CAPITULO 13 ENFRENTAMIENTO

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Ella lo miró asustada. El brazo le dolía pero él no aflojaba su agarre.

_Será mejor que la sueltes se escuchó la voz fuerte y varonil de Gustavo. -enfrentándose a él. _ella no está haciendo nada malo, simplemente me concedió un baile. -trató de parecer calmado cuando en realidad quería darle su merecido

_Será mejor que te largues de aquí. -se volvió furioso contra él, este es un asunto entre ella y yo

_Ella viene conmigo. -la atrajo hacia sí haciendo que él la soltara.

_Ni tú ni nadie me va a decir que hacer. -se le dejó ir encima pero sin tocarlo, su cara casi pegada a la de Gustavo estaba roja de coraje.

Gustavo no se inmutó. Le sostuvo la mirada.

_Ella viene conmigo y se va conmigo. -lo enfrentó con calma.

Lorena aterrada observó cómo sus músculos se tensaban, las venas parecía que iban a explotarle, sus manos cerradas en un puño se movieron peligrosamente hacia donde ella sabía traía su pistola, aturdida levantó la vista y miró a su alrededor, inmediatamente reconoció a varios de los hombres de él con sus manos listas sobre sus armas, lo que ella no vió fue como atrás de esos hombres ya estaban otros igualmente preparados para contenerlos si era necesario.

_Por favor. -trató de llamar la atención de ambos. _me marcho...sola. -alcanzó a dar unos pasos, antes de sentir que alguien la detenía por el brazo.

_Yo te acompaño. -miró a Gustavo moverse hacia donde ella se dirigía .

_¿No escuchaste que ella no va a ningún lado contigo. -se interpuso de nuevo Gonzalo. Es mi mujer, no puedes meterte con ella.

_El hecho de que venga conmigo no implica que me meta con ella, lo enfrentó cara a cara. _y se perfectamente que aún es tu esposa y ella te respeta lo que tú también deberías hacer y no venir a pasearle a tus amantes por enfrente, si de verdad la amaras no la humillarías delante de todo el pueblo. -dijo tomando a Lorena del brazo y pasando por enfrente de un Gonzalo atónito, que no atinó a pronunciar palabra, Gustavo había dado justo donde más dolía, le había dicho lo que nunca jamás nadie se había atrevido, ni aún su familia que amaban a Lorena y la consideraban como la legítima esposa de él aunque ya no vivieran juntos.

Furioso soltó un par de maldiciones y salió hecho un demonio sin reparar en su acompañante que se quedaba desconcertada en medio de ese mar de gente que no se había perdido ni un detalle de lo ocurrido, la mayoría alegrándose porque por fin alguien se había atrevido a hacerle frente y poner un alto al abuso que hacía de su esposa, aunque ahora habría que esperar que ese ingeniero no fuera a pagar con su propia vida ese acto de valentía que había tenido.

*****
Lorena aún estaba temblorosa, no podía creer lo que había pasado y se sentía angustiada, sabía que Gonzalo estaría furioso y trataría de vengarse de Gustavo por hacerlo quedar mal ante todo el pueblo y no sabía cuál sería su reacción para con ella, seguramente también buscaría castigarla por haberse marchado con Gustavo y no con él, después de todo tenía razón legalmente seguía siendo su esposa.

Era pasada la media noche y estaba aterrada, Gustavo y Mariana habían acordado que esa noche no se quedara en su casa, Mariana le ofreció la suya que compartía con su amiga Elizabeth, y ella había aceptado, pero le sería imposible dormir.

*****
Gustavo estaba en su departamento, era imposible dormir, después de llevarse a Lorena de la fiesta, la había llevado directamente a la casa de Mariana ya que ella los había seguido cuando se marcharon, había permanecido más de una hora ahí con ellas y Elizabeth tratando de calmarla, cuando por fin la vió más tranquila regresó a su departamento, y aunque ella estaba más calmada él no, aún sentía la adrenalina al máximo, todo mundo pensaba que no sabía con quien se metía y sentían lástima por él, pero claro que sabía contra quien estaba luchando y sabía lo que se le venía encima y aun así no se atemorizaba, gran parte de su vida había sobrevivido luchando contra gente indeseable, que veían en él una amenaza que atentaba en contra de sus intereses, entre ellos toda clase de malandros, asesinos a sueldo, gente del crimen organizado, gente poderosa, tanto de su país como del extranjero, incluso en el medio oriente se había enfrentado  con terroristas y hasta ahora jamás se había dado por vencido, no en vano traía un excelente equipo se seguridad, tan eficiente como discreto, tanto que nadie se daba cuenta de que había gente guardando constantemente sus espaldas, salvo en casos especiales en que por órdenes de él se replegaban y lo dejaban solo como en su incursión al corazón de la sierra, a donde tuvo que acudir sin ellos.

Era de madrugada y estaba a punto de irse a la cama para descansar un poco aunque sabía que no lograría dormir, cuando escuchó golpes y gritos en la calle.

Era Gonzalo golpeando la puerta de Lorena y gritando, iba a dejarlo, pero se dio cuenta de que si no actuaba era capaz de romper la puerta y además al no encontrarla iría de todas formas a enfrentarlo a él, así que se apresuró a ir a abrir la puerta de la casa de Lorena.

*****
_ ¡Abre ya! Maldita sea. -gritaba Gonzalo furioso. _sé que estás ahí, abre la maldita puerta o la voy a tirar. -seguía dando golpes a ésta.

Estaba seguro de que ella estaba adentro, estaba furioso y más que nada consigo mismo por haber permitido que ella se fuera con él, lo había desafiado y eso lo tenía al borde de la locura, pero esa noche le demostraría quien mandaba ahí y sobre todo le demostraría que ella aún lo seguía amando y que ningún ingenierillo sería capaz de darle lo que él le daba.

Al no obtener respuesta golpeó con más fuerza.

Estaba a punto de destrozar la puerta cuando esta se abrió, pero en lugar de encontrarse con la mujer que amaba se encontró cara a cara con el hombre que más odiaba en su vida.

_ ¿Qué haces aquí? -gritó furioso imaginando que acababa de estar con ella en su habitación.

_Sé que buscas a Lorena pero no está aquí. -dijo con relativa calma.

_Mientes. -se abalanzó contra él tratando de golpearlo, pero fallando en el intento ya que estaba algo ebrio.

_Mira por ti mismo. -lo instó. _ella no se quedó aquí.

_Y tu ¿con qué derecho estas aquí? -lo encaró lleno de furia, dijiste que no te acuestas con ella. -le reclamó.

_Bajé desde mi departamento solo para evitarle a ella el disgusto de encontrar su puerta destrozada cuando regrese. -lo miró con furia contenida.

_Pues ya que estas aquí te advierto que no quiero que sigas en ese departamento, así que ve buscando donde vivir porque te quiero lejos de mi esposa o... -dudó.

_ ¿O qué? -lo retó.

_O te mato -lo amenazó.

_No tienes porqué ordenarme que hacer. -lo enfrentó. _voy a seguir en ese departamento y voy a seguir siendo amigo de ella y más aún voy a luchar porque ella me acepte como algo más que su amigo.

_Eso sobre mi cadáver. -sus músculos se tensaron y sus ojos parecían echar chispas. _primero te mato. -sacó su arma y le apuntó a la cabeza.

Todo sucedió tan rápido que Gustavo no alcanzó a reaccionar, sin embargo no se acobardó.

_Bien. -dijo mirándolo a los ojos, si esa es tu forma de resolver tus asuntos, como los cobardes, adelante. -lo instó. _dispara.

_No soy un cobarde. -le sostuvo la mirada amenazante. _solo protejo lo que es mío y si para eso tengo que deshacerme de ti, lo haré. -quitó el seguro a su arma deslizando su dedo sobre el gatillo a punto de jalar de éste.

_Hazlo -dijo Gustavo sin mostrar temor.

Gonzalo observó como una media sonrisa se formó en los labios de Gustavo y luego sintió algo frio en su pecho.

ESPERANDO POR TI. No. 2️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora