se había enamorado perdidamente de ella, al grado de no importarle dar su vida por ella, o enfrentarse a quien fuera con tal de defenderla y mantenerla a salvo, su único problema era que no podía salvarla de si misma, no podía meterse a su corazón y obligarla a mirar hacia otro lado.

*****
Después de esa noche Gonzalo volvió a desaparecer, para alivio de todos, Gustavo había observado a la gente de su empresa trabajando en el complejo turístico, pero él no se había presentado por ahí.

Lorena estaba más tranquila aunque seguía un poco asustada, sabía que tarde o temprano tendría que enfrentarse a él, lo había desafiado, lo había hecho quedar mal y no había dado la cara para aclarar las cosas, sabía que regresaría.

*****
Era fin de semana Gustavo había llevado a Lorena con él a la ciudad.

Después de acompañarlo a sus oficinas centrales desde donde manejaba algunos de sus negocios, Lorena lo esperaba en recepción a que él terminara de dar unas instrucciones de último momento.

Desde su posición podía mirarlo sin reserva, de pronto se sintió tan insignificante al lado de él, se había dado cuenta de la magnitud de sus negocios, él no era un hombre cualquiera, era alguien importante, y muy importante, incluso a nivel mundial, se preguntó que hacía metido en aquél pueblo que no ofrecía nada más que sobresaltos y peligros, él podía tener todo lo que quisiera, disfrutar de todos los lujos y placeres y sin embargo había escogido habitar en su departamento que sí, era hermoso y cómodo pero no al nivel en el que él estaba acostumbrado y podía tener a la mujer que quisiera, sin embargo estaba con ella llevándola del brazo por todo el edificio, invitándola a comer y paseándola en su helicóptero privado, ¿en qué pensaba ese hombre?, ¿que buscaba en ella? Y sobre todo ¿que esperaba de ella?

Desde que lo conocía siempre se había portado como todo un caballero, jamás se había propasado con ella ni le había hecho propuestas indecorosas, ¿por qué entonces buscaba su compañía?, no quería formarse ideas locas, y no quería ni pensar que sucedería si él llegara a declarársele, pero eso era algo impensable, después de ver el tipo de gente con la que él se relacionaba, y el tipo de mujeres que lo rodeaban era como un mal chiste pensar siquiera en esa posibilidad.

Lo miró acercarse, se veía tan atractivo, tan elegante, tan seguro de sí mismo, también miró como las mujeres lo observaban y se le insinuaban a su paso, todas sin excepción babeaban por él, pero con placer se dio cuenta de que él solo la miraba a ella.

Se acercó y le tendió la mano invitándola a seguirlo.

_Vamos. -dijo con amabilidad.

Ella tomó su mano y lo siguió, no sin antes ver de reojo como algunas mujeres ponían cara de decepción y otras de franco enojo.

ESPERANDO POR TI. No. 2️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora